Y ahora, consenso

Ayer se celebraron las cuartas elecciones en cuatro años; las recibimos con cierto hartazgo y apatía entre la ciudadanía. A pesar de la incapacidad que demuestran los líderes políticos de alcanzar acuerdos me negué a caer en esa desidia y fui a votar. Y aunque es innegable la imperfección que subyace a un sistema democrático, y que los ciudadanos no siempre eligen a los mejores gobernantes, me gustaría recordar aquello de “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos”; añadiría que no se valora su verdadera dimensión hasta que se pierde. Creo necesario que se plantee la posibilidad...

Ayer se celebraron las cuartas elecciones en cuatro años; las recibimos con cierto hartazgo y apatía entre la ciudadanía. A pesar de la incapacidad que demuestran los líderes políticos de alcanzar acuerdos me negué a caer en esa desidia y fui a votar. Y aunque es innegable la imperfección que subyace a un sistema democrático, y que los ciudadanos no siempre eligen a los mejores gobernantes, me gustaría recordar aquello de “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos”; añadiría que no se valora su verdadera dimensión hasta que se pierde. Creo necesario que se plantee la posibilidad de formar una coalición. No podemos seguir esperando, se deben emprender cuanto antes una serie de reformas que no pueden demorarse más. Echo en falta el sentido de Estado y la altura de miras de los líderes políticos de la Transición que demostraron la importancia del consenso.

Javier Cordero Ruiz. Madrid