El vértigo de Ciudadanos ante el 14-F

El partido afronta las próximas elecciones catalanas con la incertidumbre de hasta dónde puede llegar su caída

Carlos Carrizosa, candidato de Cs el 14-F, Inés Arrimadas, líder de Cs, y la periodista Anna Grau, número dos en la lista al Parlament.Prensa Cs Parlament de Catalunya

La cúpula de Ciudadanos contiene el aliento ante las próximas elecciones en su cuna política con la imagen grabada en la retina del batacazo electoral de 2019 que acabó con la carrera de Albert Rivera. El susto está muy reciente. Sea de la dimensión que sea la caída del partido en las próximas elecciones catalanas, que dan por segura todas las encuestas, parece claro que la noche del 14 de febrero poco tendrá que ver con las mieles que Inés Arrimadas saboreó el 22 de diciembre de 2017, cuando hizo historia imponiéndo...

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La cúpula de Ciudadanos contiene el aliento ante las próximas elecciones en su cuna política con la imagen grabada en la retina del batacazo electoral de 2019 que acabó con la carrera de Albert Rivera. El susto está muy reciente. Sea de la dimensión que sea la caída del partido en las próximas elecciones catalanas, que dan por segura todas las encuestas, parece claro que la noche del 14 de febrero poco tendrá que ver con las mieles que Inés Arrimadas saboreó el 22 de diciembre de 2017, cuando hizo historia imponiéndose en las urnas. ¿Qué ha pasado para una resaca tan complicada cuatro años después de aquella histórica victoria al nacionalismo?

José Domingo, uno de los tres primeros diputados que Ciudadanos logró en el Parlamento de Cataluña, en el año 2006, se pone como ejemplo en primera persona para explicar las dudas de muchos votantes de centro izquierda ante la próxima cita electoral. Él es uno de ellos. Presidente de la asociación Impulso Ciudadano, donde se dedica al activismo sobre la política lingüística catalana, abandonó Ciudadanos en 2009 por uno de los primeros errores de Rivera: el pacto con la coalición ultraconservadora Libertas para concurrir a las elecciones europeas de ese año, que resultó un sonoro fracaso.

Ciudadanos nació hace 14 años promovido por un grupo de intelectuales que entendían que el PSC había caído en una excesiva contemporización con el nacionalismo, y siempre ha tenido un electorado más progresista en Cataluña que en el resto de España. Parte de ese votante, que tiñó de naranja el cinturón rojo de Barcelona en 2017, se sintió “expulsado” de Ciudadanos en 2019, cuenta Domingo, cuando Rivera se lanzó a la conquista del centro derecha y vetó cualquier acuerdo con el PSOE. “Ciudadanos tenía en Cataluña un amplio espectro ideológico, que iba del centro al centro izquierda, pero lo han achicado”, analiza este letrado de la Seguridad Social, que ve ahí una de las claves del retroceso del partido.

Arrimadas ha emprendido un giro al centro que permite al partido pactar de nuevo con el PSOE, pero la incógnita es si al electorado le pesará la historia reciente. “Muchos no perdonan a Rivera que no llegara a un acuerdo con el PSOE cuando pudo pactar un Gobierno; entre ellos, yo mismo”, apunta Domingo.

El giro a la derecha de Rivera puede explicar la fuga de Ciudadanos hacia el PSC, que además busca crecer con el efecto Illa. La frontera con los socialistas “va a depender mucho de la campaña que haga el candidato del PSC”, analiza el histórico dirigente de Cs. “¿Se va a dirigir al catalanismo moderado, o a los constitucionalistas de centro izquierda?”, se pregunta. “Aunque Illa es más moderado que Miquel Iceta en el tema nacional, viene comprometido por la actuación del Gobierno del que ha formado parte, con los acuerdos con el independentismo para el Presupuesto y la supresión del castellano como lengua vehicular en la ley de educación, que muchos tampoco olvidamos”, señala. “Si Cs es hábil para aflorar esas contradicciones del candidato del PSC, quizá puede mantener esa parte del votante”.

Los estrategas de Ciudadanos lo saben y han aprovechado el desembarco de Lorena Roldán en el PP para reafirmarse ideológicamente en el centro izquierda. “Cualquier persona que no se sienta identificada con el centro lo que tiene que hacer es irse a un partido de derechas; es lo normal”, dijo el candidato de Cs a la presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa, cuando le preguntaron por la marcha de su excompañera. Las encuestas reflejan que Ciudadanos tiene también fugas hacia la extrema derecha: un sondeo de Sociométrica para El Español de esta semana apunta a un trasvase del 28% de su electorado al PSC y de un 20% a Vox.

Cs sufre los vaivenes ideológicos y un liderazgo que le ha costado consolidar tras la marcha de Arrimadas. Rivera trató de clonarla con Roldán, pero la operación no funcionó y la nueva líder del partido destituyó a su sustituta en verano para colocar a Carlos Carrizosa, su escudero en Cataluña. Tres rostros distintos en una legislatura.

El contexto político hace el resto. “El resultado de Ciudadanos en 2017 fue coyuntural en un momento extremadamente emocional de la sociedad catalana, después del golpe, y como respuesta al plebiscito que se produjo sobre el sí o no a la independencia”, analiza otro de los históricos del partido, el eurodiputado Jordi Cañas. “Han pasado muchas cosas desde entonces. Ha bajado la tensión política y se va a producir una dispersión del voto, que se concentró en Junts per Catalunya y en Cs, y una parte va a volver a su espacio ideológico natural”, estima. En su opinión, la “corrección” que va a experimentar el partido hay que compararla con su resultado de 2015, antes de la efervescencia del procés, cuando Cs logró 25 diputados. La dirección calcula que ahora pueden estar entre los 15 a los 20 escaños.

“Hay resultados que casi nunca se repiten. El PSOE nunca ha repetido el resultado del año 1982. Ahora, sería un mal resultado que Carrizosa lograra menos de 25 diputados. Si son 23 no está mal… Por debajo de 20, sería pésimo”, reflexiona Francesc De Carreras, uno de los intelectuales fundadores de Ciudadanos, que desconfía de las encuestas y cree que salvarán los muebles. Los 36 escaños de Arrimadas se dan por irrepetibles, pero la incógnita es dónde está su suelo. Ciudadanos confía en que la lectura nacional de los resultados no sea tan mala, teniendo en cuenta que el PP puede encontrarse en peores problemas. La posibilidad del sorpasso de Vox al PP está presente. “Si hubiera que medir la potencia de PP y Cs en España por lo que pase en las catalanas, quizá Pablo Casado debería ir pidiendo el ingreso en Ciudadanos”, ha avisado Carrizosa. El 14-F puede dejar en tablas algunas batallas pendientes.

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