El clavo

El siglo XXI ya nació con demencia senil y no tiene ni 20 años

Olvido Hormigos.efe

Quiero hablar del dedo de Olvido Hormigos. Partamos de la base de que hace unos siete años que no veo Telecinco. Queda ahí, no voy a desarrollar más el asunto. No es el vestido de hoy, que vuelva al armario. Solo quería enseñaros la tela.

Porque quiero hablar del dedo de Olvido Hormigos. Ella se hizo un vídeo fuertecito usando un dedo de su propiedad y lo compartió con el destinatario de, entiendo, su deseo (no recuerdo las circunstancias exactas y ...

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Quiero hablar del dedo de Olvido Hormigos. Partamos de la base de que hace unos siete años que no veo Telecinco. Queda ahí, no voy a desarrollar más el asunto. No es el vestido de hoy, que vuelva al armario. Solo quería enseñaros la tela.

Porque quiero hablar del dedo de Olvido Hormigos. Ella se hizo un vídeo fuertecito usando un dedo de su propiedad y lo compartió con el destinatario de, entiendo, su deseo (no recuerdo las circunstancias exactas y tampoco por qué aquello se hizo público). El caso es que en su momento levantó una polvareda fina y ahora Olvido es una señora muy famosa. Es obvio que antes del vídeo hizo muchas cosas, y ahora hará muchas otras. No estoy hablando de Olvido o haciendo un juicio de su carrera (ya he dicho que no veo Telecinco, qué locura de artículo sería esto), no salgáis del marco conciso de su dedo. Porque el quid, el chisquero de toda su carrera, el clavo del que sale el primer hilo de la maraña que la sostiene en el ojo caprichoso de lo popular (una pupila esquiva e ingrata, en cualquier momento te desenfoca para siempre) es: “Hola, una vez me hice esa cosa fuertecita en vídeo con mi dedo”.

Eso no va a cambiar, aunque antes fuese concejala, aunque mañana lo pete en la ACB. Puede que se diluya entre muchas otras hazañas o novedades, porque el siglo XXI ya nació con demencia senil y no tiene ni 20 años. Pero si yo puedo recordarlo, venga va, ella lo recuerda, aunque sea de vez en cuando.

Me pregunto si en algún momento, a punto de salir en un programa, sentada en publicidad en un sillón carísimo, se ha mirado el dedo (ignoro si es diestra o zurda) y ha sentido un escalofrío.

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