El PP insiste en endurecer el discurso a pesar de la fuga de votos a Vox: “El centro está muerto”
Los populares caen a su peor resultado desde las elecciones generales de 2023. El trasvase a los ultras alcanza el 16% de sus votantes, según la encuesta de 40dB. para EL PAÍS, y es similar en otros sondeos
Alberto Núñez Feijóo arranca el curso político con una sangría de votos hacia Vox que inquieta en el PP. La fuga alcanza el 16% del electorado de los populares, según la encuesta de 40dB. para EL PAÍS, y es similar en otros sondeos. Son en torno a un millón de votantes que desangran al PP (que cae a su peor resultado (30,7%) desde las elecciones generales de 2023, según el mismo barómetro), mientras disparan a Vox al 17,4%. Esa vía de agua trae problemas a resolver este curso para el líder del PP: si no la detiene, su partido seguirá cayendo y, aunque la suma del bloque de la derecha permitiría desalojar a la izquierda del poder, un Vox tan fuerte tendría la sartén por el mango.
Los populares buscan la tecla para frenar a los ultras insistiendo en elevar la escalada contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde el análisis de que ya no sirve el eterno viaje al centro. “La pregunta es: ¿dónde está el centro?“, reflexiona un dirigente del PP. “Está muerto. Entre todos lo hemos matado”.
No solo en la encuesta de 40dB., también otros sondeos privados y el CIS catapultan a Vox, en una horquilla del 15% al 17%, superando los 52 escaños que lograron en las elecciones de 2019, su techo hasta la fecha.
Feijóo niega estar preocupado y se agarra a la tesis de que la subida de la extrema derecha ya no le perjudica tanto como entonces, porque ahora los ultras crecen, pero el Partido Popular también lo ha hecho. “Cuando yo llegué a la presidencia del PP, Vox tenía 52 y el PP, 89. Hoy, Vox tendría más o menos los mismos escaños, pero el PP tendría 150″, razonó el líder de los populares en una conversación informal con periodistas a principios de septiembre, tomando la cifra más alta que le da alguna encuesta privada (en la de 40dB. sin embargo, apenas superaría los 130). “El crecimiento de Vox no debilita al PP ni las perspectivas de un cambio de Gobierno, porque obtendríamos más escaños que todos los partidos del bloque de investidura de Pedro Sánchez”, defendió. “Eso sí”, remató: “¿me conformo con 150 escaños? No”.
El líder del PP da por hecho que forma un bloque con Vox, aunque en el congreso del partido celebrado en julio se comprometió a gobernar en solitario. En Génova remarcan que, en la media de sondeos publicados en los últimos días, el bloque suma de 190 a 200 escaños (la mayoría absoluta es 176). “Con estas cifras, quien tiene que preocuparse es la izquierda”, contraponen en la cúpula del PP.
Pero en los territorios empiezan a encenderse las alarmas. “El crecimiento de Vox tiene sus propias causas ajenas al PP, es una corriente mundial y han tenido a su favor los acontecimientos desde la dana, pero de fondo parece que hay algo en Feijóo que no convence a una parte del electorado”, alerta un dirigente de un Gobierno regional popular. “No es que no se recupere al votante de Vox, que es a lo que aspirábamos después de 2023 por la dinámica de voto útil, sino que parece que ahora lo estamos perdiendo”.
¿Por qué no termina de convencer Feijóo a toda la derecha? “La falta de contundencia con los nacionalistas es siempre la vía de agua”, incide este dirigente. “Nos ha costado muy poquito decir que no gobernaremos con Vox, pero parece que nos cuesta mucho más decir que con Junts no vamos a pactar. Feijóo está acertando en el tono y el discurso de los últimos meses. Pero esta cuestión estratégica no se entiende”.
Vox es un voto “de cabreo”, opinan en otros ámbitos del PP, y la culpa es de la animadversión que provoca Sánchez en la derecha. Pero no se escuchan voces que se arrepientan de haber participado activamente en ese cabreo. “Vox y las formaciones de extrema derecha son inflamables, e igual que se inflaman, se desinflaman”, relativiza un dirigente. “Cuando no hay elecciones no hay que perder los nervios”.
