La inmigración rompe los bloques políticos
Cataluña no tendrá la gestión de extranjería por el voto en contra de la derecha y Podemos|Los populares, obligados a definirse en extranjería|Sánchez traza planes sin el apoyo de Puigdemont
La ola de espanto, indignación y solidaridad con los palestinos ante el sufrimiento de los gazatíes recorre el mundo, y en España crece con una magnitud y alcance aún incuantificables. Esta semana se darán en Naciones Unidas nuevos pasos y nuevos reconocimientos del Estado palestino, como ya hiciera el Gobierno de Espa...
La ola de espanto, indignación y solidaridad con los palestinos ante el sufrimiento de los gazatíes recorre el mundo, y en España crece con una magnitud y alcance aún incuantificables. Esta semana se darán en Naciones Unidas nuevos pasos y nuevos reconocimientos del Estado palestino, como ya hiciera el Gobierno de España en mayo de 2024.
La gresca entre izquierda y derecha es ostensible, aunque el horror ante la destrucción de la Franja y el avance hacia Cisjordania cala en votantes de todas las tendencias. Al menos, así lo detectan diversos estudios demoscópicos. Pero ese consenso social sobre la masacre de Israel, sin demasiadas disquisiciones en la calle sobre si es o no jurídicamente un genocidio o un conjunto de crímenes de lesa humanidad, no se da, en cambio, sobre la cuestión de la inmigración.
La semana política parlamentaria quedará marcada por una votación sobre la delegación de transferencias a Cataluña para que esa comunidad dirija y organice la inmigración en su territorio. Si no se equivoca ningún diputado de los que tienen decidido el no, la iniciativa pactada por el Gobierno y Junts resultará rechazada en una votación muy ajustada. PP y Vox se manifestarán en contra, al igual que Podemos, aunque las motivaciones del partido que dirige Ione Belarra —ve racismo en las posiciones del partido de Carles Puigdemont— nada tienen que ver con las que sostienen el partido de derecha y el de ultraderecha.
Junto a ese no delegar en Cataluña la gestión de la inmigración en España bullen posiciones muy de fondo ante el avance de los partidos de ultraderecha en esta comunidad con un fuerte discurso antiinmigración, del que no es ajeno el resto de Europa. El apoyo popular a posiciones de dureza contra la inmigración irregular y el cuestionamiento también, menos relevante todavía, de la regular, va a tomar fuerza en el debate político.
El PP incorpora la inmigración como uno de los asuntos de la máxima relevancia en su agenda desde ahora y hasta las elecciones, según interlocutores de esta fuerza política.
Los estudios demoscópicos en Cataluña indican la subida espectacular de Aliança Catalana (AC) en perjuicio de Junts, y de Vox a costa del PP, al que adelantaría en representación en el Parlament. Y tanto Junts como el PP saben que la fuente que motiva ese mordisco es el discurso antiinmigración.
Junts lo niega, como se escuchará mañana en el Congreso ante el ataque que los de Puigdemont recibirán de Podemos.
Este ataque deja en una posición incómoda a ERC, al PSOE y a Sumar. El argumento que más se escuchará de quienes defienden la transferencia a Cataluña, entre los que están los tres citados, es que, aunque el acuerdo haya sido específicamente con Junts, la medida es de aplicación por y para los catalanes, aun en cooperación con las Fuerzas de Seguridad del Estado. Y, además, quien gobierna ahora mismo Cataluña no es Junts, sino el PSC.
Ni una palabra se escuchó ayer, durante la Festa de la Rosa del PSC en Gavà (Barcelona), de la tormenta que estallará mañana en el Congreso. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, mostraron su complicidad y su estrecha relación, con elogios mutuos.
Ambos saben lo que les espera: ERC no está por la labor de apoyar los Presupuestos de Illa y de Sánchez, y Junts tampoco. Estos últimos seguirán encadenando reproches al presidente por no conseguir el uso del catalán en las instituciones europeas y por no ser capaz de convencer a Podemos de que apruebe la delegación de competencias.
No está en la mano del Gobierno ni una cosa ni la otra. Sánchez no pudo ser más explícito el pasado jueves en su reunión en La Moncloa con el canciller alemán, Friedrich Merz, al que recordó su petición de que el catalán y otras lenguas cooficiales en España sean oficiales en Europa. El político alemán no dejó resquicio alguno a que esa petición pudiera contar con su apoyo.