Tentaciones

Nicolas Winding Refn: "La belleza es un nuevo sistema de clases"

El director de 'Drive' sigue provocando. Esta vez, a costa de nuestra obsesión por la imagen

Un día, Nicolas Winding Refn se dio cuenta de que no había nacido con el don de la belleza física. Y no es que el autor de películas como Bronson, Drive y Only god forgives, cineasta de ideas claras y ego generoso, no hubiese reparado hasta entonces en su aspecto, pero fue más consciente que nunca de hasta qué punto eso puede marcar la vida de alguien. De paso, ya tenía un punto de partida para su última criatura, The neon demon, una fábula retorcida con tintes de ...

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Un día, Nicolas Winding Refn se dio cuenta de que no había nacido con el don de la belleza física. Y no es que el autor de películas como Bronson, Drive y Only god forgives, cineasta de ideas claras y ego generoso, no hubiese reparado hasta entonces en su aspecto, pero fue más consciente que nunca de hasta qué punto eso puede marcar la vida de alguien. De paso, ya tenía un punto de partida para su última criatura, The neon demon, una fábula retorcida con tintes de giallo en la que toma a Elle Fanning como conejillo de indias en una reflexión sobre la percepción de la belleza y como ésta se ha convertido, en sus propias palabras, “en un nuevo sistema de clases”. Con ella salió abucheado de Cannes pero, como buen provocador, no solo sabe encajar los golpes, sino que disfruta recibiéndolos.

¿Crees que serías director de cine si hubieses sido una persona más bella físicamente?

No tengo ni idea, pero supongo que mi vida habría sido distinta. Todos queremos ser deseados, siempre hay algo de vanidad en nosotros. Estamos rodeados de tanta belleza en los medios que, irremediablemente, te das cuenta de que tú no la tienes. Y eso no va a cambiar; al contrario, va a ir a más. En las redes sociales existe una especia de obsesión por la belleza artificial, nos comunicamos a través de imágenes. Va a ser muy interesante ver cómo evoluciona nuestro mundo. No con mi generación, sino con la siguiente. Nos guste o no, ya es parte de nuestra realidad, nos estamos acostumbrando a buscar lo que vemos.

¿Es necesario un gran ego para dirigir una película?

No, creo que eso es parte de nuestro ADN, está en todos nosotros. Tenemos esa parte megalómana y egoísta, esa auto indulgencia, autoobsesión, narcisismo… De ahí es de dónde llega la creatividad. Y la gente que dice que no tiene ninguna de esas cualidades, miente.

The neon demon no llegó a arrancar hasta que diste con Elle Fanning como protagonista. ¿Qué cualidades posee que eran tan complicadas de encontrar?

Necesitaba a alguien que fuese capaz de pasar de 0 a 100 y que tuviese ese elemento único que necesitaba el papel. Alguien que fuese deseable. También alguien que fuese muy joven, así que realmente era como buscar una aguja en un pajar. Mi mujer había visto a Elle Fanning en una película, vi una sesión de moda con ella y, después de meses y meses de casting, fue como: “Es ella”. De repente, la solución estaba justo delante de mí. El proyecto era conseguir a Elle Fanning.

María Suárez-Inclán

Es decir, que tiene eso de lo que se habla en la película y nunca se llega a describir.

Sí, ha nacido con un don. Algo que no todo el mundo tiene. Es lo que la hace tan especial: es algo que no se puede aprender, no se puede enseñar… es simplemente algo que te da Dios.

The neon demon es tu primera película que rehúye de manera consciente lo masculino. ¿Por qué quisiste cambiar de punto de vista?

Con Drive creo que alcancé el límite de mi obsesión con lo masculino. Era el momento de ir justo en el sentido contrario. No solo se trataba de adoptar la perspectiva de una mujer, sino la de una chica joven. Por supuesto, yo también estoy dominado por las mujeres, pero se trataba también de ver cómo ellas usan el entretenimiento, y cómo el mundo del entretenimiento las alaba desde una edad muy temprana, sobre todo comparado con cuando yo era joven. Es muy distinto ahora, y también me parece algo que da bastante miedo.

Gran parte del equipo de esta película, desde el guión de Polly Stenham Mary Laws hasta la dirección de fotografía de Matasha Braier, está formado por mujeres. ¿Te preocupaba mostrar una visión de la mujer desde la perspectiva de un hombre?

No… Soy un hombre, es algo que no puedo cambiar. Siempre se me podría achacar estar mirando a las mujeres desde una perspectiva masculina, pero soy hombre… Lo que sí pensé es que, rodeándome de mujeres me podría alimentar de su energía y sus ideas, pero al mismo tiempo también fue interesante porque, muchas veces, las conversaciones que teníamos acababan en torno a los hombres, y eso era algo que no me interesaba. Solo me interesaba lo relativo a las mujeres. Es por eso que todos los personajes masculinos desaparecen a mitad de la película. Al final, siempre es una discusión sin fin sobre quién está mirando a quién y desde qué perspectiva. Pero llegué a un punto en el que me parecía un poco autodestructivo centrarse en las diferencias. Era mejor pensar en qué parecía lo mejor y qué resultaba más interesante.

Tus películas suelen provocar reacciones viscerales, pero esta es quizás la que más rechazos ha creado, una situación en la que pareces sentirte muy cómodo. ¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba provocar?

No es que te despiertes un día y te des cuenta. Me gusta el acto de ser creativo y me gustan los extremos, y también el hecho de que la gente se enfrente, provocar emociones, porque al final esas son el tipo de cosas que penetran en la mente. Es irónico: antes, en artes como la pintura, la poesía o la música, la polarización era algo deseable; el escándalo significaba el éxito. Ahora, al haber tanto dinero de por medio, el miedo a cualquier tipo de crítica es el miedo a dejar de crear dinero. Por eso a veces se nos olvida que el cine es un arte, y que es mucho más interesante cuando provoca emociones, en lugar de ser simplemente algo agradable.

"La gente que dice no tener una parte narcisista miente"

Es sabido que asumes muchos riesgos a la hora de filmar, y en The neon demon cambiaste por completo la segunda parte del filme durante el rodaje. ¿Necesitas esa inseguridad para crear?

Me gusta el miedo, el miedo al fracaso. La creatividad se nutre del miedo. Es como sentir que cada día pudieses perderlo todo. Como en una avalancha, te fuerzas a sucumbir a tus instintos. Dices, bueno, quizás esta sea la última película que haga, pero al menos será como yo querría verla. No puedes tener dudas, tienes que hacer los cosas según como tu instinto te diga que deben ser. No es como llevar un manual en el que todo ha sido analizado. Y a la hora de rodar, da mucho miedo.

¿Y qué significa para ti el fracaso?

No comprometerse al 100% con lo que haces. Tomar decisiones en base a las dudas, no dejar que la película se convierta en lo que debería ser. Siempre intento contentar a todo el mundo porque, por supuesto, esto también es un negocio, y tienes que asegurarte de que haces películas que son viables económicamente. Por eso mis películas son muy baratas de hacer, para no poner en riesgo a nadie. La mayoría normalmente recauda dinero muy pronto. Así puedes liberar de ese miedo a la gente que está invirtiendo. De esa forma, todo se reduce a mí, y a intentar no caer en hacer algo en lo que no crea.

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