Si esto es ‘detox’, pásame el whisky

Enero es el mes para depurarse, dictan muchas publicaciones dedicadas al “bienestar”, que se han extendido como la peste bubónica en los últimos tiempos

Enero era el mes de la cuesta, pero ahora es el mes detox, y uno no debe hacer nada más en él que depurarse. Así lo dictan muchas publicaciones dedicadas al “bienestar” -odiosa palabra donde las haya- que se han extendido como la peste bubónica en los últimos tiempos. “Os leo hablar de dietas detox y depurativas, y os imagino en fiestas comiendo uranio enriquecido”, escribía David Valdivia, del blog La Hora del Bagel, en el tuit más sensato que he le...

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Enero era el mes de la cuesta, pero ahora es el mes detox, y uno no debe hacer nada más en él que depurarse. Así lo dictan muchas publicaciones dedicadas al “bienestar” -odiosa palabra donde las haya- que se han extendido como la peste bubónica en los últimos tiempos. “Os leo hablar de dietas detox y depurativas, y os imagino en fiestas comiendo uranio enriquecido”, escribía David Valdivia, del blog La Hora del Bagel, en el tuit más sensato que he leído sobre el asunto.

No insistiré en lo ridículas que son estas purgas: a no ser que unos alienígenas te hayan abducido, robado el hígado y los riñones, y devuelto a la Tierra, no las necesitas para nada ya que dichos órganos te depuran todos los santos días de tu vida. Me gustaría más bien ridiculizar a una de sus defensoras, y por extensión, a toda la gente que esta haciendo dinero con falsas promesas de descarga de contaminantes.

Hace un par de semanas, Kara Rosen, autora del libro Plenish: zumos para estimular, limpiar y curar, fue invitada a aparecer en la sección Mi día en un plato del Daily Telegraph, en la que personajes diversos cuentan lo que comen hora a hora. Su relato es una catarata de clichés propios de los integristas de la comida limpia. 8.30: Tortilla de claras y té verde. 11.30: Zumo verde. 13.00: Ensalada con semillas de chía. 20.00: Ensalada de kale con aceite de argán. 21:30: Té de jengibre con un chorrito de limón. El clímax cómico llega cuando justifica las dos miserables tortitas de arroz inflado que toma porque le gusta “algo carby [con carbohidratos] en el almuerzo”.

Si esta dieta es verdadera, parece un milagro que Rosen no se haya desintegrado; si es medio falsa, debería pasar a los anales del postureo saludable. En cualquier caso, pronto comenzó a ser objeto de mofa en las redes sociales, que se llenaron de brillantes parodias: “6.00: Media semilla de manzana. 8.00: Una raya de cristal molido. 9.00: A la cama”.

Amo las verduras y las frutas, pienso que no hay que empapuzarse de grasa y azúcar para disfrutar comiendo, y defiendo siempre que puedo una alimentación sana sin histerias. Sin embargo, la rutina de la gurú detox me hizo suspirar por la del periodista Hunter S. Thompson. Empezaba con Chivas y cigarrillos a las 3 de la tarde, continuaba con cocaína, pasaba por hamburguesas con queso, patatas fritas, margaritas y LSD, y terminaba con somníferos a las 8.00 del día siguiente. Es lo que te pide el cuerpo cuando oyes a estos iluminados de la restricción: una buena dieta intox.

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