Cartas al director

Hasta la bandera

Es una maldita pena que la instrumentalización de los símbolos patrios, por desalmados que solo ansían réditos electorales, mancille lo que es de todos: las marcas de un país al que procuramos amar, con todas sus imperfecciones, y pese a la temible mediocridad de todos y cada uno de sus dirigentes. Ese manoseo abyecto hace que me sienta apátrida, y me parece injusto. Por mis credenciales de apasionado demócrata, español y europeo, creo que me merecería poder apreciar mi bandera con amistosa indiferencia y sin hacerle ascos.

José M. Ochoa de Michelena

Bruselas (Bé...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Es una maldita pena que la instrumentalización de los símbolos patrios, por desalmados que solo ansían réditos electorales, mancille lo que es de todos: las marcas de un país al que procuramos amar, con todas sus imperfecciones, y pese a la temible mediocridad de todos y cada uno de sus dirigentes. Ese manoseo abyecto hace que me sienta apátrida, y me parece injusto. Por mis credenciales de apasionado demócrata, español y europeo, creo que me merecería poder apreciar mi bandera con amistosa indiferencia y sin hacerle ascos.

José M. Ochoa de Michelena

Bruselas (Bélgica)

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En