Cartas al director

Nuestros seres queridos

Soy psicólogo y tengo la suerte de trabajar en un centro residencial con personas mayores, muchas de ellas con importantes trastornos neuropsicológicos. Para mí, la Navidad es una época muy emotiva ya que muchos familiares de estas personas mayores van a visitarlas e incluso, si alguno tiene suerte, se va a casa a pasar Nochebuena y Nochevieja con sus seres queridos. Pero tras este periodo navideño las aguas vuelven a su cauce y muchas de las familias vuelven a olvidarse de los más mayores y a centrarse en sus rutinas diarias: las rebajas, la televisión, el fútbol, el trabajo, etcétera. Y de n...

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Soy psicólogo y tengo la suerte de trabajar en un centro residencial con personas mayores, muchas de ellas con importantes trastornos neuropsicológicos. Para mí, la Navidad es una época muy emotiva ya que muchos familiares de estas personas mayores van a visitarlas e incluso, si alguno tiene suerte, se va a casa a pasar Nochebuena y Nochevieja con sus seres queridos. Pero tras este periodo navideño las aguas vuelven a su cauce y muchas de las familias vuelven a olvidarse de los más mayores y a centrarse en sus rutinas diarias: las rebajas, la televisión, el fútbol, el trabajo, etcétera. Y de nuevo los mayores vuelven a convertirse en los grandes olvidados. Deseo con ilusión un futuro en el que las familias no tengan que esperar a Navidad para realizar este tipo de acciones que pueden ser tan significativas para nuestros seres queridos. No hay nada tan emotivo como ver a un residente recibir a los suyos y las familias deberían saber que no hace falta esperar a Navidades para hacerles una visita. Y es que no hay mejor terapia que la de estar al lado de los que te quieren.— Manuel Isidro Guerrero Blanco.

 

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