Llegarás lejos

¿Cuántos amigos se les han ido? ¿Cuántos hermanos, primos, tíos, nueras, cuñados?

Emigrantes españoles se manifiestan en la puerta de Puerta de Brandenburgo. CORDON PRESS

Me dijeron "estudia y llegarás lejos". Y aquí estoy, a 2.300 kilómetros de mi casa. Estos días ese meme, esa frase, se ha hecho viral. La habrán visto convertida en algo así como una frase/póster en los muros de Facebook, las cuentas de Twitter y los perfiles de Instagram de muchos, especialmente de los más jóvenes. Lógico: saca una sonrisa triste a ellos, que han estudiado y han llegado tan lejos como les han llevado los ahorros y el avión.

No es de extrañar que un lema así se haya hecho viral. Poco es. Debería ser carne de las carcasas de los móviles, ahora que los amigos, he...

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Me dijeron "estudia y llegarás lejos". Y aquí estoy, a 2.300 kilómetros de mi casa. Estos días ese meme, esa frase, se ha hecho viral. La habrán visto convertida en algo así como una frase/póster en los muros de Facebook, las cuentas de Twitter y los perfiles de Instagram de muchos, especialmente de los más jóvenes. Lógico: saca una sonrisa triste a ellos, que han estudiado y han llegado tan lejos como les han llevado los ahorros y el avión.

No es de extrañar que un lema así se haya hecho viral. Poco es. Debería ser carne de las carcasas de los móviles, ahora que los amigos, hermanos, parejas de quienes se marchan seguramente ya hayan pasado la época de forrar las carpetas. Y eso que 2.300 kilómetros son poco. Apenas un Sevilla-Ámsterdam, un Madrid-Copenhague. No es tanto, ¿no?

Sí, lo es. ¿Cuántos amigos se les han ido? ¿Cuántos hermanos, primos, tíos, nueras, cuñados? Los míos se reparten de Ankara a Nueva York, de São Paulo a Toulouse, de Chicago a Guayaquil. Y la sangría no cesa. Justo hoy otra de esas amigas que se van y no volverán ni a por turrón, está volando para hacer las Américas. Otro cerebro que se fuga, otras manos que se van, otras 200 cañas de despedida. Y te tienes que alegrar, claro. "Es una oportunidad", sonríes mientras se te parte el corazón y piensas que no te quedan tantos días libres para tanto destino que visitar. Adiós, biólogos. Adiós, periodistas, psicólogos, traductores, economistas. Adiós, generación de treintañeros hiperpreparada que se desangra, gota a gota, para dejarnos solos, en conocimientos y querencias.

Siempre nos quedarán los virales sarcásticos. Y Skype.

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