Cartas al director

Reflexiones del turismo

Entras a un templo budista y ves dos tipos de personas: por un lado, los que entran ruidosamente, acelerados, buscando el encuadre ideal para la foto, y adoptando la postura típica de manos unidas y sonrisa ensayada, con la que vociferarán en sus redes sociales que han estado allí y lo han pasado en grande. Y, por otro, una minoría, mucho más silenciosa, que intenta encontrar un hueco para hallar su momento de recogimiento, eso sí, no libre de algún codazo o algún pisotón. Si tienes la suerte de poder distanciarte de la escena, pero seguir presenciándola, afloran algunas reflexiones incómodas:...

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Entras a un templo budista y ves dos tipos de personas: por un lado, los que entran ruidosamente, acelerados, buscando el encuadre ideal para la foto, y adoptando la postura típica de manos unidas y sonrisa ensayada, con la que vociferarán en sus redes sociales que han estado allí y lo han pasado en grande. Y, por otro, una minoría, mucho más silenciosa, que intenta encontrar un hueco para hallar su momento de recogimiento, eso sí, no libre de algún codazo o algún pisotón. Si tienes la suerte de poder distanciarte de la escena, pero seguir presenciándola, afloran algunas reflexiones incómodas: ¿en qué feria se ha convertido el turismo?, ¿entrarías igual a una iglesia aun sin ser religioso?, ¿qué te parecería que entraran así a nuestros templos?

Vanesa Barrales Molina. Granada

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