La peor gota fría en décadas deja al menos 95 víctimas mortales, decenas de desaparecidos y pueblos anegados
Muchas personas han pasado horas pidiendo auxilio desde las redes sociales, atrapadas en sus coches, carreteras, casas y centros de trabajo, durante una noche de pesadilla. Valencia se lleva la peor parte, con 92 fallecidos. Dos mujeres han perdido la vida en localidades de Cuenca y Albacete, donde hay otros cinco desaparecidos, y un hombre, en Málaga
La provincia de Valencia despertó este miércoles tras una noche de pesadilla a la espera de conocer la magnitud definitiva de la devastación provocada por el temporal que se desató el martes, una dana de efectos explosivos que se cuenta ya entre las peores catástrofes naturales registradas en la historia moderna en España. Hay al menos 95 muertos (entre ellos, al menos cuatro niños), decenas de desaparecidos, conductores que pasaron horas aislados, vecinos encaramados en los pisos superiores de sus viviendas, miles de personas que no pudieron volver anoche a sus casas, coches apilados, pueblos anegados y líneas ferroviarias y carreteras cortadas. A última hora de la tarde del miércoles, 115.000 personas seguían sin suministro eléctrico y algo menos de 120.000 estaban aún sin conexión de telecomunicaciones. El Gobierno ha activado un gabinete de crisis en La Moncloa y ha declarado tres días de luto oficial.
La gota fría ha afectado principalmente a la provincia de Valencia pero sus efectos han alcanzado a otras: en Mira (Cuenca) ha fallecido una mujer de 88 años tras el desbordamiento de un río, y en Letur (Albacete) ha sido hallado el cuerpo sin vida de otra mujer y se busca a cinco personas desaparecidas. También ha muerto un hombre de 71 años y nacionalidad británica que había sido rescatado en Alhaurín de la Torre (Málaga), donde las lluvias fueron intensas el martes, que falleció de un infarto mientras era trasladado al hospital. El tráfico ferroviario de alta velocidad entre Madrid y Valencia está cortado, al igual que la circulación por tren entre Valencia y Barcelona, y así permanecerá, al menos, durante todo el día de hoy (en el caso del AVE, hasta el lunes como mínimo). A las 22.00 horas de este miércoles, la guardia civil confirmó la identidad de dos cadáveres hallados por la mañana en Paiporta, los de Lourdes María García, de 34, y su bebé, una niña de tres meses.
Este jueves, la dana seguirá perdiendo intensidad, aunque todavía mantiene bajo aviso amarillo, el mínimo de una escala de tres, a cinco comunidades y a Ceuta. Se trata de Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Extremadura y, de nuevo, Comunidad Valenciana, epicentro del desastre. Se esperan lluvias abundantes, aunque ya no torrenciales, lo que complicará las labores de búsqueda de personas y de reconstrucción de las infraestructuras.
La dana continuará situada al oeste de la Península, por lo que la mayor probabilidad de precipitaciones se concentra en la vertiente atlántica sur y en el área del Estrecho. Tanto el jueves como el viernes, detalla Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), “habrá tormentas de nuevo en el sur de Cataluña, localmente intensas y otra vez lluvias abundantes en Extremadura y Andalucía occidental, pero nada que ver con lo visto el martes en el área mediterránea”. Según las previsiones emitidas por el gabinete de crisis del Gobierno, se espera que “la zona más delicada sea el sur de Tarragona y el norte de Castellón, con tormentas que persistirán estacionarias sobre las mismas zonas y pueden dejar acumulaciones importantes”. Se prevé que “la otra zona activa sea Extremadura y Andalucía occidental, siendo más intensas y acompañadas de tormenta en la provincia de Huelva”.
