Proyecto Castaña, el fiasco del rescate con fondos europeos de una de las zonas más deprimidas de Ourense
La Diputación plantó casi 40.000 árboles para producir 1.500 toneladas de castaña al año. Lo que queda es un rastro de ejemplares muertos y museos y centros de investigación cerrados o a medio gas
José Luis Baltar, el barón del PP que dirigió durante 22 años la Diputación de Ourense que ahora comanda su hijo Manuel, llegó a comparar la castaña que tanto abunda en esta provincia con el petróleo de los jeques. En 2008, empezó a ejecutar un plan para rescatar a través de este fruto la economía de varios municipios del área de Conso-Frieiras, en el sureste ourensano, una de las zonas más despobladas y envejec...
José Luis Baltar, el barón del PP que dirigió durante 22 años la Diputación de Ourense que ahora comanda su hijo Manuel, llegó a comparar la castaña que tanto abunda en esta provincia con el petróleo de los jeques. En 2008, empezó a ejecutar un plan para rescatar a través de este fruto la economía de varios municipios del área de Conso-Frieiras, en el sureste ourensano, una de las zonas más despobladas y envejecidas de España. Lo bautizó como Proyecto Castaña y, con una financiación de 2,5 millones de euros, aportados en un 75% por la Unión Europea a través del programa Interreg, iba a suponer la plantación de 38.000 castaños y 1.200 olivos y la apertura de tres centros de investigación e interpretación. 15 años después, llamando a las puertas de las administraciones implicadas y recorriendo algunas de las tierras que, según la Diputación, iban a producir 1.500 toneladas anuales de castaña, lo que se encuentra es un rastro de parcelas invadidas de maleza, árboles muertos e infraestructuras clausuradas. La Xunta, sin embargo, ha encargado ahora al Gobierno de Baltar otra plantación pública en la misma zona.
A Gudiña es el municipio que concentra más de la mitad de la superficie en la que hace 15 años se plantaron supuestamente los árboles. Cuando un visitante anuncia que quiere ver las plantaciones del Proyecto Castaña, los vecinos recomiendan con guasa que se lleve “una lupa”. En los montes de Tameirón, los remotos terrenos que cedieron los comuneros a la Diputación para erigir cientos de castaños están cubiertos por un manto lila de flor de brezo. Bajo la maleza aún se pueden ver algunos de los ejemplares minúsculos que nunca crecieron, vestigios de aquel plan que iba a reactivar económicamente la zona. Habitantes del lugar culpan del desaguisado a la falta de mantenimiento por parte de la Diputación y a unos trabajos descuidados que no protegieron adecuadamente los castaños. Al pie de una carretera que lleva a otra de las parcelas afectadas en A Gudiña, aún queda un cartel medio borrado que anuncia la inversión de la UE.
La Diputación de Ourense aseguró en su día que gracias al Proyecto Castaña se producirían 1.500 toneladas de castañas al año (6.000 kilos por hectárea de calibre 50/60) y más de 40.000 kilos de seta boletus en la parte de los castaños que fueron microrrizados (es decir, preparados especialmente para ello). Se dio una previsión de facturación anual de entre 3 y 3,5 millones de euros. El Gobierno de Baltar alega ahora que “el proyecto no contemplaba las fases de producción y comercialización posteriores”, ni tampoco el “mantenimiento” de los 38.000 castaños y 1.200 olivos. No aclara cuántos ejemplares siguen vivos. Sin embargo, tanto la Xunta como la página web del Instituto Ourensán de Desenvolvemento Económico (Inorde), el organismo dependiente de la entidad provincial que ejecutó esta iniciativa, siguen dando por hecho que todos esos árboles existen y que son mantenidos aún hoy por la Diputación.
Unos 283.000 euros del Proyecto Castaña se destinaron a crear el Centro de Desarrollo Agroforestal de Riós para gestionar las plantaciones. En su web, la Diputación de Ourense asegura que desde ese edificio se siguen manteniendo las casi 270 hectáreas de castaño y olivo del plan (unas 150 hectáreas en A Gudiña y el resto en Vilardevós, Riós y A Mezquita). La ingeniera agrícola que lo dirige, sin embargo, admite que no es así: “Aquí no tenemos plantaciones, nosotros asesoramos a gente que quiere plantar”. El Gobierno de Baltar también lo reconoce en respuesta a este periódico, pero esgrime que el mantenimiento de las plantaciones correspondía a los particulares que cedieron las parcelas. Fuentes técnicas y vecinales que participaron en el proyecto sostienen que esa función recaía en el organismo provincial.
