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Todos a una en el PP: Sánchez, camino de prisión

Ábalos inflige un fuerte daño político al PSOE, pero aún sin efectos judiciales. Bárcenas confesó ante un juez e implicó al PP; el ex secretario de Organización socialista conversa con medios sin aludir a su caso

“Solo falta el cuarto”. Esta sentencia refleja la determinación estratégica del PP de atribuir a Pedro Sánchez un destino inexorable: la cárcel. Para los populares, el presidente del Gobierno es “el cuarto” componente de un grupo en el que figuran José Luis Ábalos y Santos Cerdán —estrechos colaboradores del presidente con el máximo poder en el PSOE— y el exasesor Koldo García, procesados por corrupción. Si los tres subordinados han pisado ya la cárcel, Sánchez acabará en prisión, según los vaticinios del PP.

Se busca el máximo descrédito del jefe del Ejecutivo para horadar su imagen p...

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“Solo falta el cuarto”. Esta sentencia refleja la determinación estratégica del PP de atribuir a Pedro Sánchez un destino inexorable: la cárcel. Para los populares, el presidente del Gobierno es “el cuarto” componente de un grupo en el que figuran José Luis Ábalos y Santos Cerdán —estrechos colaboradores del presidente con el máximo poder en el PSOE— y el exasesor Koldo García, procesados por corrupción. Si los tres subordinados han pisado ya la cárcel, Sánchez acabará en prisión, según los vaticinios del PP.

Se busca el máximo descrédito del jefe del Ejecutivo para horadar su imagen personal y política, aunque no esté incurso en ningún procedimiento penal. En el PSOE, la alarma y la preocupación es máxima, aunque no por esta previsión del PP sobre su secretario general. Ábalos ha proporcionado arsenal, en horas de conversaciones con algunos medios, poco antes de ingresar en prisión. En el PSOE no dudan del inmenso daño político que puede producirles. Político, no judicial, precisan. Esta es la tesis aún mayoritaria en dirigentes, cuadros medios y grupos parlamentarios.

Ábalos no se ha dirigido al juez instructor para colaborar con la justicia, como sí hiciera el extesorero del PP Luis Bárcenas, una vez consciente de que iba a recibir penas altas de prisión, recalcan fuentes socialistas. Bárcenas confesó sus actividades delictivas y las de su partido. Ábalos no reconoce haber hecho nada ilegal, y lo que ha difundido hasta ahora, con implicaciones de alcance indeterminado, es ajeno a su causa. No hay colaboración con la justicia sino declaraciones periodísticas. Hay daño político, pero sin implicaciones judiciales. Esta es la impresión tras conversaciones con fuentes socialistas territoriales y de los grupos parlamentarios. Resulta muy difícil encontrar a dirigentes socialistas que apunten a Sánchez como conocedor y, por tanto, consentidor de las prácticas de sus colaboradores investigadas por la justicia.

Tampoco es fácil encontrar a socialistas que den por buena la conclusión del PP de que ha habido financiación ilegal y una caja B en el PSOE. La interpretación más extendida es que los investigados blanquearon su dinero en B con el A del partido, a través de tickets y recibos sobre los que no se hacían comprobaciones. Cualquier dirigente socialista reconoce que lo que pueda parecer extraño o inverosímil fuera de las puertas del partido, no lo es dentro: nadie pide cuentas a los jefes. Si ellos o su equipo ―Koldo García en este caso― presenta una factura para recuperar el dinero adelantado, no se piensa que detrás hay una falsedad. Esta forma de actuar no impide que fuera del ámbito más estrecho del presidente se le reproche la elección de esos colaboradores y no atender, sobre todo en el caso de Ábalos, “los rumores” más allá de los aspectos de su vida personal. Los críticos con Sánchez por confiar en quien no debían, ni se aproximan a acusarle de estar “al frente de una organización mafiosa”, y sentenciar que en su partido ha habido financiación ilegal .

Estas acusaciones las reiteró este domingo el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ante miles de personas ―40.000, según la Delegación del Gobierno, y 80.000 en el recuento de los populares―, en la explanada del madrileño templo de Debod. Las dudas que existieron en sectores del PP en las horas previas a la concentración sobre la conveniencia de su convocatoria, se disiparon al comenzar el acto. El número de asistentes, que acudieron de muchas partes de España, no fue desdeñable, y Feijóo tuvo la ocasión de leer un discurso muy pensado y acorde con el impactante acontecimiento de la entrada en prisión de Ábalos y Koldo García solo tres días antes. El temor a que tras la concentración sobreviniera el decaimiento, puesto que este lunes el presidente del Gobierno seguirá siendo el mismo, no parece haberse producido. Se trataba de canalizar el malestar de votantes del PP y de la derecha en general, y de que Feijóo pudiera lanzar mensajes rotundos a los socios del Ejecutivo para que renieguen de él.

Además de dar por seguro que Pedro Sánchez acabará en la cárcel ―lo dijo Feijóo y lo corearon miles de voces del PP―, el líder del PP se dirigió a todas las fuerzas parlamentarias con distintos recados. A Vox le pidió que no se equivoque de adversario. El líder popular interpeló a los militantes y votantes socialistas sobre sus “tragaderas” y afeó a los primeros por permitir que la “vergüenza” se asiente sobre la historia de su partido. Esas apelaciones de momento ofenden más que mueven a revolverse contra Sánchez, apuntan interlocutores territoriales socialistas. En la dirección federal sí estuvieron muy atentos a las llamadas de Feijóo a Junts y al PNV, con los que utilizó también la expresión de sus “tragaderas” para preguntarse cuánta capacidad tienen para sostener la corrupción.

No pasó inadvertido en fuentes gubernamentales que la posibilidad de una moción de censura no está del todo arrumbada, aunque la exigencia fue de convocatoria de elecciones. Tras enumerar cinco propuestas para “los cien primeros días” de su eventual Gobierno, apuntó que se efectuarían “antes o después de las elecciones, solos o con otros partidos”, en llamada implícita a Junts y el PNV. Una de sus primeras medidas será “barrer todo atisbo de sanchismo de las instituciones”. Es decir, la eliminación de todos los nombramientos del Gobierno actual. Algo habitual en España en cada cambio de ejecutivo del PSOE y del PP.

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