La violencia sexual en Cataluña: 50% más de denuncias en cuatro años
Los Mossos d’Esquadra crean una nueva unidad central contra las agresiones sexuales
La curva de los delitos sexuales que llegan a las comisarías de los Mossos d’Esquadra crece progresivamente: desde 2015, han aumentado un 50% hasta los 2.498 casos denunciados el año pasado. La policía catalana anunció este jueves la creación de una nueva unidad central de agresiones sexuales. Se destinarán 30 mossos, la dirigirá una sargento y, además de investigadores, contará con perfiladores criminales para conocer el comportamiento de depredadores sexuales y reincidentes, y prevenirlo. El “nuevo modelo” persigue no revictimizar a las mujeres.
Tanto los datos como el anuncio ...
La curva de los delitos sexuales que llegan a las comisarías de los Mossos d’Esquadra crece progresivamente: desde 2015, han aumentado un 50% hasta los 2.498 casos denunciados el año pasado. La policía catalana anunció este jueves la creación de una nueva unidad central de agresiones sexuales. Se destinarán 30 mossos, la dirigirá una sargento y, además de investigadores, contará con perfiladores criminales para conocer el comportamiento de depredadores sexuales y reincidentes, y prevenirlo. El “nuevo modelo” persigue no revictimizar a las mujeres.
Tanto los datos como el anuncio de la nueva unidad de los Mossos se hicieron públicos este jueves en unas jornadas organizadas por el cuerpo policial bajo el título La culpa no es tuya, centradas en los delitos contra la libertad sexual. La comisaria de los Mossos Marta Fernández desglosó los números: 967 agresiones sexuales y 1.531 abusos denunciados en 2019. Lo que arroja una media de 6,8 casos al día en Cataluña. Fernández se refirió a una cifra negra del 80% de casos que se producen, pero que no llegan a ser denunciados. “Que haya un aumento de las denuncias no tiene por qué ser una mala noticia”, apuntó la comisaria de la policía catalana, que señaló algunas posibles causas, como un mayor grado de confianza en las instituciones, los movimientos de “empoderamiento” de las víctimas”, las campañas mediáticas o el mayor apoyo social.
A pesar de eso, la comisaria Fernández explicó que en las encuestas de victimización, que preguntan a una muestra de personas sobre su percepción, recogen un incremento del número de mujeres que dicen haber sido víctimas de violencia sexual. “No lo sabemos”, concluyó Fernández, sobre la duda de si realmente hay más casos de violencia sexual o solo se denuncia más. “No sabemos el volumen realmente oculto en la sociedad”, coincidió Teresa Echevarría, enfermera del Hospital Clínic, que cuenta con una unidad específica de atención a víctimas de agresiones sexuales. Echevarría detalló que solo el 50% de las víctimas asistidas en el centro hospitalario el año pasado expresaron su intención de denunciar ante la policía.
Las cifras de los Mossos también arrojan que el 48% de las agresiones o de los abusos denunciados se cometen en el interior de domicilios o en las zonas comunes de edificios, el 30% en la calle y el 8% en lugares de ocio nocturno. El análisis del agresor revela que el 64% son conocidos de la víctima (pareja, expareja, familiar, amigo...) frente al 31% de desconocidos. Los datos, destacó Fernández, rompen el estereotipo de la violación: de noche, por un desconocido violento y en la calle.
El comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, defendió la celebración de las jornadas formativas, destinadas a los propios policías, como una forma de “visibilización del fenómeno”. E insistió en la importancia del abordaje de la violencia sexual. “Tenemos margen de mejora”, afirmó, y se despidió pidiendo disculpas a las víctimas por las ocasiones en las que no hayan sido capaces “de estar a la altura”.
También este jueves, en otras jornadas, se hizo público un estudio encargado por el Departamento de Justicia que culpa a los Mossos de la reducida tasa de órdenes de protección (54%) concedida a víctimas de violencia machista en Cataluña, según recoge Efe. El motivo es que la valoración de riesgo de los atestados de la policía catalana suele ser “muy baja”.