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, confirmó en la noche del martes la recuperación de varios “cuerpos sin vida”, pero evitó dar un número hasta contactar con los familiares. A primera hora de este miércoles ya eran 13 los fallecidos: cinco en Torrent (un matrimonio, dos niños y un bebé), cuatro en Paiporta (dos hombres, una mujer y un bebé), uno en Chiva (un hombre), uno en Cheste (otro varón), uno en Alfafar (una mujer) y uno en Alcudia (otro hombre). Sobre las nueve de la mañana la cifra había ascendido a 51, y pasado el mediodía las autoridades valencianas la elevaron a 62. Fuentes del Gobierno central confirmaron, minutos antes de las tres de la tarde, que las víctimas mortales en la provincia de Valencia eran ya 70. La mitad de los fallecidos eran vecinos de Paiporta, un municipio de 27.000 habitantes. A media tarde, la cifra subió a 92 y más tarde a 95, pero es un balance provisional porque continúa la búsqueda de innumerables desaparecidos.
Los cadáveres son trasladados a la Ciudad de la Justicia de Valencia, donde se encuentra el Instituto de Medicina Legal, según ha confirmado la Generalitat. El Ministerio de Defensa ha ofrecido morgues portátiles ante el temor de que, una vez se empiece a retirar el barro que anega muchas poblaciones valencianas, se encuentren más cuerpos. Hay 1.116 militares movilizados en la zona para participar en las tareas de rescate, según ha explicado el ministro de Política Territorial, Ángel Victor.
Las lluvias han ido remitiendo en la provincia de Valencia a lo largo del día, dando paso al balance de daños en las comarcas más afectadas: Utiel-Requena, la Hoya de Buñol l’Horta de Valencia y La Ribera. La Generalitat ha habilitado este número de teléfono solo destinado a informar sobre personas no localizadas: 900 365 112.
La gota fría que sufre desde el martes la Comunidad Valenciana es la peor registrada en este siglo XXI, con un impacto mayor que el que tuvo la dana de septiembre de 2019 y comparable a los dos grandes temporales de los años ochenta, que afectaron sobre todo al sur de la región ―el de octubre de 1982, la llamada pantanada de Tous, y el de noviembre de 1987―, según la Aemet. En octubre de 2000 hubo un episodio de lluvias torrenciales que es el que “más volumen de precipitación acumuló en la comunidad”. “Pero fue una gota fría muy prolongada, de varios días, y menos catastrófica que las de 1982, 1987 y 2024″, señala el organismo.
Esta dana de 2024 pasa a engrosar así la lista de grandes catástrofes naturales de la historia de España, que encabezan las riadas del Vallès que se cobraron un millar de vidas en Barcelona en septiembre de 1962, el desbordamiento del río Turia a su paso por Valencia en octubre de 1957 (87 fallecidos) y la tragedia del camping de Biescas (Huesca) en agosto de 1996 (con 87 víctimas mortales).
Desde primera hora de este miércoles han arreciado las críticas en las redes sociales por la supuesta falta de previsión y de advertencia a la ciudadanía sobre la violencia del temporal. Aemet elevó el nivel de aviso de naranja a rojo, el máximo, a las 7.30 del martes en el litoral sur de Valencia, donde se habían acumulado ya 90 litros de agua en apenas una hora. Fue, por tanto, un aviso sobrevenido, por fenómenos meteorológicos ya observados, no en previsión. A las 9.40, Aemet extendió el rojo a toda la provincia, en medio ya de importantes inundaciones. Los avisos rojos estuvieron en vigor hasta las 20.00.
Sin embargo, el servicio autonómico de Emergencias del 112 no envió la primera alerta a la ciudadanía hasta pasadas las 20.00 del martes. Para entonces, miles de personas estaban ya atrapadas en las carreteras, en los centros comerciales o en sus trabajos. Fueron muy numerosos los mensajes en redes sociales pidiendo ayuda para la gente que estaba aislada y que no lograba contactar con el 112, colapsado de llamadas.
Al principio, la dana provocó inundaciones principalmente en el interior de Valencia, en la zona de Utiel, al desbordarse el río Magro, y también en localidades como Chiva, donde en apenas ocho horas se recogieron casi 500 litros por metro cuadrado (lo que suele llover en un año completo en este punto, según Aemet), uno de los registros más altos de las últimas dos décadas.
