La discoteca en la que se baila bajo el agua

Es de noche, y te dispones a salir a bailar. Llegas a un club con amigos, pasas la entrada y, lo que tienes delante de ti es una piscina olímpica. Todo el público está en bañador. Nadando, buceando y moviéndose con la música… pero bajo el agua. En lo alto de uno de los trampolines, como en un inmenso pedestal, asoma uno de los DJs de la noche. La imagen podría parecer sacada de una película de ciencia ficción, una distopía del tipo Black mirror, aunque desprovista de todo elemento desasosegante. Pero no: es real. Sucedió durante la última edición de la ...

Es de noche, y te dispones a salir a bailar. Llegas a un club con amigos, pasas la entrada y, lo que tienes delante de ti es una piscina olímpica. Todo el público está en bañador. Nadando, buceando y moviéndose con la música… pero bajo el agua. En lo alto de uno de los trampolines, como en un inmenso pedestal, asoma uno de los DJs de la noche. La imagen podría parecer sacada de una película de ciencia ficción, una distopía del tipo Black mirror, aunque desprovista de todo elemento desasosegante. Pero no: es real. Sucedió durante la última edición de la Red Bull Music Academy, el encuentro de músicos y productores que la marca realiza anualmente en alguna ciudad del planeta. Esta vez, Montreal fue el lugar elegido, y en el que se puso en práctica esta experiencia, creada por el colectivo Wet Sounds, especialistas en crear instalaciones que mezclan luz y sonido que ponen al espectador a flotar. Literalmente.

“Dentro del agua, el sonido viaja mucho más rápido que en el aire, así que no solo lo escuchas con tus oídos, sino también a través de tus huesos”, explica Joel Cahen, fundador de Wet Sounds y el artífice del equipo de sonido que se instaló para las actuaciones del productor italiano Lorenzo Senni, el dúo de Detroit Dopplereffekt y DJ Stingray, que pinchó para la ocasión un set basado en temas de techno líquido de Drexciya, mítico proyecto de techno de Detroit. “Lo que sucede es que, en el agua, escuchas el sonido como si llegase de dentro de tu cabeza”, prosigue Cahen. “Es realmente extraño”.

Diego Fernández, director de la edición española de DJ Mag y uno de los presentes en la cita, lo confirma. “Es una sensación bastante rara”, confiesa. “Iba un poco escéptico, sin saber qué esperar exactamente. Pero dentro del agua, con ese nuevo sistema de sonido y esas frecuencias normalmente inescuchables, cambié de idea. Jamás hubiese imaginado un sonido tan claro, transparente y obvio, y menos debajo del agua”. Él nos explica que esta tecnología se lleva desarrollando desde hace unos ocho años. “Lo que se intentaba era ofrecer un entorno de audio compuesto por diversas capas y un nuevo sistema de sonido apto para seco y mojado, usando la física y composiciones experimentales para mejorar la experiencia”, explica.

Pero, ¿cómo te desenvuelves en el entorno de un club en el que para bailar tienes que luchar con el elemento líquido? Al contrario de lo que pueda parecer, los clubbers bañistas no se encierran en su propia burbuja. “Es un experiencia totalmente dinámica e interactiva”, asegura Diego. “No dejas de comunicarte y relacionarte con la gente en ningún momento. Eso sí, lo de bailar es algo más complicado. Además, si uno se cansa puede tirar de copas o cervezas en la barra adecuada para ello”. En cuanto a las diferencias auditivas, nos explica que “cuanto más profundo te encuentres, mejor y más claro suena. Lo curioso es ver cómo las frecuencias más graves se escuchaban mucho más claras de lo normal. No tanto con los agudos”.

La tecnología desarrollada por Wet Sounds y Joel Cahen, sin embargo, no solo es aplicable al entorno nocturno. “No tardaremos mucho en verla adaptada y consolidada en nuestro día a día; piscinas municipales, festivales, etc.”, aventura Diego. “¿Te imaginas poder ir a nadar y poder escuchar -sin cascos- la sesión de alguien que ha pinchado durante el fin de semana? ¿O incluso en directo?”.