El PP afronta la semana decisiva de la negociación con Vox en Valencia mientras Feijóo les disputa el voto
Los populares pretenden evitar nuevas cesiones a los ultras, preocupados por su ascenso. La dirección se desplaza a Melilla para insistir en el mensaje duro ante la inmigración
Todos los movimientos del PP conducen a Vox. El ascenso de los ultras preocupa en los distintos niveles del partido y condiciona toda la estrategia de los populares, como se pudo comprobar ...
Todos los movimientos del PP conducen a Vox. El ascenso de los ultras preocupa en los distintos niveles del partido y condiciona toda la estrategia de los populares, como se pudo comprobar este fin de semana en Sevilla, donde Alberto Núñez Feijóo clausuró junto a Juan Manuel Moreno Bonilla el 17º congreso del PP andaluz. En su discurso de cierre del cónclave, el líder de la formación insistió en el mensaje del voto útil ante el auge de los ultras. Feijóo exhortó a los votantes de la derecha a que se dejen de “carambolas” y voten al PP si quieren que gobierne el PP. Porque los “desahogos”, dijo en referencia al voto a Vox, no garantizan que la derecha conquiste La Moncloa. Mientras Feijóo dedica sus discursos a frenar a los ultras, en paralelo el PP negocia con ellos para retener el poder en la Comunidad Valenciana. Las conversaciones afrontan una semana decisiva en la que se testará hasta dónde va a apretar la extrema derecha a un PP que pretende evitar que le arranquen nuevas cesiones.
La paradoja es difícil para el PP: por un lado, está obligado a cortar el paso al partido de Santiago Abascal, que sigue en ascenso y le mete un buen mordisco en las encuestas (de un 15,6% de los votos, según el último barómetro de 40dB. para EL PAÍS). Y, por otro, tiene que cortejar a Vox en Valencia para investir a un nuevo president tras la dimisión de Carlos Mazón. El equilibrio es complicado. Este domingo, en Sevilla, en el cónclave interno que daba el pistoletazo a la carrera electoral en al menos tres comunidades del PP, Feijóo trufó su discurso de mensajes sobre Vox. Lo hizo, eso sí, sin citar al partido y evitando los ataques directos que sí lanzaba hace solo unas semanas, para no enfadar a los de Abascal, de quienes depende para conservar el poder en la Comunidad Valenciana. Génova tratará, en paralelo, de frenar su fuga a la extrema derecha retomando el discurso duro ante la inmigración. Este lunes, la dirección en pleno se desplaza a Melilla para celebrar en la ciudad autónoma la reunión del comité, tras el cual Feijóo comparecerá después con el presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Juan José Imbroda.
Feijóo emplazó en Sevilla al partido a activarse ante el ciclo electoral que se abre en varias autonomías populares y remarcó a los votantes de la derecha que lo más seguro es que concentren el voto en el PP. La primera que va a las urnas es Extremadura, con elecciones el 21 de diciembre. Después lo hace Castilla y León, el 15 de marzo; y, por último, Andalucía, en el mes de junio. “No hay que dar un voto por ganado, no hay que dar un voto por perdido; cada voto y cada escaño son decisivos. En conclusión, nada de confiarse. Busquemos la confianza de la gente con el mejor proyecto y lo tenemos”, incidió el líder del PP ante cientos de delegados del PP andaluz. “Y nada de carambolas”, remarcó. “Solo hay un camino para que gobierne el PP y el camino para que gobierne el PP es votar al PP”, subrayó. “No hay otro”.
Con la referencia a las “carambolas” que no sirven, intentó agitar el recurso del voto útil para que la derecha concentre el apoyo en las papeletas del PP. Feijóo siguió lanzando mensajes al electorado conservador que se le está yendo a Vox, y dijo que entiende “que crece el malestar y la gente necesita un desahogo”, en referencia velada a votar a los de Abascal, pero insistió en pedir a los votantes que entiendan que “un desahogo de cinco minutos no sirve para nada”, y, en cambio, “les sirve a ellos [a la izquierda] para quedarse en el mismo sitio”. “El mayor desahogo es ganar y gobernar”, incidió.
En Sevilla, la preocupación por el auge de Vox se colaba en las conversaciones en los pasillos del congreso andaluz. También las consecuencias de la dimisión de Carlos Mazón y el nuevo acuerdo que el PP necesita suscribir con los de Abascal para investir a un sustituto. Esta semana las conversaciones entran en la fase decisiva, porque el 19 de noviembre termina el plazo para registrar el nombre del candidato a la investidura, que todo indica que será el secretario general del PP valenciano, Juan Francisco Pérez Llorca. El PP es optimista sobre las posibilidades de un pacto, según distintas fuentes consultadas. “Saldrá todo bien”, dijo lacónico Feijóo en el congreso andaluz al ser preguntado por las negociaciones con Vox en Valencia.
Los populares interpretan el último movimiento de Vox en esa negociación como una buena señal. El viernes, tras la primera toma de contacto, el partido de Abascal urgió al PP a que defina ya su candidato a president para negociar con él las políticas a las que se comprometerá en la nueva investidura si quiere su apoyo. “Que pongamos el nombre encima de la mesa suena a que quieren investirlo, porque si no habrían empezado planteando condiciones inasumibles para el PP”, analiza un dirigente del PP valenciano al tanto de la estrategia. “Pérez Llorca es un desconocido, no es lo mismo que si quisiéramos situar al frente de la Generalitat a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Así que no es una mala situación para Vox convertir a Pérez Llorca en president. Al contrario, si forzaran elecciones se la jugarían y correrían el riesgo de ser culpados en caso de que la izquierda recuperara la Generalitat”.
El PP cree que es posible un acuerdo con Vox en Valencia, pero en Génova y en las baronías preocupa hasta dónde forzará la extrema derecha las cesiones. La intención de los populares es mantener, a grandes rasgos, el mismo acuerdo que ya firmó Mazón el pasado mayo para aprobar sus últimos Presupuestos con la extrema derecha. Entonces, Mazón tuvo que leer una declaración institucional en la que rechazaba el Pacto Verde Europeo y se comprometía a no acoger a más menores migrantes en la Comunidad Valenciana. En una entrevista este domingo en La Vanguardia, el líder de Vox reclama un compromiso del nuevo candidato en esas dos cuestiones, pero avisa a la vez de que “Vox se plantea superar al PP y al PSOE” en las urnas. Lo que implica que en principio será duro, porque su estrategia no pasa por convertirse en muleta de los populares.
Algunas fuentes de la dirección popular creen que deberían ser capaces de centrar el acuerdo en la reconstrucción de Valencia tras la catástrofe de la dana y no en cuestiones ideológicas. En la cúpula del PP buscan sobre todo que quede claro que su partido “marca el camino”, y no es al revés, con Vox llevando la batuta, aunque de momento son los de Abascal los que han definido el ritmo de la negociación.
La semana que arranca será decisiva para comprobar si el acuerdo valenciano es posible y si Vox pone encima de la mesa condiciones inasumibles para los populares. El contexto del pacto seguirá siendo el de una agitada batalla en la derecha por el auge ultra.