Un condenado por un asesinato huye mientras limpiaba en la prisión
El interno aprovechó su trabajo en el exterior del recinto para escapar con la ayuda de un conductor
Antonio Fernández lo había planeado. Las imágenes de vigilancia de la cárcel de Quatre Camins, en La Roca del Vallès (Barcelona), muestran cómo enfila la salida, se acerca a la parada de autobús y se sube a un coche que arranca para llevarle lejos de la prisión. La huida de Fernández, condenado a 14 años de cárcel matar de un disparo a un senegalés en enero de 2012, ha puesto en alerta a los Mossos d’Esquadra, que le buscan en su entorno familiar más cercano.
Fernández había disfrutado en pri...
Antonio Fernández lo había planeado. Las imágenes de vigilancia de la cárcel de Quatre Camins, en La Roca del Vallès (Barcelona), muestran cómo enfila la salida, se acerca a la parada de autobús y se sube a un coche que arranca para llevarle lejos de la prisión. La huida de Fernández, condenado a 14 años de cárcel matar de un disparo a un senegalés en enero de 2012, ha puesto en alerta a los Mossos d’Esquadra, que le buscan en su entorno familiar más cercano.
Fernández había disfrutado en prisión de 15 salidas programadas y de 12 permisos penitenciarios de forma continuada. Siempre había regresado, sin causar problemas, a Quatre Camins. Aunque es un preso en segundo grado, últimamente estaba en el módulo semiabierto de la cárcel, el más externo del centro. La escapada la protagonizó el lunes por la mañana, mientras trabajaba en el exterior del módulo pero dentro del recinto penitenciario. Fernández tenía asignadas las tareas de limpieza y mantenimiento del recinto, según han detallado fuentes del Departamento de Justicia.
La Audiencia de Barcelona condenó a Fernández como autor material del disparo que acabó con la vida de Ibrahima Dieye, de 32 años, en el barrio del Besòs. Su padre fue condenado, también como homicidio, como instigador. El 3 de enero de 2012, Dieye y unos amigos estaban jugando a fútbol en la calle, frente a la vivienda de los Fernández, una familia de etnia gitana. El padre les recriminó que jugaran en ese lugar y les amenazó: “Hijos de puta, negros de mierda, iros a vuestro país”. Poco después, fue a casa a buscar a sus hijos. El mayor, Antonio Fernández, salió con con una pistola. Primero disparó al aire y, después, al torso de Ibrahima, que murió en el acto, según vio probado el jurado popular. En el juicio, el padre intentó atribuirse el crimen para exculpar a su hijo, pero su coartada no prosperó.
El crimen, que según la fiscalía -pero no el tribunal- fue motivado por el racismo, prendió la mecha del conflicto en el barrio del Besòs, en la frontera entre Barcelona y Sant Adrià de Besòs. Colectivos senegaleses se manifestaron en los días posteriores al suceso para expresar su repulsa por el crimen.
Tras su ingreso en prisión, la evolución de Antonio Fernández había sido positiva, lo que le sirvió para ganarse las salidas y permisos. Pero el decreto de estado de alarma y la suspensión de los permisos le dejó -como al resto de presos- sin la posibilidad de salir de vez en cuando de prisión. Fuentes penitenciarias consideran que esa puede ser la razón que haya llevado al interno a tratar de escapar.
Los Mossos d’Esquadra han puesto en marcha un dispositivo para encontrarle después de que un juzgado de Granollers (Barcelona) decretara su búsqueda, captura e ingreso en prisión tras abrir un procedimiento por quebrantamiento de condena.