Hasta 212 migrantes, hacinados en un muelle del sur de Gran Canaria tras el repunte de llegadas

“La situación es mala”, aseguran los responsables del campamento montado por la Cruz Roja en la localidad de Arguineguín

Colas para comer en el muelle de Arguineguín, Gran Canaria.BORJA SUAREZ (Reuters)
Arguineguín (Gran Canaria) -

La localidad pesquera de Arguineguín (al sur de Gran Canaria, en el municipio de Mogán) se ha convertido en los últimos días en el ejemplo más palpable del drama humano de la inmigración africana y de la presión migratoria que vive el archipiélago. Hasta 212 migrantes magrebíes y subsaharianos, según los datos de la Cruz Roja, 175 según los de la Delegación del Gobierno, se encuentran hacinados desde finales de la pasada semana en media docena de carpas instaladas por la Cruz Roja. Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguran que se está estudiando las posibilidades de realojo. La Delegación...

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La localidad pesquera de Arguineguín (al sur de Gran Canaria, en el municipio de Mogán) se ha convertido en los últimos días en el ejemplo más palpable del drama humano de la inmigración africana y de la presión migratoria que vive el archipiélago. Hasta 212 migrantes magrebíes y subsaharianos, según los datos de la Cruz Roja, 175 según los de la Delegación del Gobierno, se encuentran hacinados desde finales de la pasada semana en media docena de carpas instaladas por la Cruz Roja. Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguran que se está estudiando las posibilidades de realojo. La Delegación ha confirmado que el miércoles se procedió al traslado a otros emplazamientos de un grupo de refugiados. Según la Cruz Roja, se ha tratado de 40 magrebíes, entre ellos 12 menores.

“La situación no es buena”, asegura el responsable insular de Inmigración de Cruz Roja Española y coordinador del campamento en el muelle de Arguineguín, Aday González, en la puerta de entrada del campamento. “Ahora mismo todos duermen en el suelo, algunos de ellos desde el viernes pasado. Eso sí, comida y agua no les falta”. La Cruz Roja es quien se ha hecho cargo de la asistencia de los llegados en las últimas semanas. A todos los inmigrantes se les han practicado los test PCR para conocer si son positivos por covid, si bien aún no han llegado los resultados.

“No son condiciones humanas”, ha declarado por su parte el presidente de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias, Mame Cheíkh. “Están hacinados, sin condiciones de seguridad. No es una situación digna para seres humanos”.

La llegada de cayucos y pateras se ha acelerado durante el mes de agosto. Una veintena de pateras y cayucos han arribado a las costas de Canarias desde el pasado 25 de agosto, que han sido rescatadas por Salvamento Marítimo. En ellas viajaban unas 260 personas. Solo ayer fueron cinco las cinco pateras que llegaron con 67 migrantes a bordo.

En total, alrededor de 1.400 personas llegadas en patera las que se alojan en los centros de Gran Canaria. Además de los 212 que se encuentran en las carpas de Arguineguín, hay otro centenar en Arinaga (localidad en el sureste de la isla, a unos 40 kilómetros de distancia).

Campamento provisional en el muelle de Arguinegín, en Gran Canaria. BORJA SUAREZ (Reuters)
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La migración marítima a España ha disminuido cerca de un 27% en lo que va de año. No sucede lo mismo con la ruta canaria. Las llegadas a las islas se han quintuplicado hasta 3.448, según el Ministerio del Interior, y está en su pico de los últimos 12 años. Desde que el 14 de marzo, fecha de inicio del confinamiento por el coronavirus, han llegado 95 embarcaciones con 2.769 inmigrantes (estadísticas provisionales a falta de consolidación por Ministerio del Interior). Esta es, además, una de las rutas más peligrosas: si hasta el 31 de julio habían llegado al archipiélago 3.269 personas, al menos murieron en el intento 162.

Este repunte de llegadas y la situación en Arguineguín pone de manifiesto una situación de sobras conocida: En el archipiélago, a pesar de su experiencia durante la llamada crisis de los cayucos en 2006, no hay suficientes instalaciones para atender a los recién llegados. Muchas de las que hay tampoco son adecuadas y ayuntamientos, sacerdotes, voluntarios y ONG improvisan a cada pico de llegadas alojamientos en pabellones deportivos, residencias escolares, albergues juveniles y hasta naves industriales.

“Por un lado, tenemos un colapso en el punto de llegada, porque desde el Gobierno de España no se ha conseguido habilitar en todos estos años una red de acogida que permita dar cabida a las personas que llegan a Canarias”, explica portavoz de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, Txema Santana. “Por otro lado, entendemos que la Delegación del Gobierno puede tener la tentación de usar hoteles y hostales para la acogida de emergencia. Esto puede ser válido como una salida de urgencia para momentos de emergencia, pero no puede ser duradera y no puede esconder la mala gestión a la hora de crear una red de acogida digna”.

Las islas, además, se han convertido en un embudo: los migrantes entran pero no salen. El Ministerio del Interior ha suspendido los traslados a la península desde que se declaró la emergencia sanitaria y el estado de alarma. ”Mientras no se posibiliten traslados la península, todos los espacios que se abran en Canarias se van a terminar llenando”, sentencia Santana.

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