Vicente Gimeno Sendra, un jurista adelantado
Fue magistrado del Constitucional y tuvo una visión crítica del proceso penal español
José Vicente Gimeno Sendra (Gandía, Valencia, 1949), catedrático de Derecho Procesal fallecido el pasado sábado en Campello (Alicante), fue un adelantado en el mundo del derecho. Como profesor de esta especialidad jurídica, y luego como magistrado del Tribunal Constitucional entre 1988 y 1998, destacó por su visión crítica del proceso penal español, por sus lagunas o carencias en diversos aspectos, desde la posición del encausado a la intervención de los partidos como parte personada, por los riesgos de politización que comporta. Fue un precursor, al señalar muchos de los problemas que ahora s...
José Vicente Gimeno Sendra (Gandía, Valencia, 1949), catedrático de Derecho Procesal fallecido el pasado sábado en Campello (Alicante), fue un adelantado en el mundo del derecho. Como profesor de esta especialidad jurídica, y luego como magistrado del Tribunal Constitucional entre 1988 y 1998, destacó por su visión crítica del proceso penal español, por sus lagunas o carencias en diversos aspectos, desde la posición del encausado a la intervención de los partidos como parte personada, por los riesgos de politización que comporta. Fue un precursor, al señalar muchos de los problemas que ahora se volverán a abordar con el debate de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y al proponer soluciones —algunas ya llevadas a la práctica— inspiradas en la doctrina más exigente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Antolín Herrero, fiscal que acaba de jubilarse en el Supremo, recuerda que Gimeno Sendra logró un primer cambio sustancial en el sistema penal al abogar por la separación entre la labor de instruir y la de juzgar. Se trata, en suma, de que quien va a dictar sentencia no pueda estar contaminado por la investigación previa. Luis López Guerra, exvicepresidente del Constitucional, lo explica de otro modo: “Fue muy batallador —dice— en la defensa de las garantías procedimentales de los justiciables”. Y Vicente Magro, magistrado de la Sala Penal del Supremo y alumno de Gimeno Sendra a comienzos de los ochenta, destaca su labor docente. Sin ir más lejos, como director de su tesis doctoral, dedicada en 2005 a la violencia de género.
Todo ello encarnado en una personalidad vitalista, la de un valenciano ejerciente, muy arraigado a su tierra, que fue primero profesor de Derecho Procesal en Alicante y Valencia y luego catedrático de la misma materia en la Autónoma de Madrid y más tarde en la UNED. En esa trayectoria contribuyó a formar a una legión de alumnos. Y llegó al Constitucional, a propuesta del PSOE, con apenas 39 años, los mismos que López Guerra. Fueron, en suma, los dos magistrados más jóvenes que ha tenido hasta ahora el tribunal.
Una de las principales sentencias de esa etapa fue la relativa a la Ley de Normalización Lingüística aprobada en Cataluña. Se discutía entonces sobre el sistema de inmersión mediante la utilización del catalán como lengua vehicular. Un debate que ha resurgido ahora. El Constitucional resolvió que la lengua catalana podía tener dicho carácter siempre que el sistema educativo garantizara en paralelo el conocimiento y dominio del castellano. El objetivo de aquella estrategia era impedir la división del alumnado en dos líneas educativas, cada una en un idioma, en aras de la integración.
En este asunto, como en todos, Gimeno Sendra se condujo con plena independencia, plasmada en otros casos mediante una larga lista de votos particulares frente a sentencias en las que no estaba de acuerdo con la opinión de la mayoría. Esa misma libertad de criterio le permitió prestar su colaboración con administraciones gobernadas tanto por el PSOE como por el PP, siempre que para ello no fuera necesario ocupar cargos públicos, precisamente con la finalidad de proteger su radical independencia en la interpretación del derecho y la preservación del bien común.