El Centro de Desarrollo Agroforestal de Riós se iba a convertir en un laboratorio “pionero” que manejaría las plantaciones públicas de castaño y las utilizaría para investigar variedades y plagas. Lo inauguró en 2008 Baltar padre con una fiesta a la que asistió Alberto Núñez Feijóo cuando aún era líder de la oposición. Sobre los resultados de las investigaciones anunciadas, la Diputación de Ourense alega que el informe final “no se conserva actualmente en el archivo” porque, según explica, era responsabilidad de la universidad portuguesa de Tras Os Montes, adonde se enviaban las muestras y datos que recogían los técnicos del centro de Riós.
Dentro del Proyecto Castaña, Baltar también cortó la cinta del Museo del Olivo, al que se destinaron 155.000 euros, y del Centro de Interpretación de la Seta, con una inversión de 125.000 euros. Encontrar hoy el Museo del Olivo no es fácil. Los pocos vecinos que transitan por las calles empedradas del pueblo de Viladervós, que no llega a los 2.000 habitantes, tuercen el gesto con extrañeza cuando se pregunta por él. Finalmente, sonríe la suerte. Una joven que trabaja en el mismo edificio público que lo acoge explica que está cerrado desde hace mucho tiempo y señala el inmueble donde cogen polvo las piezas relacionadas con este árbol que se adquirieron en su día. En la fachada no hay cartel del Museo del Olivo, pero sí de otra infraestructura financiada con fondos europeos Feder: el Centro de Interpretación del Contrabando. “Tampoco funciona”, informan los transeúntes sobre este otro reclamo turístico que el Ayuntamiento abre solo si alguien lo pide.
El alcalde de Vilardevós, el popular Manuel Cardoso, admite que los proyectos que llevó al pueblo el Proyecto Castaña para revitalizarlo fueron un fracaso desde el principio. La Diputación anunció 1.200 olivos para comercializar aceite de “gran calidad”, pero nadie llegó a verlos crecer. “Esa plantación se secó toda y no salió ni un olivo adelante”, explica. El Museo del Olivo, añade, está cerrado desde antes de llegar él a la alcaldía en 2011. “No hay visitantes y no se puede tener a una persona atendiéndolo”, esgrime. En Vilariño de Conso, el Centro de Interpretación de la Seta no tiene horario de apertura, pero desde el Ayuntamiento informan de que se abre si alguien llama para visitarlo.
El PSOE ve un “fraude masivo”
Una quinta parte de los 2,5 millones de euros del presupuesto del Proyecto Castaña se gastó en construir el centro de Riós que está a medio gas, el cerrado museo del olivo y el de la seta, que solo se abre si alguien lo pide. Según un análisis sobre la justificación de gastos que se elevó a Bruselas y al que ha tenido acceso este periódico, al menos más de 40.000 euros se fueron en la organización del bautizado como Rally de la Castaña. Esta carrera de coches que la Diputación de Ourense consideró acorde con el aire agrocientífico que se le dio al plan se llevó, según el análisis de las partidas, el triple de fondos que la compra de castaños y olivos.
El PSOE de Ourense afirma que el Proyecto Castaña “huele a fraude masivo con malversación millonaria de fondos públicos” y señala no solo a la Diputación de Ourense y a la Xunta, sino también a los ayuntamientos que participaron “como cómplices necesarios”. Los socialistas subrayan que se gastaron “más de 300.000 euros en la campaña de promoción y difusión, más de 80.000 euros en combustible, casi 100.000 euros en teléfono” y “más de 220.000 euros en gastos generales para sostener toda esta tramoya”. La formación denuncia que en la documentación enviada a Bruselas para justificar los fondos empleados se envió una foto del supuesto centro de investigación de la castaña de Riós protagonizada “figurantes”, es decir, trabajadores de otras dependencias de la Diputación que fingieron ser “biólogos, químicos u otro personal técnico” disfrazándose “con batas blancas”.
El centro de investigación de Riós, en el que solo trabajan tres técnicos, ha seguido recibiendo inversiones de dinero público en los últimos años. En 2020, la Xunta le inyectó 135.000 euros para “identificar, recuperar y promocionar la riqueza forestal de las provincias de Lugo y Ourense”. Y ahora el Gobierno gallego lo ha elegido para capitanear otra plantación pública de castaño de casi 100 hectáreas en el municipio donde se asienta: el polígono agroforestal de Pousada. La Consellería de Medio Rural, en una orden que se publicó hace justo un año en el Diario Oficial de Galicia, justifica su elección porque el Proyecto Castaña que gestionó hace 15 años tuvo “resultados muy positivos”.
La consellería que dirige el político ourensano José González asegura en esa orden, en contra de lo reconocido por el organismo provincial, que en este edificio se gestionan desde entonces “dos centenares de hectáreas” de castaño. A preguntas de este periódico, Medio Rural tampoco aporta datos sobre qué parte de los 38.000 castaños del Proyecto Castaña siguen vivos y cuál es su producción. Se limita a hacer este apunte: “En la zona sur del polígono agroforestal de Pousada hay algunas parcelas de particulares que se plantaron en el marco del Proyecto Castaña y que se mantienen en producción”.