Mazón busca su blindaje político hasta 2027 con más cargos del PP en el Gobierno
Vox prefiere mantener con sus votos al dirigente popular, que refuerza su núcleo duro, en lugar de investir a un nuevo presidente
Carlos Mazón quiere aguantar al frente de la Comunidad Valenciana hasta 2027. El presidente ha comenzado el nuevo curso político con un anuncio que ilustra con claridad sus planes: resistir hasta las próximas elecciones y enterrar así cualquier conjetura sobre su futuro. Mazón realizará cambios en sus consejerías ...
Carlos Mazón quiere aguantar al frente de la Comunidad Valenciana hasta 2027. El presidente ha comenzado el nuevo curso político con un anuncio que ilustra con claridad sus planes: resistir hasta las próximas elecciones y enterrar así cualquier conjetura sobre su futuro. Mazón realizará cambios en sus consejerías el próximo 5 de noviembre tras la marcha prevista con antelación y confirmada este viernes del vicepresidente para la Reconstrucción de la dana, Francisco José Gan Pampols, teniente militar retirado por el que apostó hace 10 meses.
La intención de Mazón es blindarse políticamente e incorporar a “personas fuertes” del PP valenciano para afrontar la segunda mitad de mandato, según ha podido saber EL PAÍS. Las mismas fuentes confirman además que están “muy avanzados” los Presupuestos de 2026, que necesitarán para salir adelante de nuevo del apoyo de Vox, si bien los dirigentes valencianos de esta formación amagan en los últimos días con prorrogar las actuales. El presidente valenciano mantiene una interlocución directa con la formación de Santiago Abascal.
La de este otoño será la tercera crisis de Gobierno que afronte Mazón tras las elecciones de 2023. La primera fue con la salida de Vox del Ejecutivo en julio de 2024. La segunda, tras la catástrofe de la dana el pasado noviembre. Y la tercera, ahora, justo un año después.
La intención de Mazón es reforzar a su núcleo duro: Susana Camarero, vicepresidenta primera y portavoz del Consell; Miguel Barrachina, el consejero de Agricultura y hasta la salida de Vox del Ejecutivo en julio de 2024 portavoz del PP en las Cortes; y Vicente Martínez Mus, el responsable de la cartera de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. Fuentes del entorno de Mazón sitúan a Mus como un valor al alza y posible aspirante a hacerse cargo de la vicepresidencia de la Reconstrucción.
Aunque la remodelación está prevista para noviembre y todavía es pronto para dar por cerrada la operación, las fuentes consultadas por EL PAÍS aseguran que Mazón baraja cambios en la Consejería de Economía y Hacienda, dirigida ahora por Ruth Merino, que hasta las elecciones de 2023 era la portavoz de Ciudadanos en Las Cortes Valencianas. Merino, de hecho, ha ido perdiendo responsabilidades políticas desde que llegó al Gobierno de Mazón. En la anterior crisis, tras la dana, dejó de ser la portavoz del Ejecutivo, que pasó a ejercer la vicepresidenta Camarero.
El segundo ajuste que sopesa el presidente es el de José Antonio Rovira, el responsable de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, aunque está por ver si cambia de cartera o sale del Ejecutivo. En cualquier caso, esta remodelación, al contrario que las anteriores, será más política. La apuesta de Mazón es incorporar a figuras del PP valenciano.
El presidente, que controla el partido en la región, apenas ha sido cuestionado públicamente en el núcleo duro de la formación, pese a las deficiencias de la gestión de la dana y las revelaciones de la instrucción judicial. “No hay un candidato alternativo claro”, apunta una fuente popular alejada de la dirección actual, “y ya no es momento de cambios, sino de apostar por la reconstrucción. Otra cosa es si será el candidato para las próximas elecciones”.
