Arte malo para el corazón

Cuando parecía que su rival podía defenderse, Helgi Olafsson desata un trueno tan bello como letal

Grandes maestros hay muchos, y el mérito de todos ellos es indudable porque, con independencia del tamaño de su talento genético, es imposible llegar tan arriba en ajedrez sin un trabajo muy duro. Pero solo algunos logran la inmortalidad brillante, bien por sus extraordinarios éxitos deportivos o porque crean al menos una obra de arte, una joya que perdurará por los siglos de los siglos. Tal es el caso del islandés Helgi Olafsson, autor de la maravilla que glosa este vídeo en su espléndida partida frente al británico Jonathan Levitt, en el abierto de Reikiavik de 1990. Ciertamente, su posición en el momento del resplandor ya era ventajosa; pero todo indicaba que la tarea para la conversión de esa posición superior en victoria iba a ser larga; de pronto, Olafsson localiza el rayo letal, y lo ejecuta con tanta violencia que este vídeo no es recomendable para quien sufra del corazón.

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