El PP encuentra una grieta para debilitar a Vox

Los populares imputarán al partido de Abascal todos los problemas de la gestión de los fondos europeos

El presidente del PP, Pablo Casado (en el centro), se dirige a intervenir en un acto electoral en Badalona junto al candidato del PPC a la Generalitat, Alejandro Fernández (derecha), y el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, este domingo.Quique Garcia (EFE)
Barcelona -

Hay euforia en la planta noble de Génova. En los despachos del séptimo piso de la sede del PP se felicitan, casi sin creer cómo ha caído del cielo, por el gol en propia puerta de su principal enemigo a batir. Que no es el PSOE de Pedro Sánchez, sino el Vox de Santiago Abascal, el partido que desde su irrupción en la política española opera como un lastre para las posibilidades de Pablo Casado de llegar algún día a La Moncloa. Los populares están convencidos, según interpretan en la cúpula de Casado, ...

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Hay euforia en la planta noble de Génova. En los despachos del séptimo piso de la sede del PP se felicitan, casi sin creer cómo ha caído del cielo, por el gol en propia puerta de su principal enemigo a batir. Que no es el PSOE de Pedro Sánchez, sino el Vox de Santiago Abascal, el partido que desde su irrupción en la política española opera como un lastre para las posibilidades de Pablo Casado de llegar algún día a La Moncloa. Los populares están convencidos, según interpretan en la cúpula de Casado, de que el apoyo decisivo de Vox en forma de abstención —junto al voto afirmativo de EH Bildu— al decreto del Gobierno sobre los fondos europeos es un error de los de Abascal directo “al corazón del votante” de la extrema derecha. Tanto es así que visualizan, a partir de ese traspié, la gran oportunidad para empezar a debilitarles. La primera grieta en el músculo hasta ahora granítico de los ultras.

El PP no acaba de entender bien qué ha sucedido para que la dirección de Vox tomara la decisión de abstenerse en uno de los decretos más importantes de la legislatura, el ideado para agilizar la gestión de los 140.000 millones de euros que llegarán a España procedentes de la UE. La extrema derecha lo ha presentado como un ejercicio de responsabilidad, pero nadie comprende bien esa súbita sensatez después de haberse opuesto a todas las medidas del Gobierno en los peores momentos de la pandemia, incluidos los estados de alarma, que votaron en contra desde la segunda prórroga. En las filas populares circulan todo tipo de teorías: que el Gobierno les haya ofrecido algo a cambio —pero tanto el PSOE como Vox niegan haber negociado el voto—, o bien que hayan resultado exitosas en el partido ultra las supuestas presiones de empresas del Ibex en favor del decreto. O, incluso, que Abascal haya ideado un giro copernicano como el de Casado en la moción de censura e inaugure con esta decisión una nueva estrategia de pragmatismo.

Sea cual sea el motivo, el equipo de Casado cree que el resultado es un error de Vox que el PP tiene que aprovechar. “Se van a arrepentir”, deslizan en Génova. La dirección de los populares ve en este apoyo de Vox al plan del Gobierno para el mecanismo de gestión de los fondos europeos un gran elemento de diferenciación entre la extrema derecha y el PP. El principal partido de la oposición votó en contra, igual que Ciudadanos y otros aliados del Gobierno, como ERC. A partir de ahora, según entienden los populares, todo lo que suceda con los fondos europeos en España, incluidos los posibles problemas derivados de retrasos o de su gestión, será achacable a Vox, por haber actuado de “salvavidas” del Gobierno en este decisivo asunto.

La estrategia de Casado consistirá en no dejar que se olvide ese insólito respaldo de la extrema derecha al Ejecutivo de Pedro Sánchez, y en responsabilizar a Vox de los posibles fallos en la recepción de los fondos. El PP está decidido a utilizarlo primero como baza en la campaña catalana. En el acto de apertura, en Barcelona, el líder del PP insistió el jueves en que “quien ha salvado un plan clientelar abocado a la corrupción para gestionar con opacidad los fondos europeos han sido los extremistas de Vox”. Casado, que había propuesto a Sánchez la gestión por parte de una autoridad independiente en lugar del Consejo de Ministros, equiparó además a los de Abascal con los independentistas y con Podemos.

El líder de Vox, Santiago Abascal, interviene durante el acto electoral celebrado este sábado en el parque de la Dehesa de Girona. David Borrat (EFE)

El resbalón de Vox con su abstención al decreto, a juicio del PP, se explica en que ha terminado con el pétreo voto anti Pedro Sánchez que le caracterizaba. Ahora, el partido de Abascal también puede dar apoyos puntuales al presidente socialista. En consecuencia, ha dejado de ser el voto seguro del no a todo lo que haga Sánchez y su “Gobierno criminal” e “ilegítimo”, como lo concibe parte del electorado más extremista precisamente por el discurso de Abascal. “Vox es el socio oculto del Gobierno”, sostienen en el PP. Un vistazo a los comentarios en las redes sociales de los principales dirigentes de Vox justificando el voto revela el desconcierto en parte de sus bases.

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El PP puede encontrarse con problemas si Vox ha decidido un giro estratégico y pretende presentarse como un nuevo partido responsable, advierten por su parte fuentes socialistas. Los populares, argumentan, no pueden ganar a Vox en nacionalistas y ultras, y si Abascal decide no dejar al descubierto el flanco institucional, el juego sería otro. Habrá que esperar a ver qué hace Vox en las próximas votaciones.

Con todo, el resultado es un recrudecimiento de la guerra entre las dos marcas fuertes de la derecha. Casado tiene claro que necesita acabar con la tricefalia en el lado conservador. En Cataluña se libra una primera batalla, ajustada según los últimos sondeos: el CEO catalán (equivalente al CIS) pronostica para el PP una subida de cuatro a nueve escaños, por los cinco o seis que lograría Vox. Los populares insisten en que es muy difícil que Vox les supere y confían en que la grieta abierta en su hasta ahora inquebrantable electorado le haga daño.

Cruce de ataques entre las dos formaciones

Tras un periodo valle después del enfrentamiento que siguió a la moción de censura en la que Pablo Casado rompió con Vox, las hostilidades han vuelto a aflorar entre las dos formaciones de la derecha a cara de perro. Populares y extrema derecha se cruzaron este sábado ataques desde sus actos públicos y en las redes.

“¿Qué le debe Vox a Pedro Sánchez?”, se preguntó el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, por la abstención del partido de Santiago Abascal ante el decreto de los fondos europeos. “El Gobierno encara el resto de la legislatura con optimismo. Unas veces le salva [Arnaldo] Otegi; otras, [Gabriel] Rufián, y otras veces, Vox y Santiago Abascal”, añadió.

En Girona, el líder de Vox respondió con críticas al PP: “En pleno proceso golpista, algunos abandonaron a esta tierra y a la mitad de los catalanes hasta el punto de que tuvieron que intervenir el Rey, los tribunales y Vox como acusación particular. Tiraron al retrete una mayoría absoluta gigantesca”.

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