“Trabajé de niña muerta en el hotel del terror”

La actriz hizo publicidad para ganarse un sueldo y estudió comunicación audiovisual

En Estados Unidos, las grandes estrellas de cine tienen pánico de actores como Bárbara Santa-Cruz (Madrid, 1983), que pertenece a una especie depredadora terrible de la pantalla: los robaplanos. Uno está, por ejemplo, viendo Tres bodas de más y a Inma Cuesta intentando ligar a Quim Gutiérrez y de repente solo tiene ojos para el personaje de la novia paralítica —al gagde porqué se quedó hemipléjica volveremos más tarde—, que encarna Santa-Cruz. Nieta del poeta José García Nieto, el nombre de esta actriz es uno de los más mencionados por los nuevos cineastas españolas. Dúctil, capaz de salir bellísima o convertirse en una bruja.

 

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