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Se realizan estudios sobre las más peculiares realidades para sacar conclusiones obvias o, con suerte, erróneas

La Universidad de Gante acaba de anunciar los resultados de un estudio respecto de los anhelos de las mujeres que buscan sexo ocasional: se sienten atraídas por los hombres que beben y fuman, pues esos dos hábitos otorgan riesgo a la aventura. Si se realizara este estudio entre hombres con las mismas intenciones, el resultado sería que se acostarían con cualquier cosa que se moviera y se beberían todo lo que estuviera mojado. Si en España tenemos rotondas, en Bélgica tienen a la Universidad de Gante.

Vivimos un tiempo en el que se realizan estudios sobre las más peculiares realidades pa...

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La Universidad de Gante acaba de anunciar los resultados de un estudio respecto de los anhelos de las mujeres que buscan sexo ocasional: se sienten atraídas por los hombres que beben y fuman, pues esos dos hábitos otorgan riesgo a la aventura. Si se realizara este estudio entre hombres con las mismas intenciones, el resultado sería que se acostarían con cualquier cosa que se moviera y se beberían todo lo que estuviera mojado. Si en España tenemos rotondas, en Bélgica tienen a la Universidad de Gante.

Vivimos un tiempo en el que se realizan estudios sobre las más peculiares realidades para sacar conclusiones obvias o, con suerte, erróneas. De hecho, hay estudios sobre el mismo particular que arrojan resultados dispares. Si en Gante concluían que las mujeres querían fumadores y bebedores, en la Universidad del Sur de la Bretaña afirmaban que lo que ellas buscan es un tipo que toque la guitarra, mientras que la app Fishbrain informaba de que, en realidad, lo que desean es un tipo que tenga una foto en la que aparece sujetando un pez. Hasta que el Cirque du Soleil encargue un estudio sobre este particular y concluya que lo que las señoras desean es un equilibrista, mejor elegir un bando: el del que aguanta salmones o el del que sostiene cañas. Todo esto, pues, en vez de ayudarnos a saber algo termina llevándonos a tener una opinión (ejemplo: una vez ligué comprando rape, por lo que concluyo que los del pez tienen razón), y eso es justo lo contrario de lo que un estudio debería provocar. Pero, en el fondo, es lo que todos queremos: una base seudocientífica sobre la que sustentar las idioteces que se nos ocurren.

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