Subsistencia rural
Pocos somos los que no “tenemos pueblo”. Ese lugar al que se va en busca de paz y tranquilidad. Quizá demasiada tranquilidad. Nuestros pueblos cada vez están más vacíos, sus jóvenes acuden a las ciudades en busca de trabajo y sus ancianos en busca de comodidad. Así es como, cada año, aumenta el número de pueblos abandonados. Sin darnos cuenta, estamos perdiendo una de las esencias de nuestra tierra, esa tierra que, con tanto esfuerzo, labraron nuestros abuelos y que en un futuro podría quedar olvidada.
Silvia Ponce de León García. Alcorcón (Madrid)...
Pocos somos los que no “tenemos pueblo”. Ese lugar al que se va en busca de paz y tranquilidad. Quizá demasiada tranquilidad. Nuestros pueblos cada vez están más vacíos, sus jóvenes acuden a las ciudades en busca de trabajo y sus ancianos en busca de comodidad. Así es como, cada año, aumenta el número de pueblos abandonados. Sin darnos cuenta, estamos perdiendo una de las esencias de nuestra tierra, esa tierra que, con tanto esfuerzo, labraron nuestros abuelos y que en un futuro podría quedar olvidada.
Silvia Ponce de León García. Alcorcón (Madrid)