Toda esa agua caída se desplazó después hacia el litoral sureste durante horas, lo que trasladó los problemas a la comarca de La Ribera Alta y a las poblaciones del sur de Valencia, si bien a la capital apenas le afectó. La pedanía de Pinedo, de unos 2.000 habitantes, fue desalojada, y otras como Castellar, o barrios del sur de Valencia como Forn d’Alcedo y La Torre, sufrieron inundaciones. Unas 115.000 personas seguían a media tarde de este miércoles sin suministro eléctrico en la provincia de Valencia, según datos de Iberdrola. También la tarde de este miércoles, la cifra de personas sin conexión de telecomunicaciones bajaba de las 120.000 según ha asegurado Enrique Blanco, director global de redes y tecnología de Telefónica, aunque habían llegado a ser 150.000.
Los barrancos desbordados, principalmente el del Poyo, que une los crecidos ríos Turia y Júcar, y los puentes arrastrados, como el de Paiporta, dejaron a cientos de trabajadores atrapados en sus fábricas, como en el polígono de Ribarroja. También a muchos conductores atascados durante horas en carreteras como la A-3 o la circunvalación de Valencia, la V-30. Un elevado número de personas tuvieron que refugiarse en lugares altos, desde techos de edificios a camiones, ante el riesgo de ser arrastradas. Lo hicieron a la espera de rescates que en muchos casos tardaron horas en llegar. Según Mazón, no por falta de medios sino por la imposibilidad de actuar. A los bomberos y los agentes de policías locales se unieron efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Ni los cuerpos de seguridad pudieron escapar en algunos casos del agua: en el cuartel de la Guardia Civil de Paiporta llevan desde la noche del martes buscando a dos de sus agentes, desaparecidos cuando se encontraban en el garaje.
La dana ha causado, además, “pérdidas catastróficas de consecuencias incalculables” en el sector agrario, según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA). La organización ha señalado que aún es pronto para evaluar la superficie afectada, pero ha avanzado que miles de hectáreas de cítricos, caquis, hortalizas, viñas y otros cultivos van a perder la cosecha de la presente campaña, informa Efe. En cuanto a la ganadería, la asociación no descarta problemas serios para alimentar y dar de beber a los animales e, incluso, la muerte de ganado, lo que requeriría la retirada inmediata de cadáveres para evitar un riesgo de salud pública.
Tres fallecidos en Cuenca, Albacete y Málaga
El temporal ha golpeado también en Castilla-La Mancha y Andalucía. Una mujer de 88 años que estaba desaparecida desde el martes ha sido encontrada muerta esta mañana en su domicilio de la localidad conquense de Mira, según confirman fuentes del Gobierno de Castilla-La Mancha. Las lluvias intensas caídas durante la noche habían desbordado el río Ojos de Moya, llevándose todo a su paso. Agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) actuaron para rescatar a una treintena de personas atrapadas en sus domicilios y la residencia de mayores de la localidad tuvo que ser desalojada. A última hora de la mañana de este miércoles, fuentes del Gobierno castellanomanchego confirmaron la aparición de otro cadáver, el de una mujer, en Letur (Albacete). En este municipio se sigue buscando a otras cinco personas.
Las lluvias también causaron estragos el martes en las provincias andaluzas de Almería y Málaga, y mantienen hoy en alerta a Sevilla, Cádiz, Huelva y Málaga. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha confirmado a media tarde que un hombre de 71 años, que había sido rescatado tras verse afectado por el temporal y que tenía patologías previas, falleció de un infarto en el traslado al hospital.
La intensa granizada nocturna que cayó sobre El Ejido (Almería) el martes ha provocado pérdidas millonarias en los invernaderos. El temporal causó el desbordamiento del río Guadalhorce a su paso por las poblaciones malagueñas de Álora, Cártama y Pizarra, obligando a evacuar a medio centenar de personas e inundando viviendas y fincas. Las lluvias han provocado también inundaciones en Jerez de la Frontera, donde también se han producido cortes de carreteras, al igual que en la provincia de Sevilla.
Con información de Victoria Torres, Carlos Garfella, Miguel González, Javier F. Magariño, Ramón Muñoz, Eva Saiz, Nacho Sánchez y Jesús A. Cañas.