Cartas al director

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En las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, muchos españoles decidimos acabar con el bipartidismo. En las grandes ciudades se ha conseguido, no así en las zonas rurales, pero el hecho es que hemos cambiado del azul al rojo en muchos Ayuntamientos. Y esta vez unidos por un esperanzador arcoiris que nos obliga a dialogar, pactar y consensuar, un ejercicio muy saludable para la democracia. Aunque las declaraciones de todos los políticos siguen en la misma linea: todos han ganado. El cinismo está servido.

Nos enfrentamos con ilusión al cambio, aunque el Gobierno no está por la labo...

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En las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, muchos españoles decidimos acabar con el bipartidismo. En las grandes ciudades se ha conseguido, no así en las zonas rurales, pero el hecho es que hemos cambiado del azul al rojo en muchos Ayuntamientos. Y esta vez unidos por un esperanzador arcoiris que nos obliga a dialogar, pactar y consensuar, un ejercicio muy saludable para la democracia. Aunque las declaraciones de todos los políticos siguen en la misma linea: todos han ganado. El cinismo está servido.

Nos enfrentamos con ilusión al cambio, aunque el Gobierno no está por la labor de mover ni un ápice su política ni a sus representantes. ¡Allá ellos! En las generales nos veremos, porque los ciudadanos nunca se equivocan, ¿o sí?— Rosa Mª Moreno Martínez. Granada.

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Lo confieso: el domingo voté a Ada Colau en Barcelona. Algunos, los que siempre han creído que el poder solo les pertenece a ellos, dicen que soy un radical, un antisistema, un extremista. No me lo había planteado. Creo que la política debe de estar al servicio de los ciudadanos, que el urbanismo solo tiene sentido si piensa en las personas. Creo que el agua nunca puede ser un negocio. Creo en una ciudad equilibrada y justa, que atiende, en primer lugar, a los más vulnerables. Creo en la sanidad y en la educación pública. Creo en una cultura y en un deporte para todos. Creo que la vivienda es un derecho. Creo en la transparencia y en la participación. Creo en ciudades pensadas para vivir. Si eso es ser un radical y un antisistema, lo soy. Y ni siquiera me arrepiento.— Xavier Blanco. Barcelona.

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