Te necesitamos a tope
La única conclusión de este juicio es que el documento famoso le pudo llegar a gente que no tiene ni mail, gente que lo pudo recibir por cuervo
El cuerpo humano es fascinante. Cuando él cree tener mucha razón, más de la habitual, o enfatiza gravemente un asunto, o se siente agredido y necesita explicar por qué, Álvaro García Ortiz eleva la ceja derecha de manera ostentosa (ostentoso es una palabra en rehabilitación después de los años oscuros a l...
El cuerpo humano es fascinante. Cuando él cree tener mucha razón, más de la habitual, o enfatiza gravemente un asunto, o se siente agredido y necesita explicar por qué, Álvaro García Ortiz eleva la ceja derecha de manera ostentosa (ostentoso es una palabra en rehabilitación después de los años oscuros a los que la condenó el ostentóreo de Jesús Gil). No son cejas simétricas: la derecha tiene su propia personalidad, desde pequeña ha seguido su propio camino. Hay un lenguaje propio en ella curioso de descifrar durante el interrogatorio que a García Ortiz le hacen sus defensores (se negó a responder a las acusaciones por “deslealtad” –esto último se lo susurró la ceja). Al final, en realidad, uno nunca sabe cuál es la ceja que desobedece, si es que una sube por su cuenta o es la otra a la que no le da la gana de subir. En este juicio hay mucho de eso. De aquello que escribió una vez Xacobe Casas: “Los pájaros pensaban que volaban, pero era el cielo, que caía”.
Hay, por cierto, una relación histórica del progresismo con la ceja, si bien la mitad de los que apoyaron a Zapatero en 2004 haciendo la ceja con el dedo, o se han afeitado la ceja o se han amputado el dedo.
Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, declara después de que diesen testimonio los agentes de la UCO. En su informe, la Guardia Civil publicó como indicio de la filtración por parte del fiscal general del Estado una conversación entre la mano derecha del FGE, Diego Villafañe, y la fiscal jefa provincial de Madrid, Pilar Rodríguez. Villafañe, según la UCO, da a entender que hay grandes planes para ella dentro de un supuesto complot en la Fiscalía con premios profesionales a todos los implicados. “Tú cuídate mucho que ya te digo que te vamos a necesitar a tope”, le dice. Ella responde: “Ayyy..., en qué estarás pensando”. Y Villafañe dice: “Todo bueno”. Es la típica conversación que se enseña a un paciente para saber si está obsesionado con el sexo o con el poder. La UCO eligió el poder. La defensa de García Ortiz enseñó, sin embargo, la conversación completa, y es un poco frustrante: “El lunes estuve en otro oftalmólogo. Me dio otro tipo de láser, que penetra más y es más específico para el desprendimiento. Más doloroso. Lo que me alerta es que estuve hace un par de meses en Laservisión y no me vio esos nuevos desgarros”, dice la fiscal. Y Villafañe: “Ostras, no sabía lo de los nuevos desgarros. Ánimo y cuídate mucho que te necesitamos a tope!!!! Un besazo”. “El láser no impide trabajar!”, dice ella. “Jaja. Cómo eres! Tú cuídate mucho que ya te digo que te vamos a necesitar a tope”.
Ojo al número de signos de admiración del “te necesitamos a tope”. Cuenta esos signos una ceja que yo me sé y hay que ir a buscarla en taxi. Es probable que si un compañero de trabajo te dice, después de una engorrosa operación de ojos, que te necesita a tope, pienses en que quiere dar un golpe de Estado. Pero que esa conversación amputada haya servido como indicio de un complot describe paradójicamente otro indicio, éste más pesaroso. Preguntados por qué amputaron el contexto de la charla, los agentes dijeron que lo hicieron para proteger la privacidad de la testigo. Y proteger la reputación de Laservisión un poco también.
Termina este miércoles la toma de declaraciones. El juicio aún no y tampoco lo va a hacer cuando haya sentencia. Los juicios que empiezan con una sentencia clara en la cabeza de cada uno, no acaban nunca, sobre todo si hay afección política. La UCO cree, como Miguel Ángel Rodríguez, que todo lo que pase en la Fiscalía General del Estado está “dominado” por el propio fiscal. Es una tesis generosa y poco sagaz, especialmente cuando se trató de hurtar, por parte de la acusación, de la información de que el correo filtrado también lo tenía la Abogacía del Estado. Eso quiere decir que es probable que la vecina dicharachera del octavo, esa que siempre te habla de la fruta de temporada en el ascensor, tenga el documento del abogado de González Amador desde dos meses antes de que le llegase al fiscal general. Y sin abrir. Por eso la única conclusión de este juicio es que el documento ese le pudo llegar a gente que no tiene ni mail, gente que lo pudo recibir por cuervo. Que se haya encausado al FGE es porque alguien tiene que sentarse ahí, no vamos a sentar a una señora de Ourense a la que hay que poner cara.
García Ortiz acaba su declaración con una frase sonrojante que, oportunamente, endosa a “uno que no conozco y que me la acaba de decir de camino aquí”. “La verdad no se filtra, se defiende”. Parece una frase de Fabio Capello. Igual Capello estaba saliendo de la pastelería Mallorca de la calle Génova hablando por teléfono con Sacchi y el fiscal pensó que se lo estaba diciendo a él. En fin. La verdad claro que se filtra, y continuamente. No se le levantó en ese momento al FGE la ceja quizá porque él mismo no estaba convencido. No se corta uno el pelo en la víspera de la fiesta, ni cambia su discurso de camino al tribunal. A saber si no se la dijo MAR con peluca.