El Gobierno inicia el curso político recuperando la mayoría de la investidura

Los socios del Ejecutivo reclaman más diálogo para garantizar sus apoyos en el Congreso ante un invierno marcado por la incertidumbre

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, saluda al portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, el jueves.Foto: KIKE PARA

Se acerca el invierno y difícilmente podría haber más nubarrones en el horizonte. Los pronósticos del Gobierno no son nada halagüeños con Europa asomada a la recesión, tras seis meses de guerra en Ucrania, y sometida a una incertidumbre a la que España no es ajena. La Moncloa, como el resto de cancillerías de la UE, contiene el aliento a la espera del próximo paso de Vladímir Putin. El cierre definitivo del grifo del gas ruso ya no es una entelequia: Moscú ha reducido en verano drásticamente su flujo a Alemania. El motor económico de la Unión renquea por su dependencia energética del gigante e...

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Se acerca el invierno y difícilmente podría haber más nubarrones en el horizonte. Los pronósticos del Gobierno no son nada halagüeños con Europa asomada a la recesión, tras seis meses de guerra en Ucrania, y sometida a una incertidumbre a la que España no es ajena. La Moncloa, como el resto de cancillerías de la UE, contiene el aliento a la espera del próximo paso de Vladímir Putin. El cierre definitivo del grifo del gas ruso ya no es una entelequia: Moscú ha reducido en verano drásticamente su flujo a Alemania. El motor económico de la Unión renquea por su dependencia energética del gigante euroasiático, y si Berlín estornuda Madrid es de las que más se resfrían. Vienen curvas, la incógnita es cómo serán. Un ejemplo: el Banco de España recortó en junio sus previsiones de crecimiento al 4,1% este año. En abril ya las rebajó del 5,4% al 4,5%.

En medio de un escenario tan volátil, el Gobierno ha vuelto a romper los esquemas de la derecha. La coalición de PSOE y Unidas Podemos ha iniciado el curso político recuperando la mayoría de la investidura. La cuestión es si será capaz de retenerla hasta el final. Otra duda razonable es por cuánto tiempo los dos socios de la coalición mantendrán bajo control el ruido interno en el Ejecutivo. Pero el caso es que, con todas las alarmas puestas en una inflación al 10,8% y la inquietud por la evolución del mercado laboral, acrecentada por la primera destrucción de empleo en la serie histórica de julio, el Gobierno ha conseguido un balón de oxígeno en el Congreso. Y lo ha hecho ahorrándose los ataques de nervios de los decretos del estado de alarma, la reforma laboral o las primeras medidas anticrisis por la guerra de Putin.

El hábito de las votaciones sobre el alambre ha dado paso a una sesión de confort: el Gobierno ha hecho pleno y ha salvado con holgura todas las votaciones. La más relevante era la del decreto energético, donde los negociadores del Ejecutivo tenían los votos amarrados desde la víspera. El resultado, de 187 votos a favor, 161 en contra y una abstención, marca la hoja de ruta a seguir lo que resta de legislatura. El PSOE (120) y Unidas Podemos (33) han sumado los escaños de ERC (13), PNV (6), EH Bildu (5), PDeCAT (4), Más País (2), Compromís (1), PRC (1), Teruel Existe (1) y una exdiputada de Unidas Podemos en el grupo mixto. Enfrente ha quedado el bloque de la derecha con el PP (88), Vox (52), Cs (9), Junts (4), Coalición Canaria (2), CUP (2), los dos tránsfugas de UPN, Foro Asturias (1) y un exdiputado de Cs en el grupo mixto. La convalidación de los decretos para reforzar la lucha de los incendios forestales y establecer un nuevo sistema de cotización para los autónomos ha sido más amplia, y tampoco ha habido sorpresas con la tramitación de la ley orgánica de garantía integral de la libertad sexual o también denominada del solo sí es sí, la ley de ciencia y la ley concursal.

Socialistas y Unidas Podemos confían en que la tregua con sus aliados más imprevisibles, sobre todo Esquerra, no sea coyuntural. Esto es, que sea una relación duradera y no se reduzca a la calma que precede a la tormenta que parece que traerán los próximos meses, como el Gobierno ha advertido esta semana con mayor o menor contundencia. “El invierno va a ser durísimo”, alertó el miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles. “Yo no hablo de invierno duro, porque no sabemos cuál va a ser la realidad. No sabemos lo que va a suceder, pero tenemos la certeza de que actuaremos preservando a nuestro país”, fue más suave este jueves la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. “Hay que hacer lo que haga falta para que no sea un invierno del descontento”, resumió el sentir de la bancada progresista Íñigo Errejón, el portavoz de Más País.

La ministra de Ciencia, Diana Morant, y la de Igualdad, Irene Montero, el jueves durante el pleno en el Congreso.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

Las palabras de Errejón llevaban implícitas una de las quejas más recurrentes del conglomerado de partidos que hicieron posible la investidura de Pedro Sánchez, que se perdió la jornada atípicamente plácida del Parlamento al encontrarse de viaje oficial en América Latina. ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País, Teruel, Compromís y PRC, es decir, todos los socios habituales del Ejecutivo, reclaman casi desde el arranque de la legislatura una mayor predisposición por parte de La Moncloa para negociar las leyes que lleva al Congreso. El recurso del Gobierno al decreto ley, una figura donde no es raro que incluya temas muy variados como ha ocurrido con el decreto energético —aparte de las medidas para reducir el consumo de energía llevaba 450 millones de ayudas a los transportistas, el complemento de hasta 400 euros hasta diciembre para estudiantes a partir de 16 años y la gratuidad de hasta el 100% de los abonos de Renfe— molesta a todos estos partidos. “Mezclan medidas de ahorro con otras... Algún día las cuentas no van a salir”, puso el acento Idoia Sagastizabal, del PNV. “Lo han vuelto a hacer, vuelven a mezclar churras con merinas, becas con eficiencia energética... Hay medidas que nos parecen correctas, otras no y otras pensamos que son insuficientes”, la secundó Joan Capdevila, de Esquerra.

La decisión del Gobierno de abrirse a tramitar como proyecto de ley el decreto energético, y mediante el procedimiento de urgencia, ha sido clave para que los socios más molestos con la estrategia que suele seguir el Ejecutivo relajasen sus posturas y terminasen votando a favor. Fuentes del PSOE y Unidas Podemos confirman que ERC ha sido muy duro en las negociaciones. “Pedimos un compromiso por escrito por parte del Gobierno”, fue claro su portavoz, Gabriel Rufián.

La conclusión de fuentes consultadas de los grupos parlamentarios de los partidos del Gobierno es que el Ejecutivo dispone de margen para no tener que apurar las negociaciones hasta el final. Pero eso requeriría reforzar la colaboración con los aliados. “Nos hemos dejado muchos pelos en la gatera cuando podríamos ahorrarnos sustos”, piensan en Unidas Podemos. Una reflexión que hay quienes comparten en el PSOE. “Señorías del Gobierno y del PSOE, escuchen, vienen tiempos duros”, remarcó la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua. El mensaje implícito no admitía interpretaciones: las turbulencias pueden venir después de la calma con que el Ejecutivo ha comenzado el curso.

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