Tentaciones
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El presidente del gobierno se sienta en el banquillo

La webserie 'El Partido' es una mezcla entre las pelis de Leslie Nielsen y... las noticias diarias

Liliana López

El recién electo presidente del gobierno acaba sentando en un banquillo por culpa de una trama de corrupción. No, no es una profecía aunque, quién sabe, todo es posible en nuestra lisérgica arena política acelerada por la proximidad de unas elecciones históricas. En realidad se trata del argumento de la segunda temporada de El Partido, una hilarante webserie creada y dirigida por Alejando Rodrigo y producida por Lorena Lluch que ya está en pleno rodaje. La primera temporada de El Partido se rodó gracias a un premio del Notodo Filmfest (con un presupuesto de 7.500 eur...

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El recién electo presidente del gobierno acaba sentando en un banquillo por culpa de una trama de corrupción. No, no es una profecía aunque, quién sabe, todo es posible en nuestra lisérgica arena política acelerada por la proximidad de unas elecciones históricas. En realidad se trata del argumento de la segunda temporada de El Partido, una hilarante webserie creada y dirigida por Alejando Rodrigo y producida por Lorena Lluch que ya está en pleno rodaje. La primera temporada de El Partido se rodó gracias a un premio del Notodo Filmfest (con un presupuesto de 7.500 euros), y ahora puede verse en la plataforma Flooxer de Atresmedia.

Liliana López

Fernando Serrano (interpretado por Mario Tardón) es un don nadie, un trepa, un paleto de la política que el Partido Democrático Español (PDE) saca de una tranquila existencia en Bruselas para utilizar como hombre de paja cuando su verdadero líder da un paso atrás por culpa de un escándalo llamado Urbanset. Pero las cosas se van de madre cuando un muy peculiar asesor de imagen llamado Domingo (que interpreta Manuel Burque) entra en escena para llevarle a… quién sabe dónde. La pareja humorística es un engranaje bien engrasado: Serrano es un cabrón que a veces no lo tiene tan claro, hasta el punto de despertar ternura por su inocencia, empujado por un tipo egoísta, hedonista y sin escrúpulos de ningún tipo, que es su asesor más cercano.

Liliana López

Rodrigo venía bregado de dos años haciendo reportajes de humor político en compañía del cómico Antonio Castelo: “Ahí vi los cánones y estructuras de lo que es la comunicación política, y daba mucha miga para hacer una comedia”, explica, “por ejemplo, cómo enredar todo, cómo hablar sin decir nada, cómo tratar de darle la vuelta a la tortilla o el uso de frases hechas que rozan el ridículo”. Hay mucho de eso en la serie y también de las ganas de medrar a cualquier precio, de los tejemanejes de despacho, de echar balones fuera con todo descaro y hasta de montar tríos con señoras mayores para conseguir financiación. Sale Agustín Bravo as himself, dando un mitin del PDE en un asilo e incluso algún guiño a la realidad (como las tarjetas black o las preferentes) aunque no demasiados: “no quería caer en el chiste de actualidad que es algo que ya se hace en otros sitios y no iba a aportar nada a mi ficción”, dice el director.

Liliana López

En un casoplón de techos altos en Malasaña, Madrid, tenemos que andar con cuidado para no hacer ruido sobre el parquet crujiente. Silencio, se rueda. Mientras esperamos a que termine la escena uno de los regidores nos enseña la pantalla de su iPhone poniendo cara de sorpresa: un joven de 17 años ha agredido al presidente del Gobierno. De pronto, como si hubiéramos cruzado una puerta interdimensional, no sabemos si estamos del lado de la realidad o de la ficción. Al final lo del puñetazo era cierto.

Liliana López

“Muchísimas veces la realidad supera a una ficción tan alocada como esta”, dice Tardón sentado en el asiento de cuero de lo que en la serie es su despacho. “Para inspirarme a la hora de encarnar a mi personaje me basta encender la tele o abrir un periódico”, continúa. “Mi personaje es un poco como los que hacía Leslie Nielsen en las películas de ZAZ (por ejemplo, la saga Agárralo como puedas), es decir, alguien que hace las cosas más absurdas desde la absoluta seriedad”, apunta Burque.

En esta temporada, para más inri, el presidente electo es relegado (con un sueldo de la leche, eso sí) a un puesto de concejal de Urbanismo (tal vez el cargo que más ha hecho por destruir la economía patria en beneficio de unos pocos) en un Ayuntamiento de pueblo donde está retirado el fundador del Partido Democrático Español, “un héroe de la Transición, un gurú de la democracia”. Así contado recuerda bastante a Manuel Fraga en su retiro de oro gallego.

El director quería buscar un partido totalmente insulso, así que le puso el nombre más neutro posible: Partido, porque es un partido, Español, porque es español, y democrático, porque por el mero hecho de presentarse a las elecciones implica que eres demócrata. “En fin, que no quiere decir nada”, dice Rodrigo, que ya había rodado webseries como Libres o 100 Calabazas, y que ha militado en movimientos sociales desde la adolescencia.

“La primera temporada ha tenido gran feedback de la profesión, porque tiene una factura que no es normal para una webserie que, además, se suma a un código absurdo muy bien armado”, dice Burque. Los referentes para la creación de la serie son personajes como el protagonista de The Office (“un pez fuera del agua, un niño que solo quiere caer bien en un puesto que le viene grande”, en palabras del director) con un estética como la de House of Cards. “Se trata de contraponer un guión y acting muy cómico con una fotografía muy solemne”, dice Rodrigo.

¿Cómo está el panorama de la webseries? “Cuando vas a festivales internacionales ves que las españolas tienen más repercusión que las de cualquier otro país”, afirma el director, “será porque aquí, al no haber demasiadas alternativas, hay gente muy profesional haciendo este género en vez de trabajando en tele o en cine”. Así que el tema político, dada la coyuntura, es fundamental en la cultura de nuestra época. “El sector de la cultura ha sido de los más castigado por la crisis y también uno de los que primero se han levantado para ofrecer herramientas a los ciudadanos y plantar batalla”, reflexiona Tardón. Al menos aquí están muy concienciados: un miembro del equipo que no pudo votar por correo recorrerá 700 kilómetros el domingo para depositar su voto en una urna lejana.

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