Editorial

Demasiado humo

Toca exigir toda la información a Volkswagen e iniciar las investigaciones que sean necesarias para aclarar cómo el fraude también alcanzó grandes dimensiones en España

Instalaciones de Seat en Martorell (Barcelona).EFE

Seat reconoció ayer que ha montado unos 700.000 motores de Volkswagen en sus coches con el programa que hace trampas al pasar los controles de emisiones contaminantes. Es un primer paso, pero ni la filial española ni el grupo han aclarado hasta ahora cuáles son los modelos afectados, en qué año se vendieron y en qué mercados. No se sabe aún, por tanto, la dimensión del problema por países ni, en consecuencia, cuántos coches se vendieron aquí con los motores fraudulentos.

Pese a que Volkswagen sabía desde hace tiempo que este asunto le iba a estallar en las manos, no parece haber hecho l...

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Seat reconoció ayer que ha montado unos 700.000 motores de Volkswagen en sus coches con el programa que hace trampas al pasar los controles de emisiones contaminantes. Es un primer paso, pero ni la filial española ni el grupo han aclarado hasta ahora cuáles son los modelos afectados, en qué año se vendieron y en qué mercados. No se sabe aún, por tanto, la dimensión del problema por países ni, en consecuencia, cuántos coches se vendieron aquí con los motores fraudulentos.

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Pese a que Volkswagen sabía desde hace tiempo que este asunto le iba a estallar en las manos, no parece haber hecho los deberes en lo que a transparencia se refiere. Y la transparencia es el primer paso para recuperar una credibilidad muy dañada por un escándalo de enormes proporciones, que afecta además de forma indirecta a la salud pública. Además, la compañía debe ofrecer cuanto antes una respuesta a los clientes engañados.

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Las autoridades españolas tuvieron una reacción inicial de comprensión en la que solo parecía expresarse preocupación por las inversiones prometidas. En segunda instancia, han manifestado su inquietud por los conductores/consumidores y por las ayudas públicas prestadas bajo parámetros que ahora se demuestran falaces. Toca exigir toda la información a la empresa e iniciar las investigaciones que sean necesarias para aclarar cómo el fraude también alcanzó grandes dimensiones en España sin que saltara ninguna alarma.