Los vínculos de Vox con Dugin, el ideólogo de cabecera de Putin

Abascal se ha desmarcado en los últimos tiempos de quienes en su propio partido defienden al presidente ruso y su intervención en Ucrania

El filósofo ruso Alexander Dugin, en el funeral por su hija Daria, el martes en Moscú.Foto: MAXIM SHEMETOV (REUTERS)

El líder de Vox, Santiago Abascal, reconocía a finales de julio, en una entrevista con la web argentina Infobae, las simpatías que el presidente ruso, Vladímir Putin, despierta entre sus seguidores, al tiempo que intentaba marcar distancias con él. “Es verdad que hay cierta confusión entre el electorado que nosotros podemos tener […] porque Putin es un personaje que se posiciona frente a las estupideces de la izquierda. Pero bueno, que alguien acierte en algo no le convierte en bueno para todo lo demás. Desde luego no le convierte en bueno para nuestros intereses”, aseguró.

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El líder de Vox, Santiago Abascal, reconocía a finales de julio, en una entrevista con la web argentina Infobae, las simpatías que el presidente ruso, Vladímir Putin, despierta entre sus seguidores, al tiempo que intentaba marcar distancias con él. “Es verdad que hay cierta confusión entre el electorado que nosotros podemos tener […] porque Putin es un personaje que se posiciona frente a las estupideces de la izquierda. Pero bueno, que alguien acierte en algo no le convierte en bueno para todo lo demás. Desde luego no le convierte en bueno para nuestros intereses”, aseguró.

Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, todos los dirigentes de partidos de extrema derecha europea han hecho malabarismos para intentar que se olviden sus elogios a Putin, al que no solo les unen en muchos aspectos su ideología ultranacionalista y su moral ultraconservadora, sino también una complicidad política engrasada generosamente con rublos.

En su afán por desmarcarse del Kremlin, la mayoría de esos dirigentes ha guardado silencio ante el asesinato de Daria Dugina, hija del referente ideológico de Putin Alexander Dugin. Una de las escasas excepciones ha sido el vicesecretario de Organización de Vox en Barcelona, Jordi de la Fuente, quien pocas horas después del atentado escribió en su cuenta de Twitter un lacónico “Descansa en Paz, guerrera”. El mensaje fue borrado casi inmediatamente de las redes sociales, pero dejó constancia del mismo Xavier Rius Sant, autor de Els ultras són aquí (”Los ultras están aquí”), una detallada investigación sobre los círculos de ultraderecha en Cataluña.

Tuit publicado desde la cuenta de Jordi De la Fuente el domingo tras el asesinato de Daria Dugina.

El tuit del hombre fuerte del aparato de Vox en Cataluña podría no referirse a la hija del filósofo de cabecera de Putin, si no fuera porque De la Fuente es un declarado admirador suyo. En octubre de 2016 presentó en la Casa de Rusia en Barcelona el libro de Dugin Proyecto Eurasia: teoría y praxis, del que él mismo es prologuista. La obra es una justificación de la reconstrucción del imperio zarista presentando a Moscú como la Tercera Roma, la centinela de los valores tradicionales cristianos frente a la decadencia de Occidente.

En la presentación del libro, cuando ya se había producido la anexión de Crimea (2014), De la Fuente defendió que la intervención rusa en Ucrania había que “medirla con un filtro que no es el nuestro”. “Ellos [los rusos] consideran que Ucrania es su patio trasero, que Ucrania ha sufrido una serie de intentonas golpistas culminando con la revolución naranja y finalmente con el Maidán para derribar a los gobiernos que podían estar más en línea hacia la política exterior de Moscú e imponer regímenes que puedan estar a favor de la UE, de esta estructura globalista. Rusia ha tenido que intervenir ahí”, concluyó.

Antes de desembarcar en Vox, De la Fuente ―ahora mano derecha del hombre de Abascal en Cataluña, Ignacio Garriga― fue dirigente del Movimiento Social Republicano (MSR), un grupúsculo neonazi cuya lista encabezó en las elecciones de 2011, y de Plataforma per Catalunya (PxC), una formación xenófoba que tuvo fuerte implantación municipal.

Las teorías de Dugin han tenido gran eco en círculos neonazis españoles, con figuras como Ernesto Milà o Juan Antonio Llopart y la asociación CEDADE; y también han sido acogidas, entre otros, por José Javier Esparza, periodista estrella de El Toro TV, la televisión oficiosa de Vox, quien aseguró que “la ideología indoeuropea podría invertir en buena medida la decadencia cultural europea”. Con algunos de ellos se reunió el ideólogo ruso durante sus viajes a España en 1994 y 2017.

El propio Dugin escribió la introducción a la edición en español de su libro La Cuarta Teoría Política (un ultranacionalismo reaccionario que presenta como superador del liberalismo, el comunismo y el fascismo), en la que llamaba a los españoles a rebelarse “contra las raíces mismas de la modernidad” y mezclaba el asedio al Alcázar de Toledo con el fusilamiento de Lorca para reivindicar la España negra que rinde culto a la muerte. El libro fue publicado en 2012 por Ediciones Nueva República, la editorial del grupo de De la Fuente.

Abascal, que cuenta entre sus consejeros más cercanos con el escritor Fernando Sánchez Dragó, admirador de Putin y patrono de la fundación de Vox, y entre sus aliados políticos con Marion Maréchal Le Pen, nieta del Fundador del Frente Nacional bien relacionada con el Kremlin, suspendió en el último momento en 2018 una reunión con Putin “por prudencia”, según explicó. Ahora intenta borrar cualquier vínculo de su partido con Moscú y prefiere identificarse con Giorgia Meloni, la candidata mejor situada en las encuestas para las elecciones italianas del 25 de septiembre.

Dirigentes de Vox están convencidos de que Meloni, presidenta del Grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) del Parlamento Europeo, en el que también se sientan los eurodiputados ultras españoles, invitará a Abascal a su campaña electoral, como este hizo en las autonómicas andaluzas, cuando la invitó un fin de semana a participar en un mitin en Marbella (Málaga). Sin embargo, Meloni, que se presenta como “conservadora” y huye de la etiqueta de ultraderechista, no parece ya tan interesada en unir su imagen a la de Abascal: en el vídeo que difundió en español este verano citaba a los republicanos norteamericanos, los conservadores británicos y el Likud israelí, una forma de asociarse a tres partidos de largo pedigrí democrático (aunque ninguno pertenezca a su grupo en el Europarlamento) y conjurar las acusaciones de antisemitismo. No dijo ni una palabra de sus socios de Vox.

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