La vida naval de Leonor: en pie a las 6.45, natación, remo y navegar con gafas de realidad virtual antes de embarcarse

La princesa ingresa esta tarde en la Escuela Naval Militar de Marín para formarse hasta enero, cuando engrosará la tripulación del ‘Juan Sebastián Elcano’

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visita la Escuela Naval de Marín, en la víspera de la entrada de la princesa Leonor como guardiamarina.Adrián Irago (Europa Press)

Desde hoy a las siete de la tarde, cuando la princesa Leonor sea recibida en la Escuela Naval de Marín ―para luego tratar de convertirse en “una más” entre los 628 alumnos de la Armada en esta localidad pontevedresa―, su vida va a ser “un no parar”, asegura Pedro Cardona, el comandante director de las instalaciones militares. “Aquí el régimen es muy intenso, desde que se levantan hasta que s...

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Desde hoy a las siete de la tarde, cuando la princesa Leonor sea recibida en la Escuela Naval de Marín ―para luego tratar de convertirse en “una más” entre los 628 alumnos de la Armada en esta localidad pontevedresa―, su vida va a ser “un no parar”, asegura Pedro Cardona, el comandante director de las instalaciones militares. “Aquí el régimen es muy intenso, desde que se levantan hasta que se acuestan, los alumnos siempre tienen una tarea asignada. Tienen que alcanzar la excelencia, y para eso necesitan todas las horas del día”, ha defendido el mando ante los medios de comunicación durante la visita, la víspera de la llegada de la princesa, de la titular del Ministerio de Defensa, Margarita Robles. La ministra recorrió el miércoles todos los edificios que componen esta Escuela Naval, quinta en tierra firme de la Armada desde 1943. No es la primera vez que Robles visita las instalaciones, pero tal y como ha reconocido, en la anterior ocasión algún inmueble estaba en muy malas condiciones y este curso vuelve a lucir en perfecto estado de revista.

Así ocurre con el gran comedor, presidido por las fotos del Rey y la Reina. “Hace años me impresionó porque era muy inhóspito, el comedor estaba lleno de humedad”, comentaba la responsable de Defensa al recalar, durante el recorrido, en el Cuartel Marqués de la Victoria, el edificio donde los alumnos desayunan, almuerzan y cenan. Fuentes de la Escuela Naval de Marín explican que estas instalaciones, ahora impecables, llevan “dos años en obras”. Aseguran que hay “lavados de cara todos los años antes de empezar el curso”, pero admiten que “este año” que viene la princesa “se consiguió alguna cosita más” de las que se vienen pidiendo cada temporada. Este miércoles a Robles le parecía tan agradable el lugar, inundado por el olor que viene de la cocina, que hasta propuso quedarse a probar las lentejas que se sirvieron.

La comida se pondrá en la mesa a punto para la llegada de los alumnos que el miércoles salieron a remar por la ría de Pontevedra. En el horizonte, se veían dos barcas de madera avanzando duramente hacia la dársena al tiempo que en el muelle, a los pies de los cañones de un acorazado y el mástil de un antiguo velero que decoran la explanada, la ministra hacía declaraciones para la prensa tras su periplo por la escuela. Para Robles, la formación militar de la Princesa de Asturias es “fundamental”, porque “lleva consigo una serie de valores de compromiso, de lealtad, de amor a España, de solidaridad con los ciudadanos y de liderazgo, que es muy importante para quien va a ser la jefa del Estado”. “Yo creo que tiene también un efecto llamada para nuestros jóvenes, chicos y chicas, que sepan que servir a España en las Fuerzas Armadas es algo muy importante”, reivindicó la jefa de Defensa.

La princesa Leonor ingresará esta tarde ―“como otra alumna más”, en palabras de la ministra― en la Escuela Naval Militar de Marín para emprender la segunda parte de sus estudios castrenses por los tres ejércitos y después de unos meses de formación en Ejército de Tierra en la escuela de Zaragoza. La ya alférez Borbón Ortiz se estrena como guardamarina y permanecerá en la escuela, en la que ya estudiaron su padre y su abuelo, hasta enero como alumna de tercero. A partir de ese momento se embarcará en el buque escuela Juan Sebastián Elcano para aprender a navegar de la manera tradicional, guiándose, al menos una hora cada día y “si no hay nubes”, “por las estrellas”. Así lo explicó una de las profesoras de la escuela, la teniente de navío Loreto Fontanals, única mujer entre los instructores del Cuerpo General en Marín (hay otras profesoras, pero son ingenieras, psicólogas o letradas).

