Cartas al director

El círculo del terrorismo

¿Cómo acabar con el terrorismo cuando el motor de esta clase de crímenes es un perverso círculo vicioso? Ahí están los promotores del horror: cómplices financieros, líderes ideológicos, fanáticos extremistas… los cerebros del mal. Ellos manipulan a los descerebrados, a los asesinos locos y no tan locos, capaces en su fanatismo de matar a cualquiera. Imprescindibles en esa secuencia son también las armas y explosivos que circulan por el mundo en cantidades absurdamente ingentes y descontroladas. Y, por último, está la espectacular cobertura mediática de cada matanza. ¿Cómo evitar que dicha difu...

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¿Cómo acabar con el terrorismo cuando el motor de esta clase de crímenes es un perverso círculo vicioso? Ahí están los promotores del horror: cómplices financieros, líderes ideológicos, fanáticos extremistas… los cerebros del mal. Ellos manipulan a los descerebrados, a los asesinos locos y no tan locos, capaces en su fanatismo de matar a cualquiera. Imprescindibles en esa secuencia son también las armas y explosivos que circulan por el mundo en cantidades absurdamente ingentes y descontroladas. Y, por último, está la espectacular cobertura mediática de cada matanza. ¿Cómo evitar que dicha difusión no suponga también la publicidad del verdugo y su causa? Máxime cuando se extiende por el planeta la idea de que matar no siempre es malo. Que depende del método, la víctima o el verdugo implicados. Precisamente el pensamiento que abre y cierra este círculo espantoso.— Pablo González Caballero. Madrid.

De nuevo la barbarie terrorista ha vuelto a sembrar de vidas rotas el mundo. Ahora en Bélgica, como antes lo fue en Turquía, Burkina Faso, Francia, Reino Unido, Noruega, España o Estados Unidos. Se van reduciendo los nombres de las grandes capitales de países que quedan libres de estos criminales actos de barbarie protagonizados por terroristas de toda clase y condición. El fanatismo sectario de quienes los provocan no puede generar en el resto de las sociedades ni el miedo, ni la desesperación, ni el terror que ellos buscan. Y mucho menos el olvido. Vaya nuestra mayor solidaridad con todas las víctimas y sus familias. Necesitamos toda la unidad y toda la fortaleza para continuar sin cesar peleando contra cualquier terrorismo y contra cualquiera que les apoye. El mundo libre y democrático no puede rendirse jamás; y jamás vencerá el terrorismo en ningún lugar del planeta.— David García. Madrid.

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