El PSOE confía en que la presión obligue a Lobato a ceder y da por hecho la candidatura de Óscar López
Dirigentes socialistas temen que la presencia en Sevilla del secretario general madrileño desvirtúe el 41º Congreso del PSOE. “Se dará de bruces con su soledad”, sostiene un dirigente territorial
La madre de todas las batallas del PSM, que ya es decir, le ha estallado en las manos a Pedro Sánchez. Y lo ha hecho en el momento más inoportuno: a las puertas del 41.º Congreso Federal del PSOE, un cónclave que iba a ser de trámite, pero que, a dos días de su inauguración a Sevilla, tiene a todo el partido pendiente de Juan Lobato. La declaración de guerra a Ferraz del secretario general de Madrid, tra...
La madre de todas las batallas del PSM, que ya es decir, le ha estallado en las manos a Pedro Sánchez. Y lo ha hecho en el momento más inoportuno: a las puertas del 41.º Congreso Federal del PSOE, un cónclave que iba a ser de trámite, pero que, a dos días de su inauguración a Sevilla, tiene a todo el partido pendiente de Juan Lobato. La declaración de guerra a Ferraz del secretario general de Madrid, tras denunciar un “linchamiento” por parte de su partido e insinuar que La Moncloa le mintió sobre el origen del correo de la pareja de Isabel Díaz Ayuso que Pilar Sánchez Acera, su número tres en el PSM, le facilitó. En aquel momento, en marzo, Sánchez Acera era jefa de gabinete de Óscar López, hasta septiembre el director de gabinete de Sánchez y ahora dirigente a quien muchos miran como candidato para las primarias madrileñas. Esta crisis ha trastocado los planes de un cónclave tranquilo y sin estridencias para reelegir al presidente del Gobierno como líder del PSOE por cuarto mandato consecutivo.
Los socialistas madrileños están en ebullición. En el aparato provoca inquietud que Lobato viaje el viernes a la capital andaluza después de declarar como testigo en el Tribunal Supremo, donde tendrá que responder a los pormenores de los mensajes de WhatsApp con Sánchez Acera de los que levantó acta en noviembre en una notaría sin informar a su partido.
En el PSOE nadie habla ya de la financiación singular, el monotema del verano que amenazaba con enturbiar el Congreso, ni siquiera de las acusaciones sin pruebas que hizo el supuesto cabecilla de la trama Koldo, el empresario Víctor de Aldama. La comidilla de todas las conversaciones es Lobato y su pulso a Sánchez. El mensaje de autoridad y fortaleza que el presidente quiere transmitir en Sevilla tras un primer año de legislatura con el Ejecutivo acosado por varios casos judiciales y con el Parlamento convertido en una cámara de tortura está ahora a expensas de cuál será el siguiente paso que dará Lobato, con desde el lunes ha sufrido la deserción de gran parte de sus apoyos orgánicos. “Es el secretario general del PSOE de Madrid, es lógico que vaya al Congreso”, ha dado prácticamente por seguro Santos Cerdán, secretario de Organización de la dirección nacional, que ha remarcado que Ferraz se mantendrá al margen: “Nosotros no vamos a hacer nada, no vamos a entrar”, ha indicado.
Ferraz, que se anda con sumo cuidado para evitar que se le pueda acusar de injerencia y victimizar a Lobato, ha derivado las presiones a la federación de Madrid. “Vamos a un Congreso a revalidar el liderazgo de Pedro Sánchez y con el propósito de mantener un Gobierno progresista. A quien más puede perjudicar ir a Sevilla es a él”, pronostica un secretario de organización que augura que “habrá compañeros de fuera de Madrid que evitarán” a Lobato “y le mirarán con cara rara” si va a Sevilla. “Es un zombi”, remata. “Si va a Sevilla, será una compañía incómoda, sobre todo para los delegados de Madrid, que le tratarán como un apestado”, resumen en la sala de máquinas de una de las federaciones más potentes.
