Especial publicidadIslas Canarias

Un paraíso en el que avistar más de 20 especies de cetáceos

Al igual que los seres humanos, los reyes de los océanos tienen en las Islas Canarias su lugar de reposo y diversión. El magnético interés por contemplar delfines, ballenas y rorcuales debe ir de la mano con su bienestar

Las aguas del archipiélago son el lugar de Europa más visitado para la observación de cetáceos en libertad. Hay numerosos parajes marinos repartidos por las Islas para avistarlos.

La privilegiada ubicación geográfica de las Islas Canarias, cerca de la costa africana y del Trópico de Cáncer, le regala uno de los mejores climas del mundo y una amplia colección de ecosistemas. Sus aguas están pobladas por innumerables especies marinas, entre las que llaman la atención nada menos que 28 especies de cetáceos.

Ballenas, cachalotes, delfines, rorcuales, calderones… El archipiélago es el lugar de Europa más visitado para la observación de cetáceos en libertad, y el único en España en el que poder contemplar calderones tropicales, delfines moteados atlánticos o rorcuales tropicales. Constituye uno de los pocos puntos del planeta donde poder ver, en una sola jornada, hasta nueve especies diferentes. Hay numerosos parajes marinos en el archipiélago para avistar cetáceos: el sur de Gran Canaria, Los Gigantes (Tenerife) o La Restinga (El Hierro) son solo algunos de los más destacados.

El bienestar de los cetáceos, lo más importante

Al reclamo de esa increíble riqueza faunística, variada y numerosa, salir a alta mar para contemplar delfines, ballenas y otros cetáceos es una de las actividades más populares para los turistas que visitan las Islas Canarias. Por ello, también supone un reto disfrutar del grandioso espectáculo de la naturaleza, generando el mínimo impacto posible en sus procesos vitales y, desde luego, en sus ecosistemas.

Ballenas, cachalotes, delfines, rorcuales, calderones… El inventario de especies es extenso.

Para garantizar un turismo responsable y respetuoso con la fauna marina y su ecosistema, una bandera amarilla con el logotipo Barco azul ondea en las embarcaciones que ofrecen el servicio de avistamiento de cetáceos. La bandera certifica que a bordo se cumplen las normativas de protección. Por ejemplo, durante las travesías no está permitido alimentarlos o bañarse con ellos, y la distancia mínima de seguridad debe ser siempre de 60 metros. Pautas de sentido común para respetar la libertad y tranquilidad de los animales marinos.

Las embarcaciones identificadas como ‘Barcos azules’ garantizan un turismo responsable: no alimentar a los cetáceos ni bañarse con ellos, realizar acercamientos lentos o evitar maniobras bruscas son algunas de sus normas

No son las únicas normas de seguridad que cumplen los Barcos azules: realizar acercamientos lentos, no estar más de media hora con los cetáceos, abandonar la ubicación si hay concentración de embarcaciones, o evitar las maniobras bruscas en la navegación son algunas de ellas. Los turistas también tienen su responsabilidad: no deben hacer ruido excesivo ni arrojar objetos al agua y han de seguir todas las pautas marcadas a bordo de un Barco azul.

Pero estas medidas no implican prohibir o coartar. Al contrario: representan una llamada al cuidado y la regulación de la actividad para llegar a un término medio. Como apunta Jiménez, “es muy importante acercarse a ellos, al tratarse de una actividad turística que tiene mucho de concienciación y sensibilización, y resulta muy educativa, en este sentido”.

La imprescindible tarea de los investigadores

Para esa labor es imprescindible la aportación de los investigadores, que colaboran en el diseño de los diferentes planes de actuación para proteger a los cetáceos. Son ellos quienes conocen las poblaciones y sus ubicaciones, sus rutas migratorias, sus comportamientos…

¿Delfines? Incontables. En las Islas existen Zonas de Especial Conservación de la Red Natura 2000, así como diferentes leyes y convenios que protegen a todos estos animales marinos.

Las Islas Canarias representan un laboratorio ideal para la investigación y conservación de estos mamíferos marinos. En el archipiélago hay delimitadas varias Zonas de Especial Conservación (ZEC) de la Red Natura 2000, y diferentes leyes y convenios de carácter autonómico, nacional y europeo protegen a estas especies, que son fácilmente accesibles por su proximidad a la costa. Varias de ellas son raras y muy poco conocidas en otras latitudes. Se trata de compaginar el interés y la fascinación que los cetáceos despiertan entre quienes los visitan, con el respeto a su bienestar y el cuidado del entorno en el que viven. Los prismáticos no les hacen daño, los gritos y maniobras inapropiadas, sí.

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