Cartas al director

Ultras

Desde que nací soy aficionado del Real Betis Balompié, creo que es una de las mejores herencias que me pudo dejar mi abuelo. Disfruto enormemente cada vez que piso el Villamarín. Veo caras de emoción y las ganas de fútbol de la gente, pero lo que no quiero es ir con miedo. No quiero tener que salir corriendo de la celebración de un título o partido importante, ni quiero tener que estar alerta. Me fatiga el hecho de ver cómo en cada jornada los ultras mezclan el deporte con la política. Me avergüenza que por unos delincuentes quede manchada toda una afición. El único color que defienden es el r...

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Desde que nací soy aficionado del Real Betis Balompié, creo que es una de las mejores herencias que me pudo dejar mi abuelo. Disfruto enormemente cada vez que piso el Villamarín. Veo caras de emoción y las ganas de fútbol de la gente, pero lo que no quiero es ir con miedo. No quiero tener que salir corriendo de la celebración de un título o partido importante, ni quiero tener que estar alerta. Me fatiga el hecho de ver cómo en cada jornada los ultras mezclan el deporte con la política. Me avergüenza que por unos delincuentes quede manchada toda una afición. El único color que defienden es el rojo de la sangre que provocan en algunos de sus conflictos. Hay que hacer algo para que no se camuflen entre los que verdaderamente amamos el fútbol y a nuestro equipo.— Javier Rodríguez Fernández. Sevilla.

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