En sus peores momentos por la gestión de la dana, cuando las informaciones y peticiones sobre su dimisión proliferaban incluso en el seno de su partido y en medios afines, Mazón se ha beneficiado por dos factores: que investir como presidenta de la Generalitat a la alcaldesa de Valencia y diputada autonómica, María José Catalá, la preferida por Feijóo, hubiera desvestido al Ayuntamiento, y, sobre todo, que a Vox no le interesaba entrar en una negociación de este tipo.
Los votos de la ultraderecha son imprescindibles, dado que el PP gobierna en minoría, y a la formación de Santiago Abascal le conviene más electoralmente mantener a un presidente herido, cuestionado, que dar cancha a un nuevo y que, además, debe ser diputado autonómico. El motivo que ha esgrimido siempre Vox es la necesidad de dar estabilidad al Consell para las tareas de reconstrucción de Valencia.
A la reconstrucción se ha aferrado Mazón tras las vacaciones de verano. Ha entrado de lleno en el nuevo curso político con otro paquete de ayudas y multiplicando su actividad. Sin embargo, las nuevas revelaciones que desmienten y cambian de nuevo las versiones oficiales conocidas a través de la carta de Maribel Vilaplana, la periodista que comió con él el día de la dana, y del audio revelado de la reunión del Cecopi, además de las últimas decisiones de la jueza instructora de la causa —que le ha vuelto a ofrecer declarar voluntariamente— le han situado de nuevo en el reservado del restaurante de El Ventorro, donde prolongó la sobremesa varias horas mientras decenas de pueblos se inundaban y miles de ciudadanos pedían auxilio al 112. Mazón ha rehuido estos días las preguntas sobre aquel día.
Los sondeos electorales que se han ido publicando estos meses por diferentes medios locales y también por el CIS coinciden en la escasa valoración de la gestión de Mazón. En una comunidad que suele votar en clave nacional incluso en los comicios autonómicos, el PP seguiría ganando, a pesar del aumento de Vox, si bien la diferencia de votos entre los bloques de la derecha y la izquierda es reducida. Son solo tendencias, pero la elección del futuro candidato del PP a la Generalitat no será ajena a las encuestas internas. Ni al rechazo que provoca la figura de Mazón no solo en las poblaciones de la dana.
Mazón, además, debe lidiar orgánicamente con el desafío que le ha planteado el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, resuelto a presentarse como candidato a dirigir el partido en la Comunidad Valenciana. La inicial actitud displicente de la dirección del PP hacia la “vieja guardia” por su intento de resucitar políticamente, se ha tornado en preocupación, porque Camps ha tocado la tecla de los militantes y simpatizantes que se sienten excluidos y ha logrado reunir a centenares de ellos durante las distintas escalas de su periplo por el territorio. “Movilizar a la gente no es nada fácil”, reconoce una fuente del PP, ahora alejada de Camps.
En su última escala, la pasada semana en Alicante, la lugarteniente de Camps, la exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, no obstante, ya deslizó la posibilidad de llegar acuerdos con la dirección actual. “No estamos para quitar a Mazón, que es nuestro compañero y líder del partido, si volviera a ser el candidato, iríamos a muerte con él”, dijo a este periódico, después de incidir en la importancia de contar con todos. Ella misma no quiere ningún cargo público, pero “podría estar por la labor” si le ofrecieran uno orgánico, añadió.
Estas palabras abonan la tesis de que Mazón quiere abrir su gabinete a más gente del partido, repartir cargos incluso entre aquellos de sectores más distanciados, con la vista puesta en las elecciones de 2027. Este viernes, en el acto de inicio del curso político en Benidorm, el presidente valenciano contó con el apoyo del número dos del PP, Miguel Tellado, en una cena con más de una millar de militantes. “Para ser un proyecto útil debemos trabajar desde la unidad. (...) A este partido le pido que trabajamos unidos bajo el liderazgo de Carlos Mazón”, dijo del presidente valenciano. Sobre su futuro político no hizo ninguna alusión.