Una mujer denuncia ante el Arzobispado de Sevilla que su párroco no quiere dar de comulgar a su hijo porque ella es lesbiana y soltera
El cura sostiene que faltó cinco días a la catequesis, aunque ella puede confirmar que fueron tres: “Estoy segura de que buscará otra excusa”, dice la madre
El hijo de Mercedes García tiene ocho años y, como muchos de los niños sevillanos de su edad, quiere hacer la comunión porque cree en Dios y quiere salir en su hermandad en Semana Santa. Todo, aparentemente normal. Mercedes es madre soltera y lesbiana, también algo, aparentemente normal, salvo para el párroco de la Iglesia de San Isidro Labrador. Ella está convencida de que es su estado civil y su orientación sexual lo que ha determinado al cura a hacer repetir a su pequeño el primer curso de catequesis, aunque él haya alegado que no puede pasar al segundo año con el resto de sus compañeros porque faltó cinco días a las clases, pese a que su madre asegura que solo fueron tres y justificados por enfermedad. “No ha parado de poner trabas”, dice. Mercedes ha denunciado lo que considera una clara discriminación tanto ante el Arzobispado de Sevilla como a la Defensoría de la Infancia y del Menor de Andalucía y está esperando a sus respuestas para presentar su caso ante la Fiscalía.
“Él quiere salir en su Hermandad, quiere hacer su comunión y quiere hacerla con sus amigos y yo estoy aquí para lo que haga falta”, sostiene Mercedes, abrumada por tener que verse en esta situación. Una tesitura que, recalca, comenzó en el mismo momento en que acudió a la parroquia para inscribir a su hijo. “El párroco me preguntó que por qué no tenía padre y le expliqué el caso y que tampoco lo había podido bautizar porque entonces estaba casada con una mujer y la Iglesia me lo prohibía. ‘Es normal, porque la Iglesia no acepta a dos padres ni a dos madres”, dice Mercedes que le respondió el cura. “Ahí empezó todo”.
“Consideramos que detrás de esta decisión no existe un motivo pastoral real, sino un trato discriminatorio hacia el menor y su madre, ya que se nos ha hecho sentir en distintas ocasiones que el hecho de que esta sea madre soltera y lesbiana influye negativamente en el juicio del párroco”, se indica en la denuncia remitida al Arzobispado de Sevilla, muy similar a la enviada a la Defensoría. Mercedes explica que le ha trasladado al cura cómo ella ha criado a su hijo en los valores básicos y esenciales de la vida, como el respeto “y él se toma la libertad de decirme que no estoy criando bien a mi hijo”. “Le pregunté si tenía algún prejuicio sobre mí y me respondió: ‘A usted ni la conozco ni quiero conocerla”, afirma. Este diario no ha podido recabar la versión del párroco hasta el momento.
Durante las clases en las que las familias tienen que estar presentes, ella asegura que el cura “tiraba a dar” cada vez que se refería a las familias convencionales, haciendo “insinuaciones claramente referidas a mi situación personal”. Algo que corroboraban el resto de madres. Tres de ellas han firmado como testigos en los escritos que ha remitido al Arzobispado y al Defensor del Menor, corroborando que el niño solo faltó tres veces y no cinco, que es el argumento que da el párroco para obligarle a repetir el primer año de la catequesis. “Eso es lo de menos, de hecho, me he ofrecido a que este año acuda el doble de veces, si es por cuestiones de asistencia, pero estoy segura de que se buscaría otra excusa”, sostiene Mercedes.
Fuentes del Arzobispado confirman a este diario que el vienes llegó el escrito de la madre y que es la Delegación de Catequesis la que debe responder a su solicitud. “El párroco indica que no se ha completado el ciclo de formación y lo que pide es que se complete el ciclo”, señalan esas mismas fuentes.
“Si mi hijo pudiera continuar con el segundo año, yo retiraría todas las denuncias, porque solo quiero que él cumpla con su deseo, pero entiendo que se debe hacer justicia”, indica Mercedes. Ella no quiere provocar problemas, pero no está dispuesta a que se ignore la situación de discriminación y de desigualdad que está afectando a su hijo. “Él quiere hacer la comunión son sus compañeros, no hacerla con ellos sería para él un fracaso”, indica. Tampoco está dispuesta a cambiarse de parroquia, como le ha sugerido el párroco. “Creo que un cura de un barrio obrero y humilde como el de Pino Montano debería ayudar y no poner más trabas”, añade para hacer referencia al origen de esta barriada sevillana, caracterizada por la solidaridad entre sus vecinos para conseguir avances y mejoras en los servicios públicos.
Su hijo empieza la semana que viene la catequesis. Ella va a llevarlo, como otra muestra de su buena voluntad, pero espera que en lugar de repetir el primer año, pueda continuar con el resto de sus amigos. Está a la espera de las respuestas del Arzobispado y de la evolución de su denuncia ante la Defensoría para elevar su caso a la Fiscalía de Menores.