Opinión

Fondos europeos: empieza el espectáculo

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha encontrado en un señor de Cuenca, Juan Ángel Poyatos, de acreditada trayectoria, al técnico que le puede hacer la vida fácil

Ximo Puig se somete al control de temperatura al inicio del acto de presentación de los nuevos carnés digitales del PSPV-PSOE.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Cuando en 1982 el PSOE ganó las elecciones, el recién elegido presidente de España, Felipe González, propuso a quien había sido su director de campaña, el valenciano Julio Feo, asumir el cargo de Secretario General de la Presidencia del Gobierno. “¿Cuál va a ser mi cometido?”, preguntó el susodicho, a lo que el flamante líder socialista le contestó: “Hacerme la vida fácil”.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha encontrado en un señor de Cuenca, Juan Ángel Poyatos, de acreditada trayectoria profesio...

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Cuando en 1982 el PSOE ganó las elecciones, el recién elegido presidente de España, Felipe González, propuso a quien había sido su director de campaña, el valenciano Julio Feo, asumir el cargo de Secretario General de la Presidencia del Gobierno. “¿Cuál va a ser mi cometido?”, preguntó el susodicho, a lo que el flamante líder socialista le contestó: “Hacerme la vida fácil”.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha encontrado en un señor de Cuenca, Juan Ángel Poyatos, de acreditada trayectoria profesional en servicios prestados a la administración valenciana, al técnico que le puede hacer la vida fácil si este corona con éxito la tarea encomendada.

Poyatos ha sido nombrado director general de Coordinación de la Acción del Gobierno de la Generalitat Valenciana. Su designación forma parte de la sutil remodelación aplicada la pasada semana por Puig al segundo escalón del Consell.

Emboscado entre apellidos de mayor linaje político como Jorge Alarte o Jordi Sebastià, ambos recuperados para la causa botánica, el nombramiento de Poyatos ha tenido menos repercusión mediática y, sin embargo, insistimos, de él va a depender la futura felicidad política de Ximo Puig.

En su cuenta de twitter, en respuesta a la curiosidad de un seguidor que se interesa por su responsabilidad recién asumida, Poyatos explica: “¡Buena pregunta! Se trata de coordinar aquellos proyectos que la Generalitat considere estratégicos y dirigir la oficina que gestiona los recursos que la UE va a poner a disposición de las regiones para impulsar la economía post COVID”. Quédense con la segunda parte de la explicación: fondos europeos e impulso de la economía.

Varadas las negociaciones para alcanzar un acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación autonómica que finiquite el vigente, caduco desde hace más de un lustro y objetivamente lesivo para la nostra terra; con la economía valenciana arrasada en sus sectores emblemáticos por la pandemia vírica; y huérfanos de un sistema financiero propio que alivie las precariedades presentes y futuras, o el Gobierno valenciano consigue fondos europeos o acabaremos escribiendo la crónica de un desastre anunciado.

El instrumento europeo llamado a proporcionar el oxígeno que nuestras arcas autonómicas precisan se denomina Next Generation EU, y es fruto de un pacto entre los países miembros de la UE para compensar los efectos de la crisis pandémica e impulsar la recuperación. Grosso modo, se calcula que a España le corresponderán 140.000 millones de ese fondo, a distribuir entre las leales y solidarias autonomías -modo irónico- bajo criterios que, a fecha de hoy, se nos antojan un arcano. Cataluña, de momento, ya ha anunciado que tiene preparada una batería de proyectos -no menos de veinte- cuya estimación económica alcanza los 30.000 millones de euros. El duelo en O.K.Corral-España de la autonomías está servido.

Juan Ángel Poyatos va a tener que bregar en las próximas semanas con el desbroce de los proyectos que los diferentes departamentos del Consell preparan en estos momentos. Su licenciatura en Economía pero, sobre todo, su doctorado en Filosofía, le van a resultar útiles para encajar los rejonazos de quienes se sientan damnificados por su criterio. Los planes deben adaptarse a los ejes sectoriales marcados desde Bruselas; esto es: transición energética, digitalización y fortalecimiento del estado del bienestar. Elegir cuáles sí y cuáles no pasan el primer filtro para ser remitidos al Gobierno de España va a abrir, seguro, nuevas vías de agua en el Gobierno del Botánico, de por sí precisado de urgente calafateado. Recordemos que es un ejecutivo tripartito integrado por representantes del PSPV-PSOE, Compromís y la coalición Unidas Podemos. Dada la falta de liquidez de la hacienda autonómica, cada conseller va a defender sus iniciativas con machete para beneficiarse de unos fondos europeos que permita exhibir músculo político y una hoja de servicios apañada cuando toque rendir cuentas ante el electorado. Nada nuevo bajo el sol: es la jugada que se repite cada año en cualquier gobierno de coalición a la hora de aprobar la ley de Presupuestos.

La última palabra no la tendrá Juan Ángel Poyatos, pero los informes que elabore para valorar cada proyecto pesarán en la decisión final que se adopte, y su veto respecto a planes que no se ajusten a las exigencias comunitarias, también. Vayamos preparando las palomitas porque el espectáculo empezará en breve.

Quedamos a la espera de saber qué papel interpreta en este proceso Joan Calabuig, secretario autonómico para la Unión Europea.

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