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La nueva normalidad en la Escuela Superior de Canto de Madrid

El centro madrileño reabre sus puertas adaptado a las normas que exige la situación por la covid.

Desde las calles Pez o San Bernardo de Madrid se escucha estos días las voces de los alumnos de la Escuela Superior de Canto. Tienen las ventanas abiertas de par en par, una nueva norma para evitar contagios. También deben llevar mascarillas. En la imagen, Soledad Ruiz, alumna de Segundo, durante una clase.Samuel Sánchez
Cantar es un riesgo durante la pandemia pero esta enseñanza sufre un grave deterioro si es impartida por webcam. La Escuela Superior de Canto de Madrid ha decidido que era imprescindible que los alumnos retornaran al centro tras el verano. En la imagen, clase de coro con el profesor Antonio Moya.Samuel Sánchez
La mascarilla es un incordio pero los alumnos dicen que poco a poco se acostumbran a ella. “Te puede costar más buscar el sonido que quiere la profesora”, dice Violeta Siesto, alumna de tercero. En la foto,Susana Cordón, catedrática de canto enseña a Violeta.Samuel Sánchez
La clase de coro parece el mundo al revés. El profesor Antonio Moya da clase desde el escenario y los alumnos le siguen desde las butacas, bien separados unos de otros.Samuel Sánchez
Normalmente empieza el curso con música más alegre, pero este año el profesor ha decidido que los alumnos ensayen música de funeral, el Réquiem de Fauré, en homenaje a los muertos por la pandemia de coronavirus.Samuel Sánchez
Si es posible les gustaría dar en Navidad un concierto de homenaje. En abril ya publicaron un vídeo en YouTube cantando una canción de recuerdo para quienes ya no están: "Wem Kan Segla förutan Vind?" (¿Quién puede navegar sin viento?)Samuel Sánchez
Inicialmente la escuela pensó que las mamparas entre alumnos evitarían la expansión del virus, pero después de conocer en septiembre los últimos estudios sobre transmisión del virus por el aire, han reformado su protocolo de seguridad para exigir los tapabocas.Samuel Sánchez
El profesor Moya dice que cantar o en su caso, hablar, con mascarilla exige más esfuerzo para proyectar el aire, así que alumnos y profesores llegan a casa agotados.Samuel Sánchez
A pesar de todos los inconvenientes, los profesores notan que sus alumnos han vuelto del verano con más energía que nunca. Es lo que pasa cuando unos estudiantes con vocación vuelven a su entorno: “Noto que este año tienen un hambre de comerse las partituras inusual”, dice el profesor del coro.Samuel Sánchez
Hay alumnos que piden alternativas a la mascarilla como por ejemplo aumentar la distancia con el profesor en las clases individuales. Pero poco a poco se han adaptado. Cualquier cosa para no dejar un año en blanco en sus incipientes carreras. “Es adaptarse o morir. No queda otra”, dice Marcelo Solís, un alumno de 26 años.Samuel Sánchez