Fuga de apoyos
La fuga de apoyos que Lobato ha sufrido las últimas horas ha sido “un tsunami”, resume el secretario general de unas de las agrupaciones más importantes de Madrid. Tan solo una decena de diputados de los 27 que el PSOE tiene en la Asamblea de Madrid acudieron a la comparecencia en la que se enrocó en el cargo. Y de ellos, varios le pidieron la dimisión. Y solo cinco pertenecían a la dirección regional, formada por 37 miembros. “La organización está por encima de todos, Juan está arruinando el trabajo de los demás, ¿con todo esto a quién le importa la gestión que hagamos?”, arremete desde la Alcaldía de uno de los ayuntamientos del cinturón rojo del sur de la comunidad.
Lobato mantiene por el momento, según el cálculo de varios dirigentes del PSOE de Madrid, el respaldo de agrupaciones importantes como Chamberí y Torrejón de Ardoz, de otras mucho más modestas como San Martín de la Vega y de una docena de cargos y diputados. La más conocida es Mar Espinar, exportavoz en el Ayuntamiento de Madrid. Pese a las fugas, la cúpula de Lobato ha decidido no convocar la ejecutiva regional hasta el lunes, como estaba previsto desde hace semanas, para aprobar el calendario de primarias pactado con Ferraz, pero que requiere de la luz verde de la dirección autonómica. “No hay motivos para convocarla antes”, justifican las fuentes consultadas del círculo de Lobato pese al incendio desatado. Será, por tanto, el lunes cuando el secretario general afronte una reunión en la que, según todos los pronósticos, le lloverán las críticas. Será el anticipo de lo que suceda a mitad de la próxima semana en el comité regional, compuesto por más de 300 cuadros, que ratificará el calendario de primarias que tiene como primera parada el sábado 7 de diciembre para registrar a los candidatos. Fuentes de Ferraz dan por seguro que el ministro Óscar López se presentará.
“No convertirle en un mártir”
Lo que nadie contempla en la federación madrileña ni en Ferraz es una gestora. Los estatutos, además, han dejado sin margen a la ejecutiva federal, atada de manos por la misma modificación que Sánchez llevó al Congreso Federal de 2017, cuando tras vivirlo en sus carnes en 201 anuló la regla que forzaba la caída de un líder territorial o estatal del PSOE si le dimitía la mitad más uno de la ejecutiva. “Hay que estar tranquilos. No podemos convertirle en un mártir. No hay que hacer nada extemporáneo ni forzar nada. Sería un error. Si quiere ir a Sevilla que vaya y en un mes, en las primarias, le daremos matarile”, sentencia uno de los dirigentes del PSM que hace tres años fue clave para la victoria de Lobato en primarias con un respaldo del 61% frente al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala (37,5%). Entonces Lobato era el candidato oficialista. El candidato de Pedro Sánchez. Un título del que hoy está en las antípodas.
La situación de la federación madrileña causa estupor en otros territorios. El líder de otra federación afirma que no rehuirá a Lobato si finalmente asiste al Congreso: “Sin duda le daré un abrazo, con independencia de que la gestión de todo este esperpento sea terrible, pero eso no es solo culpa de Juan”. ”Eso sí, toda la traca de esta semana lleva el copyright del PSM, no habría sido posible en otra federación”, apostilla. “La sensación generalizada es que no lo ha hecho bien y lo ha explicado peor. Hay cosas morales y cosas legales. ¿Es secretario general? Sí. ¿Debería ir? Yo, si fuese mi caso, me sentaría con mi ejecutiva, hablaría con ellos y a partir de ahí decidiría. Pero ir sin representar el sentir mayoritario de mi federación sería un engaño”, reflexiona uno de los secretarios provinciales más poderosos. “Hay una parte del aparato que opina que vaya a Sevilla y que se dé de bruces con su soledad”, abre el foco otro líder territorial.