Choriza May, la inesperada ‘reina’ de España en Inglaterra

Logró ser un reputado diseñador e ilustrador pero su paso por el ‘reality’ Drag Race UK le ha convertido en una estrella global

Choriza May, en una foto cedida por la artista.Haydn Bown (Haydn Brown)

El verano de 2002 no fue uno más para Adrián Martín (Guadassuar, 31 años). “No sé cómo aprobé en sexto [de Primaria] porque ya me hacían la vida imposible”, cuenta a EL PAÍS. Sufrió bullying en el colegio, incluyendo “años en los que nadie me hablaba. Era evidente que era homosexual, pero era un niño. En mi pueblo, más allá del profesor de dibujo, no había nadie más a quien detectara. Pensaba que debíamos ser cuatro personas así en el mundo, que estaba enfermo y que algún día me tendrían que operar”. Aquellas vacaciones, otra familia les dejó su apartamento en Cullera: “Teníamos ...

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El verano de 2002 no fue uno más para Adrián Martín (Guadassuar, 31 años). “No sé cómo aprobé en sexto [de Primaria] porque ya me hacían la vida imposible”, cuenta a EL PAÍS. Sufrió bullying en el colegio, incluyendo “años en los que nadie me hablaba. Era evidente que era homosexual, pero era un niño. En mi pueblo, más allá del profesor de dibujo, no había nadie más a quien detectara. Pensaba que debíamos ser cuatro personas así en el mundo, que estaba enfermo y que algún día me tendrían que operar”. Aquellas vacaciones, otra familia les dejó su apartamento en Cullera: “Teníamos poco dinero, así que todo lo que hacíamos era ir a la playa, recoger conchas y comer. Pasaban los días y yo estaba en silencio, muy pensativo. Me preguntaban, ‘¿qué te pasa?’, hasta que, recuerdo, un día cualquiera, estábamos nadando y lo dije: creo que soy homosexual”. Su madre, cuenta, le respondió que estuviera “tranquilo”, que “no pasaba nada”, pero que era “pronto, que debía pensar en socializar y pasárselo bien. Tenía 11 años”. “Lo peor” del acoso, dice, “estaba por llegar, aunque en aquel momento, nadando, algo cambió. Decidí demostrarle al mundo que yo valía”.

20 años después, Choriza May, su personaje como drag queen, es un icono global. Siendo una de las 12 participantes en la tercera temporada de RuPaul’s Drag Race UK hizo una de las entradas en escena más icónicas de este reality show internacional: “No me odies porque soy preciosa, ódiame porque soy inmigrante”. Superó seis galas, publicadas en la plataforma de pago WOW y reemitidas los domingos en uno de los canales públicos de la BBC. Su sarcástico discurso antibrexit (“en los clubes, ha habido gente que me ha hecho una peineta y se ha ido”) como trabajador inmigrante, y la capacidad para catalizar tópicos españoles, británicos y de su ciudad de adopción, Newcastle, le han aupado como una de las reinas más populares en ese star system del Reino Unido. En Navidad, coprotagonizó un musical en el West End londinense, ha publicado varios singles, tiene una línea de merchandising y si sumamos sus bolos individuales, sus actuaciones junto a su girl band y el tour británico de conciertos Drag Race UK, el primer hueco en su agenda aparece en febrero de 2023.

Martín abandonó una fulgurante carrera como diseñador e ilustrador “el día antes de entrar a grabar el reality. Es triste, pero todavía no me he liberado de esa presión de justificarme desde el esfuerzo”. Llevaba una década encadenando becas y premios internacionales (algunos, nunca ganados por un universitario de intercambio). “Hacía seis años que trabajaba en Newcastle y la comunidad de drags fue lo más estimulante que encontré para socializar. Primero lo disfruté desde el público, pero hace un tiempo me dije, ¿por qué no?, ¿por qué no formar parte de un arte capaz de aglutinar interpretación, moda, diseño, música y humor?”. Todavía en ERTE por la covid-19, avisó a su empresa de que había recibido la llamada de RuPaul para formar parte de su caravana de talentos. “Era el momento, pero no imaginaba cuántos sueños iban a cumplirse en cuestión de meses. Sueños como trabajar junto a Ricardo Cavolo y José Roda, compartir plató con RuPaul o Emma de las Spice Girls, desvirtualizar a Javier Calvo o recibir mensajes de gente a la que admiras tanto como Eduardo Casanova”.

El nombre de Choriza May surgió como parodia de la pronunciación británica de Theresa May “y la idea del xoricet [choricito], que es como se referían las señoras en mi pueblo al pintalabios rojo” . Una nomenclatura que, además, incluye el tópico español del chorizo “y que hace unos años estaba tan de moda con el florecer de nuestra corrupción política”. En su esencia artística, asegura, “está María Abradelo, que era todo lo que yo quería ser cuando era una xiqueta, pero también Rosita Amores, Manuela Trasobares o Carolina Ferre”. Con homenajes como el de Andrea Caracortada en Kika, la estética almodovariana también transpira en sus creaciones, trufadas de expresiones en valenciano y convertidas en una normalidad sonora en la televisión pública británica (“nunca avisé a nadie de la producción. Les decía lo que significaba en español i au”). En el pastiche de referencias se vislumbra un pensamiento más profundo, muy presente desde que ha obtenido un reconocimiento global: “Vivo una reconciliación con mi pueblo, porque no tuve una infancia feliz, sino una infancia con momentos felices. Me arropo en ellos para perdonarme y para perdonar mi relación. Hubo un grupito de amigos que me salvó, pero ahora quiero abrazarlo todo”. Dice que de las docenas de fechas y actuaciones que le depara este año hay una “bloqueada, intocable”: Choriza May será pregonera de Guadassuar en sus fiestas de 2022. Paso a la inesperada reina de España en Inglaterra.

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