Cartas al director

Nuevo ataque, ahora en Mánchester

Tras el nuevo ataque, ahora en Mánchester, se siguen acabando los calificativos para catalogar a esos despreciables y cobardes terroristas. A veces parece que se terminan por agotar las palabras y las formas de mostrar nuestro total apoyo hacia las víctimas y sus familias. Vaya siempre toda la solidaridad con ellas. Mal haremos en acostumbrarnos a estos viles crímenes y a tratar de entender que puede parecer hasta “algo normal” y que, mientras no te toque de manera directa, se considera lejano en distancia y tiempo. Grave error; porque poco civilizados seremos si no sentimos la empatía real co...

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Tras el nuevo ataque, ahora en Mánchester, se siguen acabando los calificativos para catalogar a esos despreciables y cobardes terroristas. A veces parece que se terminan por agotar las palabras y las formas de mostrar nuestro total apoyo hacia las víctimas y sus familias. Vaya siempre toda la solidaridad con ellas. Mal haremos en acostumbrarnos a estos viles crímenes y a tratar de entender que puede parecer hasta “algo normal” y que, mientras no te toque de manera directa, se considera lejano en distancia y tiempo. Grave error; porque poco civilizados seremos si no sentimos la empatía real con todas y cada una de las víctimas, sea en España, Reino Unido, Francia, o en cualquier otro país del mundo. Muy mal haremos si no comprendemos el terror como una catástrofe global que necesita de la verdadera unidad e involucración de todos los ciudadanos y Gobiernos democráticos. Sea donde sea, continúa siendo tiempo de exigir a escala nacional e internacional todos los medios y toda la dureza judicial, policial, militar, social y política contra los terroristas y quienes les apoyan.— David García. Madrid.

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