Volvamos a Estambul
Los que amamos Turquía, y especialmente la ciudad de Estambul, que nos acoge con una nostalgia sublime de múltiples civilizaciones, no podemos dar la espalda a un país que siempre nos recibe con abrazos cálidos y abiertos y nos acompaña de la mano a momentos mágicos de colores, olores, sabores, sonidos y poesía de una cultura inigualable. Volvamos todos a Estambul, disfrutemos de sus calles y de sus amaneceres, y abandonémonos a la delicada caricia de sus puestas de sol en el Bósforo. Es la mejor forma de encarar la barbarie y a los enemigos de la democracia y la vida de Turquía y de Europa. L...
Los que amamos Turquía, y especialmente la ciudad de Estambul, que nos acoge con una nostalgia sublime de múltiples civilizaciones, no podemos dar la espalda a un país que siempre nos recibe con abrazos cálidos y abiertos y nos acompaña de la mano a momentos mágicos de colores, olores, sabores, sonidos y poesía de una cultura inigualable. Volvamos todos a Estambul, disfrutemos de sus calles y de sus amaneceres, y abandonémonos a la delicada caricia de sus puestas de sol en el Bósforo. Es la mejor forma de encarar la barbarie y a los enemigos de la democracia y la vida de Turquía y de Europa. Los enemigos de la vida no tienen derecho a privarnos del disfrute de los placeres de este hermoso país.
Estambul, que vio transcurrir tantas civilizaciones con la grandeza de su belleza, no permitirá que el resto del mundo no pueda disfrutar de lo que es en la actualidad.— Eduardo Esteban González. Espartinas (Sevilla).