Ignorancia, o mala fe

Los medios nos informan de la evolución del paro en el pasado mes de febrero, que se salda con 9.000 parados menos y 70.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social. Nos felicitamos por ello, pero no es suficiente. Es evidente que se tiende a liberar el mercado de trabajo, lo cual tiene algo de positivo, aunque también tiene dos lagunas lacerantes: que el nivel aún elevado de paro permite al empresario especular con la calidad del empleo y su remuneración; y que las cotizaciones a la Seguridad Social se resienten por la degradación de los sueldos. Los empresarios se apoyan en la competitividad p...

Los medios nos informan de la evolución del paro en el pasado mes de febrero, que se salda con 9.000 parados menos y 70.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social. Nos felicitamos por ello, pero no es suficiente. Es evidente que se tiende a liberar el mercado de trabajo, lo cual tiene algo de positivo, aunque también tiene dos lagunas lacerantes: que el nivel aún elevado de paro permite al empresario especular con la calidad del empleo y su remuneración; y que las cotizaciones a la Seguridad Social se resienten por la degradación de los sueldos. Los empresarios se apoyan en la competitividad para justificar esto, pero un ser humano no deber ser jamás un apunte más del capítulo de gastos de un balance. A la hora de reducir costes el empresario especula con la precariedad de la situación laboral para tirar de lo más fácil, es decir, los sueldos; pero si a quien compra le quitas poder adquisitivo, el consumo se viene abajo. Un balance ofrece mil partidas de donde tirar para reducir costes; el hacerlo a costa de los trabajadores es, aparte de indigno, un error propio de ignorantes o de emprendedores con mala fe. O puede que de ambas cosas.— José Luis Carreras Barbero.