Casado congela el conflicto con Ayuso a pesar del desgaste en las encuestas

La presidenta madrileña reclama a Génova que ponga ya fecha al congreso del PP

Afonso Fernández Mañueco (izquierda), Pablo Casado (centro) e Isabel Díaz Ayuso en la celebración del Día de la Constitución en el Congreso.Jesus Briones (GTRES)

Nuevo año, mismo conflicto. Pablo Casado inicia 2022 con el principal frente interno sin resolver: la guerra que mantiene con Isabel Díaz Ayuso por el control del PP de Madrid, que en el partido se ha entendido como un desafío a su liderazgo. La Navidad no ha servido para propiciar un pacto entre los dos principales dirigentes populares que pueda evitar el choque, como pedían antes de las fiestas los barones populares, y el resultado es que...

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Nuevo año, mismo conflicto. Pablo Casado inicia 2022 con el principal frente interno sin resolver: la guerra que mantiene con Isabel Díaz Ayuso por el control del PP de Madrid, que en el partido se ha entendido como un desafío a su liderazgo. La Navidad no ha servido para propiciar un pacto entre los dos principales dirigentes populares que pueda evitar el choque, como pedían antes de las fiestas los barones populares, y el resultado es que el líder de la oposición afronta el nuevo ciclo electoral con este problema abierto. Según las encuestas, el enfrentamiento está erosionando al partido a escala nacional y aupando a Vox, y no se sabe cómo afectará en las próximas citas autonómicas. El equipo de la presidenta madrileña se apoya en el argumento del desgaste para reclamar a Génova que ponga ya la fecha del congreso, que en todo caso tiene que celebrarse en el primer semestre de este año.

Casado mantiene el conflicto congelado. Durante las fiestas navideñas no se ha movido nada en términos significativos entre Génova y la Puerta del Sol para aproximar posiciones. En el equipo de Ayuso confirman que no han recibido una llamada de la dirección nacional para tratar de acercar posturas ante la batalla por el poder del PP de Madrid, lo que interpretan como una estrategia dirigida a “mantener la tensión” e intentar que sea ella quien ceda y renuncie a presentarse a la presidencia del partido. Algo que no va a ocurrir, porque Ayuso mantiene intactas sus ganas de liderar el PP madrileño y, según su equipo, “no hay ninguna razón para que dé un paso atrás”.

Las dos partes se fueron de días de descanso con las espadas en alto, tras una batalla por un asunto en principio menor que terminó en un enfrentamiento entre Casado y Ayuso por la política sanitaria ante la pandemia. La chispa la encendió la prohibición por parte de Génova de las cenas de Navidad del partido, que Ayuso interpretó como un intento de cortarle las alas en su campaña interna. “Estoy obligada a defender mi política sanitaria por encima del PP”, llegó a decir tras la polémica la presidenta en una entrevista en EL PAÍS, dejando claro que no se arredra ante la dirección nacional.

Casado tendrá que resolver en todo caso la batalla con Ayuso en el primer semestre del año, porque se ha comprometido a respetar el calendario que fijó la Junta Directiva Nacional para los congresos autonómicos, que marca como fecha límite el mes de junio. El líder del PP dijo en el balance de final de año que los congresos se celebrarán “en tiempo y forma”, descartando así la posibilidad que se barajó por algunos dirigentes de posponer sine die el cónclave madrileño para impedir que el partido se abra en canal. Pero Casado sigue guardando con celo la fecha del congreso, dentro de ese periodo de seis meses que tiene para convocarlo.

Mientras, Ayuso reclama que se fije ya la cita para saber a qué atenerse. “La campaña electoral en Castilla y León no impide convocar el congreso del PP de Madrid, que en todo caso se va a celebrar después del 13 de febrero”, subrayan en el equipo de la presidenta madrileña. Aunque se da por hecho que el cónclave se celebrará después de las elecciones en Castilla y León, para no colisionar con la campaña, los fieles a Ayuso argumentan que ya se podría anunciar la fecha en la que se hará después, para que todas las partes puedan hacer sus previsiones. Génova, sin embargo, prefiere esconder sus cartas.

La decisión de Casado de no mover ficha en el conflicto con Ayuso es muy discutida en amplios sectores mediáticos de la derecha, le ha granjeado editoriales y opiniones muy críticas en sus medios afines y coincide con el desgaste en las encuestas del PP y con una subida de Vox. En los primeros días del año se han publicado dos sondeos, de Sociométrica y Sigma Dos, que recogen un crecimiento de la extrema derecha con un PP a la baja, y consolidan como tendencia que el partido empieza a dilapidar su ventaja sobre el PSOE tras las elecciones del pasado mayo en Madrid. El de Sociométrica es el primer estudio privado de este año que refleja que los populares caen por detrás del PSOE en intención de voto, mientras el partido de Santiago Abascal escala a valores del 18%, cuatro puntos más que su resultado en las generales de 2019. “Hasta que Casado no resuelva el problema de Madrid no dejará de caer en las encuestas”, auguran los fieles a Ayuso, mientras destacan que en cambio la presidenta ha sido nombrada como una de las políticas del año a pesar de su choque con la dirección nacional.

Génova resta importancia a los últimos sondeos y confía en el empuje para Casado del resultado de las elecciones en Castilla y León y Andalucía, las dos citas electorales de 2022 en las que en principio el viento sopla de cara al PP. “En esas dos elecciones se va a constatar que el cambio de ciclo a favor del PP es general”, argumentan fuentes de la dirección popular. La cúpula espera que Alfonso Fernández Mañueco roce la mayoría absoluta y confía en que Juan Manuel Moreno revalide la presidencia de la Junta de Andalucía en el segundo semestre del año.

En ambos casos todo indica que el PP tendrá que contar con Vox para gobernar, sin que Casado haya resuelto aún el dilema de su relación con la extrema derecha. El líder popular mantiene su indefinición con respecto a Vox: asegura que la intención del PP es gobernar en todas partes en solitario, pero no se ha negado explícita y tajantemente a dejar entrar en sus Gobiernos al partido de Santiago Abascal. En el nuevo ciclo electoral la extrema derecha va a tener además una posición negociadora muy fuerte porque sustituye a Ciudadanos como único potencial socio de los populares.

La campaña en Castilla y León que arranca este fin de semana con Casado y Mañueco marca el inicio del año político para el PP, y también estará atravesada por el conflicto con Ayuso. El candidato a la reelección quiere una importante presencia en la campaña de la presidenta, la figura más popular en la derecha, y está por ver cómo será el encaje de la líder madrileña con el líder del PP, que también se quiere volcar en la cita electoral, ya que es su tierra (nació en Palencia). De momento, Mañueco hará equilibrios. El sábado abrirá con Casado, y dos días después, el lunes, compartirá acto en Madrid con la presidenta.

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