Un casino clandestino tras la estantería de quesos gourmet
La Policía detiene en Alicante al propietario de una tienda que escondía una sala de fiestas en la que se jugaba al póker y se consumían drogas y alcohol
Una inocente tienda de productos gourmet en el barrio de San Blas de Alicante ocultaba un casino clandestino en el que se jugaban importantes timbas de póker, se consumían bebidas alcohólicas y se traficaba con cocaína. La típica estratagema de la Ley Seca norteamericana de los años 30, trasladada a la época del Covid-19 y descubierta, precisamente, en un operativo policial que trataba de hacer cumplir la normativa sanitaria.
Cada fin de semana, la Policía Nacional de Alicante vigila las calles en busca de comportamientos que incumplen las normas anticovid, como la falta de masca...
Una inocente tienda de productos gourmet en el barrio de San Blas de Alicante ocultaba un casino clandestino en el que se jugaban importantes timbas de póker, se consumían bebidas alcohólicas y se traficaba con cocaína. La típica estratagema de la Ley Seca norteamericana de los años 30, trasladada a la época del Covid-19 y descubierta, precisamente, en un operativo policial que trataba de hacer cumplir la normativa sanitaria.
Cada fin de semana, la Policía Nacional de Alicante vigila las calles en busca de comportamientos que incumplen las normas anticovid, como la falta de mascarillas, los botellones o las reuniones de personas que superen las restricciones de aforo. En uno de esos operativos, los agentes recibieron una información sobre una pequeña quesería y vinatería en la que se reunían habitualmente hasta 30 o 40 personas, “de forma clandestina y fuera del horario permitido”.
Durante la noche del viernes al sábado, la Policía se apostó frente al establecimiento, una pequeña tienda con estanterías de madera y decorada con flores, en la que se venden, principalmente, quesos y vinos. Pasada la medianoche, comenzaron a llegar clientes. Los agentes los interceptaron y uno de ellos resultó ser el dueño del establecimiento.
El primer registro del local no mostró nada sospechoso. Pero una búsqueda más exhaustiva reveló que una de las estanterías situadas tras el mostrador estaba anclada con imanes a la pared. Los agentes tiraron del mueble, que finalmente se abrió y se convirtió en el acceso a una habitación oculta, acondicionada como una sala de fiestas, amueblada con una barra llena de bebidas alcohólicas y varias mesas distribuidas por todo su espacio. Sonaba música a buen volumen, describen fuentes próximas a la investigación,
En un rincón, un reservado. Unas mesas giratorias estaban preparadas, con tapete y fichas, para la celebración de partidas clandestinas de póker. La investigación posterior determinó que estas reuniones se organizaban a través de aplicaciones de mensajería instantánea y redes sociales. La escena parece sacada del Chicago de Al Capone. Pero sin metralletas ni sombreros de ala ni una banda de jazz. Y también, sin que los participantes utilizaran las preceptivas mascarillas o respetaran las distancias de seguridad.
El registro continuó. Los agentes encontraron 12 envoltorios con cerca de 10 gramos de cocaína, “perfectamente distribuidos para su venta”. Además, descubrieron un maletín que contenía otros 11 gramos de cocaína, una báscula de precisión y 420 euros en efectivo. El propietario del establecimiento quedó arrestado en ese momento, como presunto autor de un delito de tráfico de drogas.
La Policía Nacional dio el aviso a la Local, que levantó un acta de sanción debido a que el establecimiento carecía de licencia de apertura para actividades de ocio. El detenido pasó a disposición judicial el pasado domingo, 18 de octubre.