Aurora, la bebé de un mes rescatada en Paiporta la noche de la dana
Agentes de la Guardia Civil, atados con cuerdas, localizaron y rescataron de madrugada a la pequeña y a otras cinco personas de la nave industrial en la que se refugiaron de la riada
En medio de una noche de horror, el rescate de una bebé de un mes de vida y de otras seis personas más dio luz y fuerzas a un grupo de agentes de la Guardia Civil la madrugada del miércoles 30 de octubre cuando la dana más devastadora en lo que va de siglo arrasó varios municipios valencianos. El sargento Jesús del Río del cuartel de Paiporta, cuenta emocionado lo vivido, cuando en grupos de tres o cuatro agentes, salieron esa noche a auxiliar a personas incomunicadas a las que sorprendió la riada. Guiados por los gritos de auxilio, rescataron la noche del martes al miércoles a un grupo de personas en una nave industrial anegada, en el que había una bebé de un mes. Un agente que saltó al interior de la nave se la puso en los brazos al sargento: “Iba como una pelotita, envuelta en una manta, durmiendo. Durante todo el camino hasta que estuvo a salvo, la destapaba cada 30 segundos para asegurarme de que respiraba y estaba bien”, ha contado este lunes Del Río.
El dramático episodio comenzó unas horas antes cuando la madre y la abuela de la recién nacida regresaban en coche de un centro comercial de la vecina población de Alfafar y se vieron sorprendidas por la tromba de agua, ha avanzado Levante-EMV,. Las dos adultas salieron con dificultad del coche, que se llenaba de agua a gran velocidad, y caminaron con la niña en alto hasta que, ayudadas de Azahara, una vecina de Paiporta también sorprendida por la dana, se refugiaron en una nave industrial de este municipio. La madre de la recién nacida la vio alta y se la entregó a ella.
Cuando el nivel del agua de la riada descendió un poco tras la brutal tromba de agua, los guardias civiles de Paiporta salieron a pie en busca de personas aisladas. Lo hicieron en grupos de tres o cuatro componentes, se ataron con cuerdas para afianzarse y avanzar en medio del agua y el lodo. “Estaba todo oscuro, no había luz, y gritamos ‘estamos aquí. Guardia Civil’. Oímos entonces gritos pidiendo auxilio en un nave industrial de Paiporta, situada a unos 400 metros del cuartel. Nos acercamos hasta una verja y vimos allí a seis personas refugiadas, entre ellas la bebé, su madre, la abuela, Azahara y otras dos personas más”, recuerda el agente Del Río.
Los compañeros del sargento saltaron dentro y fueron sacando uno a uno a todo el grupo. “Estaban exhaustas. Mi compañeros me pasaron a Aurora para que la cogiera en brazos y ya no la solté hasta que llegó a un sitio seguro”, añade el sargento. Dejaron a la pequeña y a su familia a salvo, en casa de una familiar de Azahara, la vecina que cogió a la niña de brazos de su madre para refugiarse junto a otras personas en la nave donde permanecieron hasta que llegaron los guardias civiles.
“La criatura iba durmiendo. No sé si antes la colocaron en una maleta en la nave para protegerla”, explica el guardia civil. “Recuerdo que la destapaba cada 30 segundos para asegurarme que respiraba y estaba bien, tocándole los mofletes”, añade el sargento, que se despidió de la pequeña, emocionado, con un beso en la frente. “Nunca lo olvidaré”, apunta.
No rescataron solo a la bebé y al grupo que la acompañaba, salvaron muchas más vidas esa noche. “Al día siguiente daba vértigo ver las zonas por las que pasamos, no había luz y no veíamos. Íbamos con un palo asegurando el terreno que pisábamos para no tropezar ni caer en ninguna alcantarilla. No sé de donde sacamos las fuerzas; Aurora nos dio luz esa noche, fue un impulso para todos nosotros”. En total, trasladaron a la casa cuartel de Paiporta a un centenar de personas que unas horas después, tras asistirlas las propias familias de los agentes que viven allí, fueron trasladadas en un autobús de la EMT a los albergues de Valencia.