La ministra de Defensa, Margarita Robles (a la derecha), durante su visita a la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), el 28 de agosto.Adrián Irago (Europa Press)

Fontanals enseñará a Leonor Maniobra y Navegación, y este miércoles se encargó, con otros compañeros, de recibir a la prensa y a la ministra en las salas de simulación. Son cuatro recreaciones exactas de los puentes de mando de un buque, donde los alumnos pueden vivir la experiencia de la navegación en los escenarios, fielmente reproducidos, de toda la costa española. Con todas las condiciones meteorológicas, de día o de noche, y hasta con un incendio en la cubierta del barco. La sensación de movimiento es tan real que Margarita Robles tuvo que abandonar el supuesto barco porque se mareaba. Al salir del puente número 1, y recuperándose aún del malestar, ha confesado a los mandos que la acompañaban vestidos con uniforme de verano que, pese a su cargo, todavía no sabe distinguir “la proa de la popa”. Allí, guiándola por el complejo, además de Cardona han estado el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro, y el almirante director de personal, Ignacio Paz.

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Por si esta experiencia era poco intensa, la visita de la política continuó por una sala donde ―además de sextantes y una antigua cúpula celeste (con cortinas de terciopelo granate y dibujos de los signos zodiacales) donde los alumnos, hasta ahora, aprendían a guiarse por las constelaciones― hay equipos de realidad virtual para 24 estudiantes. Robles se enfundó unas de estas gafas y se movió con dos mandos hasta contemplar Orión y orientarse como si estuviese en alta mar. En su itinerario por la Escuela Naval Militar, la ministra conoció también el gimnasio, con espalderas, aparatos de musculación y una piscina con seis calles y trampolines en el que este curso Leonor deberá entrenar una hora al día. Por último, Robles visitó el Cuartel de Alumnos, donde estudiará, se duchará y dormirá la princesa con otras compañeras (son nueve chicas en su curso), en una habitación con dos literas y un total de cuatro plazas. Allí se ha interesado, sobre todo, por los horarios.

“El batallón”, como explica Pedro Cardona, de alumnos de la Escuela Naval se levantan de lunes a viernes a las 6.45 horas y, salvo que pidan permiso especial para estudiar hasta más tarde, deben estar en cama y con la luz apagada a las 22.45. Es la forma de garantizarles “las necesarias ocho horas de sueño”, ha recalcado el director de la escuela, que este año tenía previsto un ascenso pero, como han aclarado fuentes de la academia, se ha aplazado hasta que acabe el curso la princesa. Las mismas fuentes recalcan que no habrá “privilegios ni cubiertos de plata” para la princesa. Solo se reforzará la seguridad del recinto por su presencia.

Rehacer la cama y tiempo libre

Si la diana se toca a las 6.45 de la mañana, a continuación deben “deshacer por completo la cama” (”hacer la bola” con las sábanas, que dicen allí) e ir a desayunar para, al regresar, “hacer la cama bien, que aquí no vale con estirarla, y arreglar toda la habitación”. Después de la instrucción diaria, los alumnos tienen tiempo de estudio entre las 18.00 y las 22.30 (con una pausa para la cena, a las 20.00), en las salas que hay junto a sus cuartos o en la biblioteca. Al Cuartel de Alumnos se ingresa por un gran vestíbulo decorado con banderas, un cuadro del Rey emérito, Juan Carlos I, de joven, escafandras, viejos aparatos de navegación y esculturas de bronce, entre ellas, en el lugar presidencial, la de Felipe VI.

“El que quiera venir a estudiar aquí, previamente debe ver Botón de Ancla y Los guardamarinas”, bromeaba ayer un militar que acompañaba la comitiva. Cardona detalló ayer que los alumnos tienen tiempo de ocio el sábado por la tarde y el domingo. Esos dos días, se toca diana dos horas más tarde. Los de primero pueden salir hasta la 1.30 de la madrugada, siempre, durante ese curso, de uniforme. Los mayores pueden elegir ir a Marín o a lugares de la provincia de Pontevedra (hace falta permiso para salir de ella) y de calle si lo prefieren. La hora límite de regreso en fin de semana, para los de tercero como Leonor, son las 3.00 de la mañana. Pueden dormir fuera, pero, de nuevo, justificándolo y con autorización previa. “A las tres tienen que estar todos a bordo”, repitió varias veces, ante la ministra y los periodistas, este director de la escuela que ha pospuesto su ascenso hasta que marche Leonor.

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