Di patata

En manos necias las cámaras de fotos retuercen el recuerdo y nos convierten a todos en idiotas

cordon press

Las cámaras de fotos deberían ser como los bisturís o los martillos fresadores. Pero co>meten el error de fabricarlas sin agujas ni depósitos de ácido, y no parecen letales. Deberían resultar peligrosas, infundir respeto al dueño. Una caja inofensiva con un ojo dentro que nos inmortaliza (STOP: no es moco de pavo, acaricia la angustia de morirse).

En manos necias retuercen el recuerdo y nos convierten a todos en idiotas. Sí, hay fotos que nos convierten en idiotas. Se me ocurren pocas cosas más peligrosas.

Las fotos idiotas fabrican momentos inmortales que no existier...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Las cámaras de fotos deberían ser como los bisturís o los martillos fresadores. Pero co>meten el error de fabricarlas sin agujas ni depósitos de ácido, y no parecen letales. Deberían resultar peligrosas, infundir respeto al dueño. Una caja inofensiva con un ojo dentro que nos inmortaliza (STOP: no es moco de pavo, acaricia la angustia de morirse).

En manos necias retuercen el recuerdo y nos convierten a todos en idiotas. Sí, hay fotos que nos convierten en idiotas. Se me ocurren pocas cosas más peligrosas.

Las fotos idiotas fabrican momentos inmortales que no existieron. “Venga, poneos juntos [no lo estábamos, por qué] y sonreíd [no nos apetecía, para qué]”.

O peor: decid patata. ¿Patata? Un aplauso para el genio que estableció que todo fotografiado en España parezca una muñeca hinchable.

¿Por qué la gente sonríe siempre para la foto? Como si hubiese que recordar obligatoriamente que ese tiempo fue alegre, aunque no lo fuera. Hacer memorable lo prescindible.

Si alguien tiene la osadía de posar con cara normal, o triste, se convierte inmediatamente en el que estropea la foto. ¡Evidenciaste nuestra farsa con tu verdad cero fotogénica! ¿Quieres fingir un poco, por favor? ¡Patata! ¡Patata!

Sonriamos abrazados en una especie de final de representación teatral rara y cuando nos bañe el flash, volvamos a lo que sí estaba pasando. Recordemos lo borrable. Envenenemos la memoria con días felices que no lo fueron.

Porque muchos no lo fueron. Trata de recordar el minuto antes de hacer la gran mayoría de las fotos en las que sales. ¿Sabes por qué no lo recuerdas? Porque no era para tanto. Porque ni siquiera daba para foto.

Archivado En