Turismo y lucha de clases

En una pancarta de Arran puede leerse: “Aquí se está librando la lucha de clases”. La foto muestra a los activistas ante varios yates atracados en el puerto de Palma. Visto así puede entenderse. Pero cuando asaltan un bus turístico, en el que seguro que no iba Jeff Bezos, o pinchan ruedas de bicicletas turísticas en las que seguro que jamás había subido Bill Gates, ese discurso de lucha de clases se desmorona como un castillo de naipes. Porque, encima, lo que estropean son bienes públicos que serán reparados a costa del bolsillo de los barceloneses. Muy inteligente. En realidad, ellos protesta...

En una pancarta de Arran puede leerse: “Aquí se está librando la lucha de clases”. La foto muestra a los activistas ante varios yates atracados en el puerto de Palma. Visto así puede entenderse. Pero cuando asaltan un bus turístico, en el que seguro que no iba Jeff Bezos, o pinchan ruedas de bicicletas turísticas en las que seguro que jamás había subido Bill Gates, ese discurso de lucha de clases se desmorona como un castillo de naipes. Porque, encima, lo que estropean son bienes públicos que serán reparados a costa del bolsillo de los barceloneses. Muy inteligente. En realidad, ellos protestan contra el turismo barato, el que llevan a cabo los trabajadores y las clases medias del resto del mundo. Pero decir: no quiero a turistas cutres y pobres es muy fuerte, sobre todo cuando uno cree que es de izquierdas. No son lo mismo las playas del Caribe que las de Magaluf. Si no queremos masificación seamos exigentes —también en los precios. Siempre es más fácil pinchar una rueda de bicicleta que pensar y ofrecer alternativas sensatas. Pero las neuronas, en verano, descansan también.— José M. Fernández Ros. Carcaixent (Valencia).