Las arañas de Marte

A David Bowie le llegó el momento de dejar la cápsula. Ahora le pasa como a Major Tom, que los medios quieren saber qué ropa lleva

David Bowie cantando 'Rebel Rebel', en 1974.Gijsbert Hanekroot

A David Bowie le llegó el momento de dejar la cápsula. Ahora le pasa como a Major Tom, que los medios quieren saber qué ropa lleva. Yo le recuerdo con su mono sofisticado, botas de combate y guitarra, brillando sobre la basura de Heddon Street en la portada de Ascenso y caída de Ziggy Stardust y las Arañas de Marte. Era 1972, hacía frío y llovía, así que me sentí como una actriz cuando Cecilia —patrona de la música y amiga anglófila de mi madre— me trajo de Londres un LP recién llegado de Marte. Yo tenía dos veces Five Years y aprendí inglés para descifrar su código marciano:...

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A David Bowie le llegó el momento de dejar la cápsula. Ahora le pasa como a Major Tom, que los medios quieren saber qué ropa lleva. Yo le recuerdo con su mono sofisticado, botas de combate y guitarra, brillando sobre la basura de Heddon Street en la portada de Ascenso y caída de Ziggy Stardust y las Arañas de Marte. Era 1972, hacía frío y llovía, así que me sentí como una actriz cuando Cecilia —patrona de la música y amiga anglófila de mi madre— me trajo de Londres un LP recién llegado de Marte. Yo tenía dos veces Five Years y aprendí inglés para descifrar su código marciano: material subversivo. A los doce años, en el laberinto roto londinense, encontré ese callejón donde crece el brezo. Consideré declararme refugiada política y quedarme para siempre en Inglaterra, la tierra verde y gentil. Volví, Under Pressure, y todo empezó a cambiar.

Arañas bohemias exploraban el lado peligroso de una Barcelona preñada de rebeldía lisérgica. Fue una fiesta libertaria. Cualquier noche podía salir el sol, con flowers en los ojos y ganas de rock & roll. Tú, Duque, tres veces rechazaste los honores del Imperio Británico, y yo me convertí en una Lady de Alma Burlona y misterioso aire español. Llevé perfume y una tarjeta de crédito, conduje un escarabajo y jugué mis cartas con alguien que vio en mí una asesina. Ahora conozco mejor los cuchillos que laceraron tu mente de aladino. En el fondo, fue solo miedo de la habitación. Puede que la vida sea una performance —ya lo dijo Calderón—, pero nunca un punto de vista de pupila rota y color desigual. Huí, me recogieron unos niños descarriados que me llamaron Matricia. Toqué fondo en los desolados páramos de Rannoch, donde la subtancia se desintegra en el aire y los ciervos crecen para el rifle. Viendo pasar los trenes. Mi Lust for Life retornó con Iggy bajo un puente de Edimburgo. Desconfiando de las fóbicas, me hice amiga de las arañas. Ahora lleva tu nombre una especie en extinción: Bowie Heteropoda. WON-DER-FUL! Un mesias creativo, Rock & Handel.

Hoy las estrellas lucen diferentes. Hoy sé que el tiempo nos espera entre bambalinas, que el guion somos tú y yo, que el mundo está enfermo de verdad y nosotros también. 10, 9, 8, 7, 6, 5: despegué. Genio y figura: resucitas de tu lecho terminal, como Lázaro. No estás solo. Dejas caer Blackstar por tu cumpleaños y dos días más tarde dejas en tierra a una preciosa viuda, dos hijos naturales y muchos pródigos. Ashes to ceniza, dust to polvo. David Bowie que estás en los cielos, vela por nosotros. Solo somos unos pasajeros, pero… ¡vaya viaje! Envía, por favor, selfie desde Marte.

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