El resultado es que los moderados han quedado arrinconados y en la cúpula del PP se asume que en el nuevo curso político no queda otra que aumentar todavía más la escalada contra Sánchez. “Esto es lo que demanda la gente”, se justifican.
En el núcleo duro del PP están convencidos de que el camino, en este escenario con Vox inflamado, no es el de la moderación. “El trasvase de votantes del PSOE hacia nosotros se ha frenado y, en cambio, tenemos el flujo abierto hacia Vox. Pero es que no es solo Vox, España entera se ha derechizado. Y también el resto de Occidente. Porque, ¿cómo están el resto de derechas europeas? Sufriendo por las extremas derechas, y mucho peor que nosotros. Esto es lo que pide la gente, así que tendremos que dárselo", analiza otro dirigente. Los populares también niegan que, como dice el Gobierno, la polarización sea asimétrica y solo la provoque la derecha. “Con Pedro Sánchez, la moderación no cotiza al alza”, sostienen en Génova.
El partido y el líder se están ayusizando, admiten en el PP. Hasta el punto de que Feijóo, que llegó a la política nacional proclamando que él no insultaría a Sánchez, ha utilizado esta semana en su cuenta de Instagram el “me gusta la fruta” que inventó la presidenta de la Comunidad de Madrid para llamar “hijo de puta” a Sánchez. En el equipo del líder popular defienden que se trató de una broma en las redes sociales sin más trascendencia. Pero Ayuso ha celebrado ese gesto de su jefe, que también ha emulado su plante en la última Conferencia de Presidentes ausentándose en el acto solemne de la apertura del año judicial. La líder madrileña se felicitó, ufana, por su pequeña victoria interna: “A mí me gusta muchísimo la fruta, es lo que hay”.
El “me gusta la fruta” del líder del PP provocó “sorpresa” en algunos sectores del partido. Porque era Feijóo. “Él necesita un tono duro”, analiza un dirigente popular. “Si no, estás muerto y no tienes cabida. La pregunta es si va a haber distintas tonalidades en el PP y un reparto de papeles con matices entre Feijóo y Miguel Tellado, que es el poli malo. Lo lógico sería tener voces diferentes dentro del partido”.
Algunos sectores del PP advierten de los riesgos de la escalada, porque Abascal juega a ir cada vez más lejos que Feijóo, obligando a los populares a cruzar nuevas líneas. “Claro que hay dudas”, admiten en la dirección, y remarcan que, de momento, pese a toda la presión que sufren, solo han endurecido la forma y su posición política ante la inmigración. “Hay una demanda, y el problema es que si te quedas en el medio no vendes un colín, pero, ¿hasta dónde podemos subir el tono?“, se pregunta un veterano. ”No podemos llegar hasta donde llega Abascal”, alerta.
Cómo relacionarse con un Vox tan crecido es otro de los interrogantes. Feijóo ha empezado a lanzar algunos dardos al partido de Abascal, aunque siempre muy medidos para no ahuyentar a sus votantes, y es probable que lo haga más. El líder del PP intentó un acercamiento con Abascal en una reunión en privado el pasado junio, pero el líder de Vox no le hizo mucho caso y no ha detenido sus ataques. Esta semana los ultras han registrado una querella en el Tribunal Supremo contra los presidentes autonómicos del PP por la gestión de los incendios.
Donde el PP tendrá por fuerza que encontrar distintos discursos es en las dos próximas elecciones: las de Castilla y León y las de Andalucía, previstas para el primer semestre de 2026, porque los electorados son muy diferentes. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, mantiene su línea moderada y se ha desmarcado de algunas posiciones más radicales del partido. Las elecciones de Castilla y León, en las que Alfonso Fernández Mañueco aspira a la reelección, son las que más preocupan en el PP, porque son las primeras y van a llegar con un Vox muy fuerte.
El problema del que advierten algunas voces populares es que si Vox sube en Castilla y León “una barbaridad”, como temen, el PP volverá a necesitarles para gobernar. Y la suma también trae complicaciones: “A Feijóo puede perjudicarle mucho, porque se visualizará otro Gobierno con Vox, que además pondrá el precio más caro”.